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Del asado al insulto de Leo Fernández al Cangrejo Cabrera: las 10 claves del Peñarol campeón del Apertura

El cruce fue evidente. Leo Fernández y el Cangrejo Cabrera se empezaron a insultar en pleno partido de Peñarol contra Racing en el Parque Viera. La cámara de televisión captó el momento en el que Leo invitó a pelear a su compañero afuera, lo que determinó la intervención de varios jugadores del equipo.

Parecía mentira, pero luego de solucionar el polvorín de los dirigentes, el técnico Diego Aguirre se veía ante un cortocircuito que se producía en el campo de juego en apenas cinco fechas del Torneo Apertura del Campeonato Uruguayo.

El incendio se apagó puertas adentro. Quedó como una anécdota de cancha. Esa fue una constante, el manejo del entrenador en las distintas situaciones que se le presentaron a lo largo del campeonato formaron parte de las claves del Peñarol campeón que repasa ESPN.

La guerra directriz

Uno de los aspectos en los que puso especial atención el técnico de Peñarol antes del inicio de la temporada fue la guerra que tenían los dirigentes entre sí. Semana a semana volaban bombas que se lanzaban a través de los medios de comunicación. El clima interno no era el adecuado. Ante esto, a pocos días del inicio del Apertura, el técnico Diego Aguirre organizó un asado en su casa. El DT invitó a dirigentes actuales y expresidentes del club. ¿Qué pidió Diego mientras picaba los chorizos y reponía el hielo para el whisky? “Le pedí a los dirigentes que jueguen en equipo, lo mismo que me piden a mí”, expresó el entrenador. Fue el inicio del fin de la batalla.

Apelar y garantizar un sistema

El técnico de Peñarol fue claro desde un primer momento con sus dirigidos en la transmisión de un sistema. Su equipo se paró siempre con línea de cuatro en el fondo, un doble cinco (con un volante de características de marca y otro con mayor manejo de la pelota), y tres volantes por delante de un delantero que fue referencia de área. El modelo fue un 4-2-3-1, que en algunos partidos cambió por un 4-4-2 utilizando a Leo Sequeira unos metros más arriba.

Rotación justa y necesaria

Cuando Peñarol comenzó a convivir con la doble actividad del Apertura y la CONMEBOL Libertadores, Diego Aguirre apeló a una rotación justa y necesaria.

El análisis permite concluir que el técnico de Peñarol armó una zaga que sufrió pocos retoques y que, una vez que confirmó a Javier Méndez en el puesto, la reiteró. Los fijos fueron Guzmán Rodríguez y Maximiliano Olivera. El doble cinco tuvo fijo a Damián García que, en la mayor parte de los partidos, fue acompañado por Gastón Ramírez. Cuando el 10 no fue de la partida alternaron Leo Fernández, Diego Sosa y hasta Eduardo Darias. Arriba la idea madre comenzó con tres volantes por detrás de Maxi Silvera. Pero la idea primaria fue mutando con la aparición de Leonardo Sequeira. Ello llevó a Aguirre a incluir al argentino en el equipo, a veces por banda, y en otras oportunidades acompañando a Silvera por el centro del ataque. Previo al debut en la CONMEBOL Libertadores contra Rosario Central, Aguirre metió siete cambios para enfrentar a Deportivo Maldonado. El partido le costó y en el segundo tiempo debió apelar a los titulares para ganar.

El cruce de Leo y el Cangrejo

En la quinta fecha del Apertura, cuando Peñarol visitó a Racing en el Viera, se produjo un cortocircuito entre Leonardo Fernández y Javier Cabrera en pleno partido. ¿Qué pasó? El Cangrejo le recriminó a su compañero que no le había pasado la pelota y Leo explotó y lo comenzó a insultar a viva voz. Incluso, en determinado momento, lo desafió a pelear afuera. Fue tan evidente la discusión que debieron intervenir varios compañeros para terminar con el tema. Aguirre volvió a solucionar el diferendo puertas adentro. El incendio se apagó solo, sin que nadie saliera a decir nada.

Defensa menos vencida y Méndez en la zaga

Cada vez que el brasileño Leo Coelho cometía un error el murmullo del estadio era evidente. Eso llevó al zaguero a perder la confianza y la titularidad en el equipo. La quinta fecha del Apertura marcó un punto de quiebre en Peñarol por dos motivos: primero porque el DT colocó a Javier Méndez de zaguero, y después porque al partido siguiente, el clásico ante Nacional, reiteró por primera vez el equipo. Con el volante jugando como zaguero, Peñarol ganó solvencia atrás al punto de convertirse en el equipo que menos goles recibió (seis) y su arco está invicto en el Campeón del Siglo.

Maxi Silvera, canto al sacrificio

Cuando el gol se le negaba, se retiraba bajo una cortina de aplausos del campo de juego del Campeón del Siglo. La gente, que se ponía de pie cuando lo sacaban, reconocía su esfuerzo. Maximiliano Silvera fue un canto al sacrificio. Jamás una mala cara, nunca una protesta a un compañero, siempre positivo y aportando para el equipo desde donde le tocara. El paso del tiempo lo premió con el gol.

Todos van a jugar

Lo que pasó con Maxi Silvera, que se convirtió en un jugador de rol que fue al sacrificio y liberó espacios para que Leo Sequeira fuera el goleador del equipo, va de la mano con el entendimiento de los roles. Aguirre dijo que un detalle en el que repara con su cuerpo técnico es en la atención a los suplentes: “Nosotros nos ocupamos mucho de los que no juegan, les prestamos más atención a los que no juegan que a los que juegan, para tenerlos activos y sientan que los tomamos en cuenta y respondan cuando los precisas”.

La pelota quieta

A nadie escapa que Peñarol tiene un arma letal en los pies de Leo Fernández y que, en muchos partidos, sacó provecho de la pegada del volante. Justamente, con esas acciones de balón detenido, Leo sacó de los pelos a Peñarol en varios partidos donde las cosas no salían.

Jugarse por Gastón Ramírez

Desde el inicio del período de pases, Aguirre insistió en la contratación de Gastón Ramírez pese a las dudas de varios dirigentes. El DT lo colocó como doble 5 al lado de Damián García. Su inicio generó más dudas que certezas debido a que, en la primera fecha ante Cerro Largo, abandonó la cancha a los 25 minutos del primer partido por una lesión. Aguirre solucionó el tema con varias alternativas. A saber: llegó a retrasar unos metros a Leo Fernández y jugó con Diego Sosa y Eduardo Darias. Cuando volvió, el aporte de Ramírez fue fundamental.

El director técnico

Partiendo de la construcción del plantel, el asado que organizó para terminar con la guerra directriz, la forma en que apagó el incendio entre dos jugadores, la rotación justa y necesaria, y las decisiones que tomó partido a partido, a nadie escapa la influencia del técnico Diego Aguirre en la conquista del Torneo Apertura.