Naomi Osaka (61ª) aparece lejos de la cima del ranking. Ya no es esa jugadora que supo ganar cuatro Grand Slams y conquistó al mundo con su talento, agresividad, intensidad y fuerza de lucha en cada uno de los puntos. Es que en el medio hubo dos sucesos bisagra en su vida: los problemas de salud mental durante la pandemia y el nacimiento de su hija Shai. Pero nada de eso la dejó fuera de la cancha, a tal punto que regresó con la esperanza de volver a los primeros planos. Y en el Miami Open, donde avanzó a la tercera ronda, contó detalles de qué es lo que más le está costando desde su retorno al circuito.
"El año pasado fue muy difícil, porque se trató de mi regreso y no me encontraba en mi mejor estado. Una de mis bases es la fortaleza mental y tratar de mantenerme lo más fuerte posible, pero sentía que era muy difícil ganar partidos. Cuando dejaba de jugar, realmente ya no tenía esa pelea dentro de mí", dijo la japonesa de 27 años, luego de su trabajado triunfo ante la local Hailey Baptiste (98ª) por 7-6 (6), 3-6 y 6-4.
Además, comentó: "Me di cuenta de que tenía que jugar muchos encuentros de este estilo para volver a ser una de las mejores. Ahora no pienso en el ranking ni en los puntos. Soy una persona que lo que quiere es no perder". Y agregó: "Necesito entender que estoy en un proceso y que debo tener paciencia".
Osaka, ganadora de siete trofeos en total a lo largo de su carrera, descansará el domingo y saltará a la cancha recién el lunes, día en el que buscará los cuartos de final en la ciudad estadounidense ante la italiana Jasmine Paolini (7ª), quien se erige como una de las mejores jugadores de la actualidad y es la sexta favorita -según la preclasificación- al título.
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