La lluvia trastocó los planes en las canchas exteriores pero no así en la pista central de Wimbledon, que se desarrolló con normalidad y con encuentros de primera clase. En ese escenario y ante los ojos de Roger Federer, máximo ganador del torneo y homenajeado por la organización, Andy Murray (40º del ranking ATP) puso en marcha su ilusión con un sobrio triunfo ante el invitado Ryan Peniston (268º) por 6-3, 6-0 y 6-1.
Como en 2013 y 2016, el escocés anhela un nuevo título en La Catedral del tenis, su casa. Con la confianza a flor de piel tras conseguir dos campeonatos ATP Challenger en pasto y con un tropiezo en el ATP 500 de Queen's días antes del inicio, el histórico británico se presentó ante el zurdo de 27 años y cumplió a la perfección con las expectativas que el público y él tenían sobre sus hombros.
El dueño de 46 títulos ATP, el tercero con más éxitos entre jugadores activos por detrás del español Rafael Nadal y del serbio Novak Djokovic, avanzó por décimoquinta vez a la segunda ronda de Wimbledon con un dato no menor: jamás perdió en el debut del torneo. Esta aventura apenas comienza pero lo cierto es que Sir Murray, el único ganador del certamen por fuera del llamado big 3 en los últimos 19 años, aspira en grande, tal como su legado le exige.
Las primeras rondas suelen ser las más difíciles pero Murray la sorteó con autoridad. Fino con su derecha y con la defensa única que lo caracteriza le encontró la vuelta al juego de Peniston, un tenista inexperto, con poco rodaje en el máximo nivel y sin nada que perder, y tras dos horas exactas de juego hizo delirar a los fanáticos del tercer Grand Slam de la temporada.
El ex número uno del mundo, quien está afrontando su Major 57 (el 15º en Londres) y llenó de elogios a Roger Federer al finalizar el partido, espera por el griego Stefanos Tsitsipas o el austríaco Dominic Thiem. De ganar el próximo encuentro llegará a los 200 festejos en Grand Slam.