Las Leoncitas finiquitaron su año jugando el partido por el cual se prepararon desde comienzo de la temporada, si bien el resultado no fue el esperado la representación que tuvieron las chicas con la camiseta argentina dentro del campo hizo que salieran victoriosas a pesar de no reflejarlo en el marcador y una pieza clave en el plantel –Valentina Férola- se expresó al respecto.
Pese a que el hecho más fresco en la memoria popular es la final del mundo ante Países Bajos, el camino de este seleccionado junior comenzó mucho antes que el Mundial de Santiago de Chile, Las Leoncitas viajaron a Barbados para disputar el Panamericano de esta categoría y, aunque no lograr la presea dorada, (cayeron por penales ante Estados Unidos) consiguieron el pasaje a la capital chilena para la máxima cita.
“Fue un camino no tan largo, por el nuevo calendario Junior pero fue un gran proceso. Para mi esta camiseta es lo más grande que hay y entrenar a este equipo es un orgullo” mencionó el entrenador de la delegación Juan Martín López, antes de cruzar la cordillera.
Las argentinas en la final del mundo comenzaron ganando el partido ante Países Bajos pero la jerarquía del rival hizo que se produzca el empate y en los shoot-outs haya supremacía europea, pero el reproche nunca fue parte y así lo mencionó Valentina Férola: “Está claro que queríamos la de oro, pero con el pasar de los días nos fuimos dando cuenta del valor que tiene lo que conseguimos y más todavía por todo el esfuerzo que hicimos. Para mí, logramos algo mucho más importante y lindo, que en una final del mundo el que no era neerlandés hinchara por nosotras, por Argentina. Y eso es puro mérito nuestro, por lo que trasmitimos y generamos”.
El seleccionado sub 21 arribó a Santiago de Chile sin haber disputado amistosos previos ante sus rivales así que la preparación no estaba completa: “Fue un hermoso proceso obviamente con su parte dura, pero necesaria, que tuvo un gran cierre. Cómo equipo, nos propusimos desde el día uno ir paso a paso, enfocándonos en un rival a la vez y a medida que fueron pasando lo partidos nos fuimos ilusionado más y más al compararnos con los otros equipos, cosa que en el año no pudimos porque no tuvimos la oportunidad de medirnos a nivel internacional”, hizo énfasis la jugadora del Club Italiano.
Si bien Argentina tuvo esas falencias trató de reemplazarlas con distintos partidos a lo largo del año ante clubes de primera división o encuentros ante caballeros y amistosos ante Las Leonas para levantar el nivel de los entrenamientos propuestos por el cuerpo técnico. “Nos fuimos felices y mejores de lo que llegamos, porque sabemos que hasta que a uno no le toca vivir cosas así, no entiende todo el sacrifico qué hay detrás de ponerse la camiseta de argentina. Somos todas muy jóvenes y estoy segura de que a muchas de mis compañeras les va a tocar seguir representado a nuestro país por lo grandísimas jugadoras que son. Me llevo un montón de cosas aprendidas tanto en lo deportivo como en lo personal por parte de los entrenadores, un gran grupo de compañeras que durante 15 días fueron familia y amigas que van a quedar para siempre”, cerró Valentina.
Muchas de estas chicas que representaron a la Argentina en un mundial se despidieron de su proceso Junior –por cuestiones de edad- a la espera de tener una chance en el mayor, otras seguirán tratando de pertenecer a Las Leoncitas y apostar a disputar otra Copa Mundial, lo cierto es que la medalla lograda en Santiago de Chile muestra que las albicelestes llegaron a una final y lograron un segundo puesto, pero la realidad es que lo que consiguieron no se deja ver a simple vista; porque vale más que una plata u oro, lo cosechado por este grupo de pequeñas Leonas les quedará para siempre, en el lado izquierdo del pecho, escondido para los que creen que solo gana el que sale campeón.