LAS VEGAS (ESPNdeportes.com) -- Cuando en la conferencia de prensa post combates se comunicó que el Dr. Tony Alamo, de la Comisión Atlética de Nevada, tenía un anuncio que hacer, quedó en claro que no serían buenas noticias.
Apenas unos minutos antes la función estelarizada por el combate entre Marco Antonio Barrera y Robbie Peden había llegado a su fin.
Sin embargo, no se trataba de los protagonistas estelares, sino de lo ocurrido en la pelea en la que el mexicano Jesús Chávez le dio una paliza al estadounidense Leavander Johnson, arrebatándole el título de los ligeros de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) pero, fundamentalmente, enviándolo al hospital.
"Lamentablemente, el señor Johnson se descompuso en los camarinos tras la pelea y debió ser hospitalizado. Sufrió una hemorragia cerebral y debió ser operado para removerla. Ahora está en manos de Dios", fueron las lacónicas palabra del Dr. Alamo.
En ese momento, la atmósfera cambió por completo en el centro de prensa. Y aunque Oscar de la Hoya intentó salir del paso con una frase de rigor, la preocupación se instaló entre los presentes.
Sin embargo, la noticia no tomó enteramente por sorpresa a todo el mundo.
Días antes de la pelea, el estado de Johnson había sido tema de discusión en los pasillos del hotel MGM Grand.
Sendai Tanaka, co-entrenador de Barrera, por ejemplo, le había comentado a este columnista que le había llamado la atención la expresión perdida y el modo errático de moverse de Johsnon en los días previos.
Claro, lamentablemente casi por instinto uno cae en cierta desidia y prefiere creer que la cosa no ers tan grave.
Lo cierto es que Tanaka lamentablemente tenía razon.
Johnson fue internado en el University Medical Center de Las Vegas y operado por el dr. William Smith, quien admitió que si el proceso se hubiera retrasado sólo 30 minutos, Johnson habría llegado muerto al hospital.
Dos días más tarde, el lunes, Johnson, de 35 años de edad, fue operado nuevamente y el parte médico era esperanzador.
Pero todo se complicó el jueves. Finalmente, Johnson fue declarado muerto a las 4.23pm, cuando los médicos admitieron que ya no había nada por hacer.
Uno de cada cuatro casos de este tipo de hemorragia cerebral termina en la muerte del paciente, según revelaron los profesionales.
UNA ESTADÍSTICA QUE ASUSTA
Johnson se convirtió el segundo caso de un pugilista fallecido en Las Vegas en menos de tres meses. A principios de julio pasado, había perdido la vida el mexicano Martín "Bombero" Sánchez, tras haber sido derrotado por el ruso Rustam Nagaev.
Según el estadígrafo Joseph. R. Svinth, autor del informe "Death under the Spotlight: The Manuel Velazquez Boxing Fatality Collection", en los últimos 10 años han sido 58 las muertes de boxeadores profesionales después de un combate, de las cuales sólo tres fueron por títulos mundiales.
Jimmy García murió el 19 de mayo de 1995, dos semanas después de haber enfrentado a Gabriel Ruelas, por el título superpluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
El panameño Pedro "el Rockero" Alcázar falleció el 24 de junio de 2002, dos días después de haber sido derrotado por el mexicano Fernando Montiel, por el cetro de los supermoscas de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
Estas dos muertes se produjeron en Las Vegas, la misma ciudad donde acaba de perder la vida Johnson.
¿PUEDE HACERSE ALGO AL RESPECTO?
Lógicamente, cuando estas tragedias ocurren, los cuestionamientos surgen con fuerza.
Sin embargo, el ánimo no es intentar encontrar responsables a toda costa, sino que de una vez por todas se tomen los recaudos para minimizar al máximo los riesgos que de por sí acarrea el boxeo.
En primer término, todo el mundo concuerda en que los padres en las esquinas de los boxeadores no es lo más aconsejable, considerando que el vínculo emocional existente suele obnubilar la razón de quien debe tener la mente más fría que nadie.
Johnson tuvo en su rincón a su padre Bill, quien según el testimonio de quienes estaban cerca suyo advirtió a su hijo que detendría el combate en el descanso entre el octavo y el noveno asaltos.
Esto se contradice con las declaraciones del propio Johnson padre, quien tras el combate ante Chávez declaró "lo único que puedo decir es que mi hijo estaba peleando valientemente y todavía tenía chances de ganar la pelea, que además era por título mundial".
Evidentemente, pocos coincidirán con esta apreciación, ya que en los últimos cuatro asaltos del combate había quedado en claro que Johnson no tenía ninguna oportunidad, teniendo en cuenta tres factores fundamentales:
1) Johnson estaba muy atrás en las tarjetas, 2) Johnson no era un noqueador nato, 3) Chávez jamás fue noqueado. Su única derrota antes del límite se debió a que tenía una mano rota, ante Floyd Mayweather Jr.
Sin embargo, de haber responsables, seguramente Bill Johnson no es el único en haber ignorado estos detalles.
El árbitro Tony Weeks debió haberse dado cuenta de esto, y no lo hizo. Tampoco tuvo demasiado ayuda de parte de la Dra. Margaret Goodman, una de las máximas autoridades médicas de la Comisión de Nevada, quien subió al cuadrilátero a examinar a Johnson tras el décimo asalto.
La Dra.Goodman dice no haber advertido ningún síntoma anormal en Johnson en ese momento. Y tampoco inmediatamente después del combate.
No obstante, Goodman admitió la posibilidad de que existan fallas en el sistema de controles médicos de los boxeadores en el estado de Nevada, el centro moderno del boxeo profesional.
"Necesitamos evaluar completamente todo el sistema. No será nada fácil cambiarlo, pero necesitamos hacer algo lo más rápido posible", señaló la doctora el sábado anterior.
Lo que la profesional quizás no pueda decir es que, por ejemplo, deberían realizarse tomografías cerebrales a todos los boxeadores antes de cada pelea.
Pero esto choca con los intereses económicos de los promotores, quien argumentan que no pueden afrontar esos costos.
En realidad, este argumento puede tomarse en consideración para funciones pequeñas. Pero cuesta entender que no se puedan destinar algunos miles de dólares para exámenes médicos cuando hay en juego millones, como sucedió en la función del sábado pasado.
PREGUNTAS SIN RESPUESTAS
Todas estas preguntas parecen no tener respuesta al día de hoy. Al menos, no respuestas profundas.
De hecho, se ha escuchado por estos días decir a muchos que el boxeo es un deporte de alto riesgo. Obviamente, esto no es una gran novedad. Y, mucho menos, una solución al problema.
Otros, como el promotor de Johnson, Lou Di Bella, prefirieron buscar consuelo.
"Si hay algo en lo que podamos buscar consuelo en este momento de gran dolor es en el hecho de que Leavander vivió su sueño y murió como un campeón, haciendo lo que amaba", señaló Di Bella.
Seguramente, volver a casa y estar junto a su familia hubiera sido un sueño mucho más faliz para Johnson...
Quizás, las palabras de Chávez sean las más elocuentes para describir lo que parece ser un callejón sin salida para el boxeo profesional.
"Uno, como boxeador, jamás se imagina que pueda llegar a pasar por esta situación. Si alguna vez hubiera pensado que algo así podía ocurrir, quizás jamás me habría puesto los guantes".