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La increíble historia del inicio de la era Tabárez con hinchas entrenando con el equipo

La Selección Uruguaya salía de un proceso traumático. Aún resonaban en el ambiente las dificultades del famoso viaje de Uruguay a Sidney para enfrentar a Australia por un lugar en el Mundial de Alemania 2006. La celeste quedó afuera por penales. Y se desencadenó la furia. Se elevaron voces contra los dirigentes, las instalaciones de la concentración del Complejo Celeste, los pasajes de avión que remitía la AUF a los jugadores para que viajaran desde Europa en clase turista, entre otras cosas.

Unos meses después de aquella eliminación desembarcó el maestro Oscar Tabárez en la selección. El 8 de marzo de 2006 fue presentado oficialmente en la AUF. En el horizonte esperaban dos amistosos previstos para mayo contra Irlanda del Norte y Rumania.

El cuerpo técnico puso manos a la obra para elaborar la lista de jugadores tomando como base el grupo seleccionado con el que había trabajado su antecesor Jorge Fossati.

Lo que jamás imaginaron Tabárez y sus colaboradores, Celso Otero y Mario Rebollo, fue el grado de desorganización que reinaba en la gerencia deportiva de la AUF ocupada entonces por Osvaldo Giménez. Cuando fueron a llamar a los jugadores se encontraron con un detalle: ¡En la AUF no había agenda de teléfonos!

Aquella primera tarea de llamar a los jugadores se le encomendó a Otero.

“Fuimos a la AUF y no había ningún teléfono de los jugadores. Y tuvimos que llamarlos desde la sede de quienes tenían los teléfonos que eran las oficinas de Tenfield”, reveló en el libro Maestro, el legado de Tabárez.

Fue así que a Otero lo pusieron en contacto con el funcionario de Tenfield, Edward Yern, porque era la persona que tenía los teléfonos de los futbolistas que militaban en el exterior.

“Yo hablaba con él y él me conectaba con el jugador a través de una triangulación porque estaba establecido así. Para mí fue bueno porque me abrieron puertas que yo no tenía abiertas para comunicarme con los jugadores”, expresó Otero.

Y ahí comenzaron a chocar con otro tema, como la inmensa mayoría de los jugadores estaba de vacaciones en Europa, no atendían el llamado de la selección. Un hecho que, con el paso del tiempo, el Pollo Rubén Olivera reconoció como un error al ser uno de los que se negó a responder el llamado.

Aquella problemática que vivió Otero al inicio, la padeció tiempo después el nuevo gerente deportivo, Eduardo Belza.

“Cuando entré acá no había nada. Con los clubes de Europa no había ninguna relación. Los contactos con los jugadores eran por teléfono y muchas veces no te atendían el teléfono o te atendía la empleada y no te pasaban. Me pasó muchas veces”, reconoció en el libro mencionado.

Maestro, no vaya
Los jugadores convocados por Tabárez para los partidos contra Irlanda del Norte y Rumania fueron Fabián Carini (Cagliari), Sebastián Viera (Villarreal), Carlos Diogo (Real Madrid), Diego López (Cagliari), Diego Lugano (San Pablo), Darío Rodríguez (Schalke 04), Guillermo Rodríguez (Racing de Lens), Andrés Scotti (Rubin Kazan), Carlos Valdez (Treviso), Gustavo Varela (Schalke), Fabián Canobbio (Celta), Pablo García (Real Madrid), Guillermo Giacomazzi (Lecce), Ruben Olivera (Juventus), Diego Pérez (Monaco), Álvaro Recoba (Inter), Sebastián Abreu (Dorados), Fabián Estoyanoff (Cádiz), Diego Forlán (Villarreal), Richard Núñez (Pachuca), Vicente Sánchez (Toluca), Gonzalo Vargas (Gimnasia) y Marcelo Zalayeta (Juventus).

De todos los convocados, Olivera y Zalayeta no atendieron el llamado. Y, por distintas circunstancias, no formaron parte del plantel: Sebastián Viera, Carlos Diogo, Diego López, Diego Lugano, Darío Rodríguez, Guillermo Rodríguez, Gustavo Varela, Fabián Canobbio, Álvaro Recoba, Diego Forlán, Richard Núñez y Vicente Sánchez.

Ante esto el DT citó y llevó del medio local a Óscar Castro, Martín Díaz, Sebastián Fernández, Jorge Fucile, Diego Godín, Álvaro González, Marcelo González, Walter López y el juvenil Juan Surraco.

Vistas las dificultades, en determinado momento el entonces presidente de la AUF, Eugenio Figueredo, le sugirió a Tabárez que no fuera a la gira.

“Pero como no voy a ir a la gira… ¡Tengo que ir! Pero usted me tiene que garantizar, no lo de los jugadores, porque de eso me encargo yo, pero sí que yo antes de la gira voy a tener unos 10 días para trabajar”, respondió el entrenador.

La primera charla
El cuerpo técnico del seleccionado se encontró con los jugadores en Nueva Jersey, sede del primer partido contra Irlanda del Norte. Frente al grupo, Tabárez tomó la palabra.

“Ustedes nos tienen que dar un voto de confianza, creerme que vamos a hacer algo nuevo, distinto. No es que sea mejor ni peor que lo que había, es algo que no se ha hecho y lo consideramos esencial. Pero hay que tener adhesión y adhesión quiere decir por ejemplo, saber que en el Uruguay hay gente que dice que los futbolistas que vienen de otros medios vienen a robar el dinero, que no meten la pierna, que se esfuerzan mucho más en los equipos en los que juegan que en la selección”.

Y agregó: “Yo estoy convencido de que eso no es cierto pero de ninguna manera tiene que servir de excusa esto para bajar la guardia y perder la adhesión. Eso y tampoco renuncias a jugar en la selección. Eso no sirve. Es más valiente y más honesto decir no estoy en la selección porque eso no me gusta”.

Entrenar con hinchas
Cuando llegó el momento del primer entrenamiento el grupo no llegaba a tener 22 jugadores para realizar un movimiento táctico, por lo que no dudaron en recurrir a gente que estaba en la tribuna mirando la práctica para que dieran una mano.

“La primera práctica fue muy particular porque éramos pocos y recuerdo que llegaron a meterse hinchas para hacer el táctico. Sí, como algunos compañeros llegaban muy sobre la fecha, se les pidió a algunos hinchas que dieran una mano”, reveló el zaguero Andrés Scotti en el libro Maestro, el legado de Tabárez.

El técnico paró un equipo titular y del otro lado se armó un rejuntado con los asistentes y un par de hinchas de la tribuna. “Era el reflejo del Uruguay de ese tiempo. No completábamos ni el banco de suplentes lo que llevó a que citaran de apuro a algunos jugadores del medio local. En esa gira aparecieron jugadores jóvenes como Fucile, el Monito Pereira, Nacho Ithurralde, Juancito Surraco”, dijo Scotti.

Un 21 de mayo de 2006, Uruguay venció a Irlanda del Norte 1 a 0 con de Fabián Estoyanoff. Dos días después superó 2-0 a Rumania en Los Ángeles.

“El costo valió la pena. No íbamos a los mundiales, no había partidos, no había credibilidad, la selección no era aceptada por la gente. A pesar de todos los problemas, nada se compara al prestigio de jugar con la selección”, reveló Diego Lugano, un hombre que durante muchos años lució el brazalete de capitán de la celeste. Un brazalete que terminó heredando, y conserva hasta el día de hoy, el único sobreviviente de aquel primer partido de la era Tabárez: Diego Godín.

El partido del 21 de mayo de 2006:

URUGUAY (1): Fabián Carini; Andrés Scotti, Carlos Valdez, Diego Godín y Walter López; Diego Pérez, Pablo García y Guillermo Giacomazzi; Fabián Estoyanoff (78`Juan Surraco), Sebastián Abreu y Gonzalo Vargas. DT: Oscar Tabárez

Suplentes: Oscar Castro, Jorge Fucile, Marcelo González, Martín Díaz, Álvaro González y Sebastián Fernández

IRLANDA DEL NORTE (0): Ingham, Duff, Murdock, Craigan, Capaldi, Jones (60 Thopson), Davis, Clingan, Hughes (75 Shiels), Quinn (82 Lafferty) y Sproule.

GOL: 32’ Estoyanoff (U)

AMONESTADOS: Scotti, Giacomazzi y Diego Pérez

JUEZ: Alex Prus (Estados Unidos)

CANCHA: Giants Stadium de Nueva Jersey