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Secretos, frases y la intimidad del descubrimiento de Nacional de Marcelo Gallardo, uno de los mejores DT de América

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Gallardo: 'El día de mi primer entrenamiento como técnico tuve miedo' (7:15)

El Muñeco contó, en F90, cómo fueron sus inicios en Nacional, que al séptimo partido lo quisieron echar y de sus formas genuinas de manejarse. (7:15)

“Noooo, déjame quieto, yo no quiero dirigir ahora…”. La tranquilidad habitual. La voz apenas audible. Y la mano derecha acomodando el pelo detrás de la oreja para argumentar: “Quiero descansar dos años, disfrutar, prepararme, ir a Europa a estudiar, no, no, ahora no, no es el momento”.

La misión parecía que abortaba aquella mañana en el apartamento del barrio de Núñez. Aquella decisión de la mesa chica de la directiva de Nacional chocaba con la negativa del elegido.

Pero el encargado de la misión no desistió. Por el contrario, apeló a todos sus recursos… “Pero pará Marcelo, es Nacional. Te banca el presidente, la gente te quiere, conocés a los jugadores. Mirá que no todos los días te llega una oportunidad así. Es un equipo grande, una oportunidad de oro”. El silencio gobernó la escena.

Daniel Enríquez, gerente deportivo de Nacional, lo miró a los ojos esperando una reacción. Marcelo Gallardo se acomodó en el sillón. En su pensamiento tenía definido esperar por el club de sus amores: River Plate. Pero el Muñeco tiene un don de persona agradecida. Y en ese momento deben haber desfilado cientos de imágenes por su mente: el recibimiento, la lesión, la operación, el aguante del presidente, la promesa al pie de una camilla, el regreso, el campeonato y sus compañeros levantándolo por el aire y cantando: “El Muñe no se va, no se va, el Muñe no se va”.

Marcelo pidió dos días para responder. Teniendo en cuenta la convicción de Gallardo, aquel pedido de tiempo fue todo un logro para el gerente deportivo de Nacional. Pero la realidad es que Enríquez volvió a Montevideo sin muchas esperanzas de que Gallardo aceptara la propuesta de convertirse en el DT de Nacional. Los dirigentes no se quedaron de brazos cruzados, por el contrario, siguieron adelante con otras gestiones y se reunieron con Eduardo Favaro, otro de los candidatos a asumir la conducción del plantel en lugar de Juan Ramón Carrasco.

Hasta que llegó el llamado tan esperado. “Dani, vamos a juntarnos”, propuso Gallardo desde el otro lado del Río de la Plata. Esta vez la reunión se realizó en territorio “neutral”. Nacional y el Muñeco pusieron un lugar intermedio: el departamento de Colonia.

MUCHO GUSTO, SOY TULBOVITZ
La reunión se desarrolló en el hotel Radisson. Pese a que jamás había dirigido, Gallardo tenía su cuerpo técnico armado. Pero allí se encontró con que los dirigentes la propusieron incorporar al profesor Marcelo Tulbovitz. Marcelo es un profesional con largo recorrido y reconocido por su particular forma de motivar y arengar a los jugadores en el calentamiento previo a los partidos. El profe fue llamado de apuro para que viajara a Colonia donde le trasladaron la propuesta y le presentaron a Gallardo. Jamás imaginó que aquel encuentro marcaría un antes y un después en su carrera.

El lunes 4 de julio de 2011, Marcelo Gallardo fue presentado por primera vez como entrenador.

El Muñeco fue a la sede social de Nacional acompañado por su ayudante técnico, Matías Biscay, y el preparador físico Marcelo Tulbovitz. El resto del cuerpo técnico se componía con Pablo Rodríguez (técnico de Tercera), Tabaré Alonso (entrenador de golero) y Hernán Buján.

Intentaremos jugar al fútbol, es lo principal. Darle al club lo que su historia refleja. Por acá pasaron grandes jugadores y uno debe seguir esa línea, plasmar una idea que no se aparte de la historia del Club Nacional de Fútbol. Vamos a jugar con una línea de cuatro atrás y luego pueden ser tres volantes, un enganche y dos puntas o tres volantes y tres delanteros”, expresó Gallardo aquel día.

De allí lo llevaron a Los Céspedes donde lo esperaba el plantel que, curiosamente, estaba compuesto por varios de sus excompañeros con los que había celebrado el campeonato unos meses antes.

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7:15
Gallardo: 'El día de mi primer entrenamiento como técnico tuve miedo'

El Muñeco contó, en F90, cómo fueron sus inicios en Nacional, que al séptimo partido lo quisieron echar y de sus formas genuinas de manejarse.

En la conferencia de prensa de presentación, justamente le habían preguntado por ese punto. Y Marcelo respondió: “No lo veo a eso como algo negativo, sí positivo, porque conozco el vestuario, a los jugadores y a las personas. Eso me da la posibilidad de un mayor conocimiento que juega a mi favor y también a favor de ellos. Es un orgullo dirigir a quienes hasta hace poco fueron mis compañeros”.

Pero una cosa es decirlo y otra llevarlo a la práctica. Con 36 años de edad y realizando su primera experiencia, el Muñeco se paró delante de su grupo y marcó la cancha de primera. ¿Qué dijo? “El primer día fue cortito lo que dijo: ‘Muchachos yo hoy estoy de este lado, voy a tomar decisiones pero todos somos iguales. La diferencia es que voy a estar acá, tengo otro rol, pero soy la persona de siempre’, reveló el entonces delantero de aquel equipo, Richard Porta, en charla con ESPN.

Porta agregó que al grupo lo invadía la incertidumbre. “Cuando tomó la decisión de asumir como entrenador fue un desafío para todos porque no sabíamos cómo sería el trato. Marcelo, por haber sido compañeros unos meses antes, sabía todas las internas, cada cosa de nosotros y la verdad que lo manejó con una naturalidad tan grande que respetó y potenció al grupo”.

“Fue normal el cambio, en realidad siguió siendo uno más, desde su rol. Yo estuve durante la pretemporada porque después me fui. ¿Cómo le decíamos? Muñe le decíamos, como cuando jugaba”, reveló el lateral Julián Perujo a ESPN.

LA SINCERIDAD DEL MUÑECO
Julián Perujo no fue más que un compañero del Muñeco en Nacional. Se transformó en su compañero de viaje rumbo a Los Céspedes. Todos los días juntos desde Pocitos al lugar de entrenamiento compartiendo mate e innumerables charlas. Es más, en la concentración tricolor compartían la habitación junto con Richard Porta.

Pese a ello, Julián no formó parte del Nacional de Gallardo entrenador. “Yo tenía un año más de contrato y tuvimos una charla donde me dijo claramente que yo tenía dos jugadores por delante, pero que, pese a ello, no quería que me fuera. Yo venía de un semestre difícil porque Carrasco no me había tenido en cuenta y quería jugar. Y en eso apareció Defensor”, rememoró Perujo en diálogo con ESPN.

El lateral, que actualmente defiende a Cerrito, lejos de sentir rencor, le reconoce a Gallardo su don de gente: “Fue sincero conmigo, en todo momento me dijo que no quería me que fuera, que sabía que tenía contrato pero que tuviese en cuenta que tenía dos jugadores por delante que eran el Pichón Núñez y Gabriel Marques. Hice la pretemporada con Nacional con él como técnico y decidí irme a Defensor”.

El 8 de julio, el plantel sumó un refuerzo de lujo: el Chino Álvaro Recoba, que pese a no tener contrato firmado, comenzó a entrenar. “Hablé con Gallardo y le encantó mi pensamiento. Tenemos la misma edad, hay respeto entre ambos y espero dar todo de mí y aprender también”, expresó el jugador aquella mañana.

Al día siguiente se bajó el capitán Alejandro Lembo que, sorpresivamente, emigró a Argentina para defender a Belgrano de Córdoba. Con anterioridad habían sido traspasados Mauricio Pereyra a Parma y el Morro Santiago García a Athlético Paranaense. Tiempo después, el Nacional de Gallardo se quedaría sin una de sus jóvenes promesas cuando Liverpool de Inglaterra compró el pase de Sebastián Coates.

A la hora de las incorporaciones, además de la ya mencionada del Chino Recoba, Nacional puso la mira en tres delanteros: Javier Chevantón, Rodrigo López y Joaquín Boghossian.

Para el inicio de la pretemporada se sumó el lateral Diego Placente. Otro argentino que llegó fue Raúl Poclaba, un desconocido de 20 años que en el verano había realizado su primera pretemporada con Racing Club de Avellaneda. Acaso este tema de las incorporaciones haya sido el único que quedó en el debe del pasaje de Marcelo Gallardo por los tricolores. Es que de todos los jugadores extrajeron que se sumaron al grupo el único que dio la talla fue Israel Damonte.

Diego Placente fue bancado por Gallardo pese a que era discutido por un sector de la hinchada. El resto brilló por su ausencia, a saber: Raúl Poclaba (jugó 45 minutos contra River y desapareció del equipo), Matías Sosa (terminó siendo cedido a River Plate) y Marcos Aguirre (jugó en cuenta gotas).

EL "CAJETILLA" DE NÚÑEZ
El lunes 18 de julio se iniciaron los trabajos de pretemporada en Colonia y dos días después el equipo disputó su primer partido amistoso ante Plaza en el Supicci, al que vencieron 2-0 con goles de Tabaré Viudez. La formación que colocó Gallardo en cancha fue con un 4-3-3 con Rodrigo Muñoz; Gabriel Marques, Jadson Viera, Alexis Rolín y Mathías Abero; Maximiliano Calzada, Anderson Silva y Matías Sosa (argentino que estaba a prueba); Tabaré Viudez, Richard Porta y Renato César.

Cinco días después el equipo disputó su primer amistoso internacional perdiendo 2-0 con Godoy Cruz. Los tricolores formaron con Muñoz; Marques, Jadson Viera, Poclaba y Placente; Calzada, Renato César, Matías Cabrera y Peralta; Viudez y Porta.

¿Qué pedía Gallardo a sus dirigidos? “Cosas concretas, sencillas, que sabía que podíamos hacer, que eran aplicables a la cancha”, comenzó diciendo Porta a ESPN.

El exdelantero agregó: “A nivel juego nunca buscó hacer cosas raras, todos los trabajos eran siempre de menos a más, nunca te sacaba una libreta para experimentar. Ello llevó a una confianza interna y se armó una comunión muy linda. No importaba quien jugara, de hecho había mucho nenes para pocos caballos en ese plantel, pero nunca hubo una cara larga, al contrario, todos tirando para el mismo lado”.

El zaguero Sebastián Coates compartió los primeros días del Muñeco como entrenador antes de ser transferido a Liverpool y comentó en charla con ESPN. “Yo estuve un par de semanas con él y creo que lo que más sabe es manejar un grupo. Después obviamente tiene su ideas y las ha plasmado muy buen en River pero cuando pasó de ser compañero a entrenador, que es bastante complicado ese cambio por la confianza que tienen los compañeros, porque ya dejás de ser del grupo de jugadores y tenés que tomar decisiones como las que tomó, demostró que tenía mucha personalidad para ser entrenador”.

La pretemporada del equipo fue buena pero los dirigentes seguían recibiendo críticas, como reveló el exgerente deportivo Daniel Enríquez en una nota con el diario Olé.

“Claro, el tipo era argentino. “Cajetilla”, decían: no lo conocían. Marcelo siempre me decía: ‘Dani, mirá que yo no soy de Núñez, eh, no soy Nacional o River: yo soy de Merlo, eso soy’. Era bravo el tipo, se la bancaba”. Y se la bancó. Al punto tal que, en determinado momento del año, decidió quedarse a vivir en la concentración de Nacional.

“Junto con su cuerpo técnico se fueron a vivir a Los Céspedes. Él decía para qué voy a ir al apartamento si estoy solo, y se quedó a dormir en Los Céspedes. Se instaló ahí”, recordó Porta.

Todos destacaron la personalidad de Gallardo como un punto alto de su carrera. En Nacional se plantó cuando Daniel Enríquez pretendió incorporar al zaguero ex-Peñarol, Joe Bizera primero, y Sergio Rodríguez después. Luego de superar la tormenta Gallardo encarriló la locomotora tricolor rumbo al campeonato. Su primer ciclo como entrenador terminó con gloria. Fue el inicio de una carrera que lo tiene entre los técnicos más destacados de América.

En la despedida, el presidente Ricardo Alarcón expresó: “Quiero manifestar la alegría de que nuestros técnicos se retiren del club siendo campeones. Así que muchachos, fue un gusto tenerlos acá, que nos hayan acompañado en esta difícil tarea, haber compartido con ustedes este largo campeonato y las puertas del club están abiertas. Para el Club Nacional de Fútbol es un enorme placer trabajar, no solamente en la promoción de grandes jugadores, sino también compartir en la formación de grandes técnicos. Muchísimas gracias”.

Su alocución se cerró con un aplauso. Acto seguido tomó la palabra Gallardo. “La palabra abandono es fea, no viene al caso. Es una decisión meditada, es una sensación de alegría y tristeza porque como bien decía ayer y como le comuniqué al presidente esta tarde, viví en estos dos años momentos increíbles, primero como jugador y luego como técnico. En ese lapso de dos años ligado al club me voy con muchísimos recuerdos y con muchos buenos amigos”, comenzó diciendo el Muñeco.

Gallardo agregó: “Indudablemente acá pesa más una decisión familiar, tomar la decisión de poder reencontrarme con los míos después de dos años de distanciamiento. Es momento de reencontrarme con ellos. Acá no hay un doble discurso, no hay ningún tipo de especulación, simplemente me voy con la sensación de que hemos cumplido los objetivos que nos propusimos”.

Y concluyó con un mensaje: “Quiero decirle a toda la gente de Nacional, al hincha, a todo el apasionado de este glorioso club que me ha tratado de una manera maravillosa, que me llevo un cariño enorme, que los voy a tener en mi corazón”.

Gallardo dejó una huella imborrable en Nacional. Y a pesar de todo lo que ganó, jamás perdió su humildad, como le dijo aquella vez a Daniel Enríquez, “mirá que yo soy de Merlo”.

Y su espíritu quedó fielmente reflejado en la anécdota que contó Richar Porta. “Yo estaba trabajando como ayudante de Eduardo Acevedo y lo llamé para viajar a mirar sus entrenamientos. Me dice una fecha y cuando voy coincide con las semifinales contra Boca por la Libertadores. Pah justo esta semana me toca, pensé, no me va a dar bola. Pero llegué y me encontré con el mismo tipo que conocí en 2010, con la misma sencillez, gentileza, humildad, pese a lo que se jugaba. Era un ícono de River, venía de ganar Libertadores, el campeonato local, pero me encontré con la misma persona”.