BARCELONA -- "Perdonaré que no acierten, pero no que no se esfuercen. No perdonaré al que no entregue su corazón y su alma". El discurso de Pep Guardiola, en el verano de 2008 retronó ayer en el Camp Nou. Silencioso pero presente... Y hasta que el árbitro pitó el final y la hinchada del Barcelona, en pleno, reprochó a sus jugadores no haber entregado el alma.
Ni Messi se libró de la ira de la afición, que en los últimos minutos ya le silbó en una jugada en la que Juanfran le ganó la acción y que al acabar recibió tanto como el que más los pitos.
El público no perdonó al argentino una actitud que pareció indolente, retrasado a la zona de medios desde donde parecía pretender arrancar aunque apenas buscara en un par de ocasiones encarar al rival. No buscó el uno contra uno y conforme fue transcurriendo el partido su apatía desembocó en ese enfado de los aficionados, que, como dijo hace seis años Guardiola, no le perdonaron su falta de intensidad.
Un día después de hacerse oficial la mejora de su contrato, Leo centraba todas las miradas y toda la atención del universo azulgrana. Se dio por hecho que aquel anuncio del viernes multiplicaría el ansia del argentino y le devolvería a esa excelencia del pasado. Pero nada de eso ocurrió.
Messi, el mejor futbolista del mundo, pasó casi como un fantasma por el partido definitivo. Apenas apareció para con un mal control de pecho asistir a Alexis en el gol del Barça o para estrellar un lanzamiento de falta en la barrera, pero no hubo noticias de su futbol eléctrico.
Si acaso cuando se le anuló un gol que se mantiene en la duda, que no la polémica, por un fuera de juego que pudo no existir. Lo curioso del caso, lo más alucinante, fue que ni Leo ni sus compañeros protestaron la decisión arbitral, dando una imagen de rendición poco comprensible.
De esta manera, cuando en la recta final Juanfran le robó un balón en la banda de tribuna, los pitos ya arreciaron sin disimulo al señalar el árbitro el final del partido, momento en el que Leo ni esperó a celebraciones ni estuvo atento a felicitar al Atlético o despedirse de nadie. Desapareció de la escena en silencio mientras su figura era cuestionada por esa misma hinchada que había permanecido a su lado tantas veces.
¿PELEA?
Por la noche su nombre volvió al primer plano cuando corrió el rumor, no confirmado, de que un grupo de aficionados había tenido un enfrentamiento verbal y hasta físico con sus hermanos, que habrían bajado del coche en que se marchaban del estadio al ser reconocidos e increpados por el mal partido de Leo.
Y el domingo amaneció con el '10' más alejado que nunca del corazón de un barcelonismo que asistió alucinado al derrumbe del equipo y a la rendición de su crack.
Messi parte ya hacia Argentina para descansar unos pocos días antes de incorporarse a la selección para preparar el Mundial. No fueron pocos los que intuyeron que ante el Atlético pasaría de puntillas para evitar una posible lesión que pusiera en peligro su participación en el torneo de Brasil y muchos más los que le acusaron de ello a la conclusión del partido.
El futbolista mejor pagado del mundo es ahora una triste figura en el universo azulgrana. Siempre dispuesto a rescatar al Barça, infatigable, eléctrico, brillante y decisivo tantas veces, el fracaso de la temporada no le ha salvado de la ira del entorno.
Desde el club nadie se atreve a discutir su futuro, que se da por supuesto, pero en ese encendido entorno, el barcelonismo se diría que ha empezado a dudar.
SUS NÚMEROS ANTE EL ATLÉTICO
Minutos: 90
Remates: 1
Centros: 1
Fueras de juego: 1
Recuperaciones: 0
Pérdidas: 8
Faltas recibidas: 1
Pases bien: 38
Pases mal: 8
Regates bien: 5
Regates mal: 9