MÉXICO - Hace un cuarto de siglo, sin muchas esperanzas, un mexicano de apenas 24 años, de estampa fina y corazón guerrero, logró uno de los triunfos más importantes del boxeo azteca en territorio japonés y, de paso, dio comienzo a una leyenda en el deporte de los puños llamada Ricardo López Nava.
Reconocido como la última joya del histórico entrenador Arturo ‘Cuyo’ Hernández, ‘Finito’ López se metió al Korakuen Hall de Tokyo a disputar el cinturón verde y oro del Consejo Mundial de Boxeo un 25 de octubre de 1990 sin imaginarse que ese día daría comienzo a una de las historias más brillantes del deporte mexicano. Ese día, hace 25 años, noqueó en cinco rounds a Hideyuki Ohashi.
“Fueron muchos sentimientos, mi madre (Ana María) no tenía mucho de haber fallecido, y sí, yo iba de pichón, recuerdo que ni TV Azteca ni Televisa quisieron comprar la pelea… y que voy dando la sorpresa, noqueé al campeón mundial en cinco rounds”, recordó el de Tacubaya en charla con ESPN.
Sumado a la pérdida de su madre, seis meses atrás, el entrenador de Ricardo, ‘Cuyo’ Hernández, no pudo hacer el viaje a Japón. Incluso, falleció poco menos de un mes después de su coronación. “Me había escrito todo lo que teníamos que hacer”, apuntó Richard.
Sus posibilidades, según los especialistas, no eran muchas. “Contadas eran las personas que creían en mí, tengo en la mente a los pocos que me dijeron que yo iba a ganar, el periodista Sergio Lara Mejía fue uno de los pocos que me lo dijo y de hecho fue el único periodista que fue a entrevistarme al aeropuerto cuando me fui a Japón”, añadió.
Ohashi se había coronado ese mismo año y había hecho una defensa del campeonato de las 105 libras.
“Él tenía mucha confianza porque pegaba muy duro, pero yo iba con mucha fe, todos me decían que no iba a poder, yo rezaba mucho, a la hora de ejecutar seguí las instrucciones, en el segundo round me conectó que hasta la piernita me bailó, pero no me pudo volver a conectar, me puse a boxear, yo era más rápido que él, y al final se dio todo como me imaginaba”, detalló el capitalino.
Ese día comenzó una historia brillante que terminó el 29 de septiembre de 2001 con récord de 51 victorias, 38 por nocaut, y sólo un empate. En 2007 fue inmortalizado en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional con sede en Canastota, Nueva York, gracias a sus 21 defensas del campeonato Mínimo del CMB y sus 26 peleas de campeonato mundial sin derrota.
“Nunca pensé que iba a lograr eso, pero Dios me dio un don muy grande, nunca pensé entrar en el Récord Guiness, obviamente quería retirarme sin perder, ganar dinero, vivir mejor, pero una cosa es querer y otra cosa es tener la certeza de poder hacerlo, le doy gracias a Dios que pude aprender del entrenador que tuve, que era un entrenador fuerte de carácter y que me enseñó que lo primero que había que lograr para hacer las cosas era la disciplina”, expresó emocionado el cuatro veces campeón mundial en dos diferentes divisiones.
Poseedor de dos récords mundiales, hoy López se dedica a dar conferencias motivacionales y además es analista para la cadena de televisión mexicana Televisa.