Denis Shapovalov (30° del mundo) tiene 23 años y, generalmente, suele hablar dentro de la cancha con un tenis estético y gustoso de ver. Esta vez, dejó la raqueta de lado y, en una entrevista con The Players' Tribune, alzó la voz para hablar sobre la brecha económica entre el tenis masculino y femenino.
“Solía ser ingenuo sobre el tenis. Cuando comencé, asumí que los profesionales masculinos y femeninos eran tratados de la misma manera. Tenía sentido, ¿por qué sería diferente?” comenzó el joven canadiense.
La realidad es que Shapovalov no se dio cuenta realmente de las diferencias de premios que puede haber entre los dos géneros hasta que conoció a su novia. Se llama Mirjam Björklund, también es tenista profesional y, en este momento, es 145ª del mundo. La jugadora sueca logró clasificarse el año pasado a un WTA 250 y sorprendió al canadiense con lo poco que cobraba respecto a un hombre.
El actual 30° del ranking dio un ejemplo: “En el WTA 250 de Washington celebrado el año pasado, la campeona se llevaba 33.200 dólares. Yo llegué a la final en Seúl, misma categoría de torneos, y obtuve $100.000. ¡Ni siquiera están cerca!”.
Tajante y sin pelos en la lengua, dio su opinión sobre el tema en cuestión: “No estoy seguro de que todos se den cuenta de lo dañino que es esto para el tenis. El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer y quiero hablar de la brecha de género. Es tan injusto. No tiene sentido. Se trata de supervivencia. Desafortunadamente, parece que, si eres una jugadora, tus posibilidades de sobrevivir como profesional son mucho menores... solo porque eres mujer”.
El ganador de un título ATP reconoció los avances en el tenis con respecto a la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, aclaró que todavía queda mucho camino por recorrer: “Sé que nuestro deporte es el mejor para las mujeres en términos de la forma en que se reparten estos premios. Ha crecido mucho en los últimos 30 años gracias a Billie Jean King y la formación del Consejo de Jugadores de la WTA. Las cosas definitivamente van en la dirección correcta. Pero en general, la brecha sigue siendo enorme”.
“Esto también lo hago por mi madre Tessa Shapovalova (fue tenista profesional y entrenadora de su hijo). "Ella es la única razón por la que juego tenis hoy. Comenzó a enseñarme tenis cuando yo tenía cinco años y tenía un ojo increíble para el tenis. Cuando tenía 10 años, la federación canadiense de tenis me invitó a un programa nacional de entrenamiento. Desafortunadamente, mi mamá y yo sentimos que los entrenadores no hicieron el trabajo correcto. Cada vez que ella les decía algo, solo la ignoraban. Después de unos meses, decidimos irnos. Mirando en retrospectiva: era evidente que era talentosa y me conocía mejor que nadie. Entonces, ¿por qué nadie la escuchó? ¿Por qué no la tomaron en serio? ¿Fue porque era una mujer?”.
“No creo que podamos ser felices hasta que sea completamente igual para todos. En cuanto al premio en metálico, cualquier otra cosa que no sea la igualdad total no solo es injusta, sino que también bloquea la participación. La parte más triste es que llega hasta los niños. Me inspiré en Roger Federer, pero si el tenis femenino recibe menos exposición, la niña frente al televisor puede no pensar que podría ser una realidad para ella. Ella nunca verá a su ídolo y dirá: Mírala. Quiero hacer eso. Y eso es desgarrador. Dejemos de hablar de reducir la brecha de género. Si queremos que el tenis sea justo, no debería existir en absoluto” concluyó Shapovalov.