BOSTON -- La misión de los Medias Rojas de Boston el domingo es simple, aunque difícil, cuando enfrenten a los Tigres de Detroit en el segundo encuentro de la Serie de Campeonato de la Liga Americana: Más que una opción, ganar es casi una obligación.
Boston, que apenas logró un sencillo y recibió 17 ponches en la derrota 1-0 ante Detroit el sábado, enfrentará al mejor lanzador que tuvo la liga en la temporada regular, Max Scherzer, antes de viajar al Comerica Park y tener que lidiar con uno de los mejores pitchers de la actualidad, Justin Verlander.
La presencia de Verlander en el box en dos días es lo que convierte en tan importante el segundo juego, en el que Boston dependerá del derecho Clay Buchholz (12-1), quien solamente perdió una de 16 salidas y tuvo efectividad de 1.74 en 108.1 innings.
"Estaremos listos para pelear mañana en la noche. Para los que no han estado cerca de nosotros este año, tenemos la habilidad para poner una noche mala en el pasado y marchar adelante", dijo John Farrell, el mánager los Medias Rojas.
Los Medias Rojas tiene menos de ocho horas para poner en el pasado uno de los dominios más impresionantes que ha tenido un rival en Fenway Park en un encuentro de playoffs en los 113 años de historia de la franquicia.
La blanqueada combinada del abridor Aníbal Sánchez y los relevistas Al Alburquerque, José Veras, Drew Smyly y Joaquín Benoit es apenas la primera contra Boston en casa desde hace 95 años. Los 17 ponches no solamente es la mayor cantidad recibida por los Medias Rojas, sino apenas la tercera vez que los pitchers de un club logran tal cantidad en un partido de nueve innings.
Ocho bateadores de Boston se poncharon al menos una vez, seis en dos o más ocasiones y tres (los jardineros Jacoby Ellsbury y Shane Victorino y el inicialista Mike Napoli) tuvieron tres cada uno. David Ortiz, Daniel Nava y Stephen Drew recibieron dos por cabeza.
Boston, que tuvo un porcentaje de embasarse de .390 y promedió 6.5 carreras en los cuatro partidos de su Serie Divisional contra los Rays de Tampa Bay, desperdició seis bases por bolas y dejó ocho corredores en circulación.
"La característica de este equipo todo el año ha sido elevar el conteo de pitcheos del rival y pienso que lo hicimos con Sánchez, para obligarlos a usar el bullpen, pero siempre que tuvimos un corredor en bases, lograron el ponche", dijo Farrell.
"No pienso que la paciencia en el plato para llegar a conteos profundos fue la razón para no pegar un hit hasta el noveno inning", dijo Farrell cuando alguien cuestionó la falta de agresividad de los bateadores bostonianos el sábado.
Estar abajo después de un juego no debería ser problema para el único equipo de la historia que se recuperó de un 0-3 en cualquier tipo de playoff (en el 2004 ante los Yankees de Nueva York), pero para el futuro inmediato, las estadísticas no son favorables para los Medias Rojas.
Los Tigres terminaron ganando la Serie de Campeonato en las tres ocasiones anteriores en que salieron airosos en el primer partido (1984, 2006 y 2012) y en sentido general, el 63% (27 de 43) de los clubes que golpearon primero terminaron avanzando a la Serie Mundial desde 1969, cuando se crearon los playoffs de ligas.
Si combinamos esos números con la capacidad de los brazos de Detroit, los márgenes de fallar y aún ganar de Boston se reducen notablemente. El pitcheo de los Tigres, que lideró el béisbol con 108 salidas de calidad en la temporada regular, tiene cinco en seis aperturas en la postemporada. Sherzeer tiene 4-0, 2.17 en sus últimas cinco apariciones.
Los lanzadores de Detroit establecieron un récord de ponches (1,428) para la Liga Americana en la serie regular, siguieron con otro de Series Divisionales (57 en cinco juegos ante los Atléticos de Oakland) y totalizan 74 en 53 innings en los playoffs y 1,502 en el año, un récord de todos los tiempos para ambas ligas.
Scherzer (21-3, 2.90) fue segundo en ponches, con 240, y Verlander terminó cuarto, con 217. Verlander viene de ponchar 21 bateadores y no permitir carreras en 15 entradas durante dos salidas en las Series Divisionales.
"Es una arma de doble filo", dijo sobre la capacidad de ponchar de sus pitchers, el manager Jim Leyland. "No es valioso, porque no consigues outs rápidos y el conteo de lanzamientos sube pronto", agregó.
"Pero cuando ellos se meten en problemas, tienen la capacidad de ponchar a alguien. El asunto trabaja en dos sentidos. En contra porque los pitcheos aumentan y a favor cuando enfrenta una situación como la que tuvimos cuando pusimos a relevar a Scherzer", dijo Leyland.
El manager se refería al cuarto partido de la serie contra Oakland, cuando Scherzer ponchó a dos bateadores con las bases llenas como relevista en la octava entrada para sacar el cero y llevarse la victoria, forzando el juego decisivo que ganó Verlander con su quinto partido de 10 o más ponches en playoffs.
En fin, la misión de Boston es ganar el domingo y evitar ponerse 0-2 antes de viajar a Detroit.