HOUSTON – Los Houston Texans son los bicampeones reinantes de la División Sur de la Conferencia Americana; su nivel de juego cada vez es mejor y es difícil pensar que el empleo de su entrenador en jefe está en riesgo.
Gary Kubiak debe estar consciente de que menos que el partido de campeonato de conferencia, o quizá el Super Bowl, puede sacarlo de Houston.
Los Texans son un equipo que luce completo en las tres fases del juego --ofensiva, defensiva y equipos especiales-- casi tan impresionante como el que dominó la temporada pasada casi de punta a punta, pero que al final se cayó y fue eliminado en la ronda divisional.
Houston tiene una gran ofensiva terrestre y aérea; el tercer mejor ataque total de la conferencia, quinto por pase, cuarto por carrera y tercero en puntos anotados.
Su defensiva da miedo; fue la cuarta total en la AFC, séptima contra el pase; cuarta frente a la carrera y quinta en puntos aceptados con medio equipo lastimado.
Los Texans sólo necesitan mayor consistencia de su mariscal de campo, Matt Schaub, quien parece que teme a los momentos trascendentes y que las lesiones respeten a los jugadores para completar la carrera.
Pero si quedan cortos, es muy probable que en el 2014 sea otro el entrenador en jefe quien se quede con el paquete en vez de Kubiak, en un equipo que iniciará la temporada con nueve jugadores de Pro Bowl en la plantilla.
EN BOCA DE TODOS
Los Texans necesitan estar saludables para alcanzar las expectativas de campeonato que hay en Houston y en la mayoría del país.
Hace un par de años, fueron eliminados por los Baltimore Ravens con su tercer mariscal, el entonces novato, T.J. Yates, en la misma ronda divisional en la que la campaña anterior fueron sacados por los New England Patriots con media defensiva lastimada.
Las cosas comenzaron complicadas en el campamento de pretemporada.
Arian Foster, el corredor con más yardas acumuladas las anteriores tres campañas, apenas se equipó después de superar dolores de espalda y piernas, ante el temor del coach Kubiak de que pueda faltar al juego inaugural de temporada.
El profundo, Ed Reed, adquirido en la agencia libre, ni siquiera se ha puesto el casco de los Texans por una lesión en una rodilla.
La ventaja es que su mejor apoyador, Brian Cushing, regresa sano después de faltar a 11 juegos la temporada anterior por una fractura de ligamentos de rodilla.
Cushing se ve rápido y en ritmo en los juegos de exhibición; más importante con el liderazgo en una defensiva plagada de estrellas, sobre todo en la parte frontal.
El receptor abierto, DeAndre Hopkins, seleccionado en la primera ronda del draft, sufrió una conmoción cerebral después del segundo juego de pretemporada.
LA BATALLA
En un equipo con talento y profundidad, hay pocas plazas abiertas por pelearse la titularidad.
Una de las competencias menos comentadas pero más cerradas es la de apoyador interno entre Joe Mays y Darryl Sharpton por ocupar el lugar que dejó vacante Connor Barwin.
Mays, de 28 años de edad y cinco campañas en la NFL, parece que ganó la batalla después de firmar como agente libre proveniente de los Denver Broncos.
Es un jugador que se mueve rápido, con experiencia en el sistema 3-4 y que en cada entrenamiento está cerca de la pelota; algo que le encanta al coordinador defensivo, Wade Phillips.
Una competencia menos publicitada se desarrolla en la parte baja de la plantilla entre los mariscales suplentes, Yates y Case Keenum, uno de los jugadores que más progreso mostró de un campamento a otro.
Keenum estuvo en el equipo de prácticas la temporada pasada y agrada al entrenador Kubiak.
Ambos han tenido buena pretemporada y es probable que Kubiak lleve a ambos a la plantilla de 53 jugadores de temporada regular, salvo que cuestiones económicas hagan cambiar su parecer.
Yates ya cobra como veterano de tercer año y eso podría hacerlo perder su empleo como suplente de Schaub.
EN EL OLVIDO
Todos hablan de J.J. Watt, el mejor defensivo de la NFL, o del regreso de Cushing.
Y muy pocos afuera de Houston se dieron cuenta de la contribución de Danieal Manning a la defensiva y en equipos especiales como regresador de patadas.
Manning cubre, intercepta y taclea; es uno de los líderes de la defensiva en todos los aspectos, capaz incluso de ajustar sobre el campo de juego.
Sus 77 tacleadas fueron la tercera mejor marca del equipo en el 2012.
Manning y Ed Reed pueden ser la mejor pareja de profundos veteranos en la NFL.
A PUNTO DEL DESTAPE
El ala defensiva, Antonio Smith, está eclipsado en la cobertura de medios por su colega J.J. Watts.
Pero es un auténtico cazador de cabezas y un sólido liniero contra la carrera.
Si su pretemporada es un aviso de lo que podrá hacer en la campaña regular, las ofensivas rivales tendrán problemas.
Smith, de 31 años, sumó cuatro capturas en los primeros tres cuartos de juego de pretemporada que participó.
Es probable que comenzará la campaña regular suspendido por su actitud antideportiva en el partido de exhibición frente a los Miami Dolphins y de cualquier modo le alcanzará para tener una temporada de Pro Bowl, si permanece sano.
El año pasado sumó 30 tacleadas y siete capturas. Su durabilidad nunca ha sido cuestionada; ha jugado los 16 partidos las últimas siete temporadas consecutivas en su carrera de nueve años en la NFL.
¿QUIÉN DICE YO?
El novato, DeAndre Hopkins, reemplazará en la alineación titular a Kevin Walter, al lado de Andre Johnson, en cuanto se recupere del golpe en la cabeza que sufrió frente a los Dolphins.
Hopkins fue seleccionado en la primera ronda del draft egresado de Clemson y desde los minicampamentos gustó al entrenador Kubiak y al coordinador ofensivo, Rick Dennison, por su habilidad para correr rutas y el cambio de velocidad.
Schaub comentó que se siente cómodo y confía en que el novato estará en el lugar adecuado cuando levante la vista para buscarlo.
Con Hopkins nadie extrañará a Walter, quien nunca alcanzó las expectativas y pasó más tiempo lastimado que sano en sus siete temporadas con los Texans.
ESLABÓN DÉBIL, ESLABÓN FUERTE
En una ofensiva que adolece por momentos de la consistencia del mariscal de campo, la fortaleza de los Texans es el juego terrestre con Arian Foster sano.
Y en caso de que requiera un reemplazo, la solidez es de Ben Tate, corredor suplente con 1,221 yardas las últimas dos temporadas.
La defensiva de Wade Phillips es élite en casi cualquier posición, incluyendo la secundaria en donde los cuatro titulares --Kareem Jackson, Jonathan Joseph, Manning y Reed-- podrían ser llamados al Pro Bowl con facilidad.
La faceta del juego menos potente son los equipos especiales; hace tiempo que adolecen de un pateador de goles de campo consistente; Randy Bullock faltó a toda la temporada pasada por una lesión en la ingle y adolece de experiencia en momentos trascedentes.
El pateador de despeje será por primera vez Shane Lechler, quien promedió 47.2 yardas para los Oakland Raiders la temporada pasada, su N° 14 en la NFL.
Y Keyshawn Martin dista de ser Jacoby Jones, quien se fue a Baltimore hace un año.
DESDE LA BANCA
Gary Kubiak fue mariscal de campo y coordinador ofensivo de los Denver Broncos, donde aprendió a maximizar talento de corredores con una ofensiva aérea explosiva.
Y al estilo de Denver en sus buenos tiempos, convirtió en una súper estrella al corredor, Arian Foster.
A la defensiva dejó que Wade Phillips los llevara al siguiente nivel, casi como si fuera un entrenador en jefe de ese lado del balón.
Pero sería reiterar que Kubiak tiene que ser campeón para asegurar que tendrá el silbato en Houston el próximo año.
DESDE LA ENFERMERÍA
Es casi un hecho que Foster estará listo para la patada inicial el 9 de septiembre frente a los San Diego Chargers, a pesar de sus molestias en espalda y piernas.
Al contrario, es muy probable que Ed Reed vea el juego desde la banca.
El apoyador, Whitney Mercilus, sanará de su tirón muscular para el arranque de la temporada, al igual que el receptor novato, DeAndre Hopkins, de su golpe en la cabeza.
Kubiak confía en que el receptor abierto, DeVier Posey, quien se lesionó el tendón de Aquiles izquierdo en la postemporada, estará listo para volver a la acción ante los Chargers.
EN SÍNTESIS
Una línea ofensiva mejorada, que se puede traducir en mayor comodidad para Matt Schaub, y salud en la defensiva pueden ser el boleto al Super Bowl.
Tendrá que competir en la división con los Indianapolis Colts, que lucen lejos del nivel de los Texans.
La cuestión es si por fin avanzarán más allá de la ronda divisional, donde se quedaron a manos de Baltimore y New England en las dos temporadas anteriores.
Pero talento, entrenadores y confianza hacen que Houston pueda ser considerado protagonista con anticipación.