BARCELONA -- Tres victorias en seis Finales es el balance de éxitos del Barcelona en la historia de la Copa de España, hoy del Rey, en el pasado del Generalísimo, en sus enfrentamientos con el Real Madrid. Venció la de 1968, bautizada como la 'Final de las botellas', gracias a un autogol de Zunzunegui, conquistó la de 1983, recordada por la 'butifarra de Schuster', con un gol al límite de Marcos Alonso, y se llevó la de 1990, evocada como la que salvó el puesto a Johan Cruyff en el banquillo, con sendas dianas de Salinas y Amor.
Cuando se catapulta al primer plano todavía el cabezazo de Cristiano Ronaldo que otorgó al Real Madrid el último título disputado cara a cara el 20 de abril de 2011, el imaginario culé se traslada a otros tiempos en que ese enfrentamiento final significaba en muchos casos un duelo mayúsculo para la suerte de la temporada en azulgrana. Una circunstancia, por otra parte, que en cierta medida se contempla esta vez ante el choque del miércoles.
1968: LAS BOTELLAS
Campeón de Liga por séptima vez en las ocho últimas temporadas, el Madrid de Miguel Muñoz acudía a la Final del 11 de julio de 1968 con el indiscutible papel de favorito. No sólo por su manifiesta superioridad, sino, también, por el hecho de jugarse el partido en el Santiago Bernabéu.
Los merengues habían eliminado en semifinales al Celta mientras el Barça de Salvador Artigas alcanzaba el partido definitivo gracias a su remontada en la penúltima ronda sobre el Atlético de Madrid. Todo estaba listo en Madrid para que el Real conquistara un doblete que se le resistía desde seis años antes y volviera a arrodillar a un rival que en España apenas había ganado una Copa (en 1963) en los últimos ocho años... Pero la historia fue muy distinta a como se planteaba.
En un Santiago Bernabéu repleto y con el Real Madrid saliendo en tromba, una contra azulgrana por la banda acabó con un centro de Rifé que Zunzunegui rechazó con tan mala fortuna que convirtió su intervención en un remate mortal. Se llevaban seis minutos de partido y la incredulidad se hizo presente en un estadio atónito ante el dominio futbolístico azulgrana.
La segunda mitad de aquel partido, sin embargo, fue convirtiéndose en un desesperado ataque madridista sobre la portería de Sadurní, quien acabaría por destacarse como el héroe de la Final, salvando al Barça del empate y conduciendo a su equipo a una victoria soberbia con desenlace histórico.
Y es que el enfado del público se tradujo en un masivo lanzamiento de botellas de vidrio al terreno de juego, peligrosos proyectiles dirigidos a los barcelonistas, que tuvieron que esquivarlos a la carrera hacia los vestuarios. Con el orden restablecido, Zaldúa, capitán del Barça, pudo acudir al palco para que el Jefe del Estado entregara una Copa que descansa con especial recuerdo en las vitrinas del Camp Nou.
Esta fue la ficha técnica de aquel partido, que motivó que a partir de entonces se prohibiera la venta de envases de cristal en los estadios españoles.
Campo: Santiago Bernabéu, 100.000 espectadores
Real Madrid: Betancort, Miera, Zunzunegui, Sanchis, Pirri, Zoco, Serena, Amancio, Grosso, José Luis y Pérez.
CF Barcelona: Sadurní, Torres, Gallego, Eladio, Zabalza, Fusté, Pereda, Zaldúa, Rifé, Rexach y Mendonça.
Gol: 0-1, Zunzunegui, en propia puerta (6').
Árbitro: Antonio Rigo Sureda.
1983: LA BUTIFARRA
Transcurrieron quince años, con una Final perdida por el medio en 1974, hasta que el Barcelona volvió a tener la oportunidad de arrodillar al gran enemigo en una Final de Copa. Fue en 1983, el 4 de junio, después de cerrarse la Liga con el segundo título conquistado por el Athletic de Bilbao de Javier Clemente y en un cara a cara proverbial tanto para merengues como para culés.
A los mandos de Di Stéfano, el Madrid perdió la Liga en la última jornada al ser derrotado en Mestalla por el Valencia a la misma hora en que el Athletic goleaba en Las Palmas (1-5). El Barça de Menotti se había dejado sus esperanzas tres semanas antes al enlazar dos derrotas consecutivas frente a Real Sociedad y precisamente Athletic, por lo que la Copa era la tabla de salvación para los dos gigantes del futbol español.
El Madrid alcanzó la cita, disputada en Zaragoza, después a aplastar en semifinales al Sporting (al que goleó en el Bernabéu por 6-0) mientras el equipo azulgrana superó sin más problemas a la Real Sociedad ganando los dos partidos. El conjunto merengue, sin embargo, llegó a Zaragoza todavía depresivo por la derrota en la final de la Recopa, que perdió en Suecia ante el Aberdeen escocés dirigido por Alex Ferguson tres semanas antes por 2-1 con un gol en la prórroga.
Con los ánimos caldeados por el cruce de declaraciones desde ambos bandos y un auténtico desembarco de aficiones de los dos equipos, la Final la sentenció un cabezazo inverosímil de Marcos cuando sólo faltaba un minuto para la conclusión y la prórroga se adivinaba ya en una calurosa noche en que la violencia fue tan protagonista como el futbol, con entradas durísimas que tuvieron en Maradona a una víctima continuada.
El Barça, liderado por el argentino y con Schuster a su vera, se adelantó en el marcador con una diana de Víctor a la media hora de partido. Fue a través de un pase largo de Schuster al 'Pelusa' por la banda derecha, quien quebró en la línea de fondo para ceder un pase mortal que el aragonés remachó a la red de Miguel Ángel con un disparo raso.
Apenas comenzar la segunda mitad un error garrafal de Gerardo permitió a Santillana igualar y el choque se dirigió a un desenlace tan inesperado como legendario en el recuerdo azulgrana. Faltaba un minuto para el final cuando Julio Alberto, escorado en la banda izquierda del ataque, recortó a Ángel y centró hacía el área pequeña del Madrid, donde Marcos, con un salto imposible, acertó a rematar de cabeza cruzado para sentenciar el duelo.
La imagen del encuentro que se mantiene en la memoria, con todo, es la rabiosa celebración de Schuster, en aquel entonces héroe azulgrana, haciendo dos llamativos cortes de manga (butifarra en catalán) mientras sus compañeros acudían a celebrar la diana con Marcos y los más de 15.000 hinchas culés enloquecían en las gradas de La Romareda.
Esta fue la ficha técnica del partido:
Campo: La Romareda, 34.000 espectadores
FC Barcelona: Urruti, Sánchez, Migueli, Gerardo, Julio Alberto, Víctor, Schuster, Esteban (Morán 81'), Marcos, Carrasco y Maradona.
Real Madrid: Miguel Ángel, San José, Metgod, Bonet, Camacho, Salguero, Ángel, Stielike, Gallego, Juanito (Isidro 75') y Santillana.
Goles: 1-0, Víctor (31'). 1-1, Santillana (50'). 2-1, Marcos (89').
Árbitro: José Luis García Carrión. Amonestó a Migueli, Camacho y Esteban.
1990: LA SALVACIÓN DE CRUYFF
Valencia, Mestalla, fue el escenario que siete años después de aquella Fde Zaragoza volvió a encarar a los dos gigantes en un Clásico para decidir la suerte de la Copa. Aquel 1990 se considera en el Camp Nou como un antes y un después en la etapa de Johan Cruyff en el banquillo azulgrana, por cuanto se da por hecho que aquella victoria evitó el despido del holandés y dio paso a la leyenda del Dream Team.
La Final se disputó con la Liga todavía en juego, en un campeonato que el Real Madrid de JB Toshack y la Quinta del Buitre, con la participación estelar de Hugo Sánchez, dominó a placer. El equipo merengue se encaminaba a su quinto título liguero consecutivo mientras el ambiente en el entorno del Barcelona era incendiario.
Días antes del encuentro, tras una derrota en el Camp Nou frente al Atlético de Madrid (0-2), la afición del Barça mostró su hartazgo con el equipo de Cruyff, que deambulaba en el cuarto puesto de la Liga, a nueve puntos del Madrid y por detrás de Atlético y Valencia. El presidente del club, Josep Lluís Núñez, salió a la palestra para defender públicamente a un entrenador bajo mínimos pero se dio por hecho que lo que sucediera en la Final marcaría el futuro.
Lejos de tranquilizar los ánimos, el entrenador sorprendió a todo el mundo apartando de la convocatoria a Luis Milla (canterano destacado en el momento y que a la conclusión de la temporada acabaría por irse al gran rival) y mientras el club merengue viajó a Valencia con un optimismo desmesurado, la expedición culé era un manojo de nervios.
Pero lejos de lo esperado, el partido no fue, para nada, un paseo militar madridista. A los 23 minutos el Barça tuvo que variar su planteamiento por cuanto una durísima entrada de Hugo Sánchez lesionó a Aloisio, obligando a dar entrada en su lugar a Serna. Con el Barça dominando, el argumento de la Final varió en la segunda mitad, que el Madrid la jugó con un hombre menos por la expulsión (dos amarillas) de Fernando Hierro en el último minuto de la primera a raíz de otra entrada sobre Roberto.
La final, ya muy endurecida en el segundo acto, comenzó a pintarse de azulgrana a los 68 minutos, cuando un obús de Koeman lo rechazó Buyo, quedando el balón desviado al lado derecho de la portería desde donde Begiristain lo centró suavemente para que Amor, de cabeza, remachase a gol. Curiosamente el autor del gol estaba a punto de ser sustituido (lo fue poco después).
La sentencia llegó ya en tiempo añadido, con el Madrid desesperado por encontrar el empate y a través de un balón regalado por Soler a Julio Salinas, que marcó ante la salida del portero madridista para explotar la euforia barcelonista en un momento trascendente de su historia.
Aquella victoria, la última del Barça en una Final de Copa frente al máximo rival, salvó el puesto a Johan Cruyff, y aunque la temporada se cerró con el Madrid ganando la Liga, le dio crédito para el siguiente ejercicio, que marcó el comienzo de la era dorada del Dream Team, que ganaría en los siguientes años cuatro títulos de Liga y la Champions en Wembley.
Como curiosidad vale la pena apuntar que Bernd Schuster, héroe azulgrana durante ocho temporadas, jugó aquella Final con el Real Madrid, por el que había fichado dos años antes, coincidiendo con la llegada de Cruyff al banquillo del Barça. El alemán, hoy entrenador del Málaga, se despediría del club merengue al finalizar aquella campaña para acabar su carrera futbolística en España con el Atlético de Madrid.
Esta fue la ficha técnica del partido:
Campo: Luis Casanova, 44.240 espectadores
FC Barcelona: Zubizarreta, Aloisio (Serna 23'), Alexanco, Koeman, Amor (Soler 70'), Bakero, Roberto, Eusebio, Laudrup, Begiristain y Julio Salinas.
Real Madrid: Buyo, Chendo, Hierro, Ruggieri, Sanchis, Gordillo, Michel (Aldana 75'), Schuster, Martín Vázquez, Butragueño (Julio Llorente 63') y Hugo Sánchez.
Goles: 1-0, Amor (68'). 2-0, Julio Salinas (91').
Árbitro: Raúl García de Loza. Amonestó a Michel, Amor, Hierro, Koeman, Julio Salinas y Alexanco. Expulsó por dos amarillas a Hierro en el minuto 45.