El 5 de junio de 2005 significaría un antes y un después en la historia del tenis, aunque principalmente en Roland Garros, porque el español Rafael Nadal levantaría su primer trofeo en el polvo de ladrillo francés, iniciando una dinastía sin precedentes.
Con remera sin mangas y el pelo a la altura de sus hombros, el joven manacorí, de solo 19 años y número 5 del mundo en ese entonces, impondría su favoritismo al derrotar 6-7 (6), 6-3, 6-1 y 7-5 al argentino Mariano Puerta (37°), que había bajado al croata Ivan Ljubicic (14°), al belga Kasper Vliegen (134°), al suizo Stan Wawrinka (87°), a sus compatriotas José Acasuso (62°) y Guillermo Cañas (10°), y al ruso Nikolay Davydenko (12°) para convertirse en la sorpresa absoluta.
De esta manera, el ya dueño de seis títulos, cinco en esa temporada, destacándose Monte-Carlo y Roma, quien no registraba antecedentes en la competencia, luciría su inagotable talento en la cancha central Phillippe Chatrier para estrenar su vitrina en torneos Grand Slam, estableciendo el punto de partida de una carrera brillante, que disfrutaría 92 trofeos para erigirse como uno de los mejores jugadores de todas las épocas.
En su camino a la final, Nadal festejaría versus el alemán Lars Burgsmuller (96°) por 6-1, 7-6 (7-4) y 6-1, el belga Xavier Malisse (46°) por 6-2, 6-2 y 6-4, los anfitriones Richard Gasquet (31°) por 6-4, 6-3 y 6-2, y Sebastien Grosjean (24°) por 6-3, 3-6, 6-0 y 6-3, a su coterráneo David Ferrer (21°) por 7-5, 6- 2 y 6-0, y al helvético Roger Federer (1°) por 6-3, 4-6, 6-4 y 6-3, rival que lo había superado en el encuentro decisivo en Miami, únicamente cediendo dos sets.
No obstante, el pupilo de su tío Toni no se conformaría e íria por más para edificar a base de capacidad y trabajo su reinado parisino, proclamándose en 14 oportunidades, a raíz de sus actuaciones posteriores en 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022, para totalizar 112 triunfos y tres derrotas en 18 participaciones, promediando 97,40% de efectividad.