Lo que demostró Grigor Dimitrov (15º del ranking ATP) este miércoles en cancha frente a Francisco Cerúndolo (24º) del Miami Open es digno de admirar. Su resiliencia, calma e inteligencia le dieron la victoria y un nuevo pase hacia semifinales. Pero, ¿a qué costo?
Las alarmas se encendieron en Miami una vez finalizado el extenso pleito en el Hard Rock Stadium, donde el experimentado búlgaro pidió asistencia médica para su tobillo izquierdo, el cual lo obligó a retirarse rengueando del campo ayudado por el supervisor y árbitro argentino Jorge Mandl al no poder caminar de manera normal.
En búsqueda de evaluar adecuadamente los síntomas en su pie, así como para iniciar su descanso de cara al partido del viernes, el ex número 3 del mundo, que ni siquiera habló en la tradicional y escueta entrevista al pie de cancha, decidió cancelar la rueda de prensa frente a los periodistas acreditados, luego de imponerse por 6-7 (6), 6-4 y 7-6 (3) en casi tres horas de batalla.
Este dolor probablemente se deba a la caída sufrida al final del encuentro, en el primer punto del tie-break decisivo, momento en que efectuó un gran passing shot cruzado para quedarse con uno de los puntos del match, quedar tendido durante unos segundos en el cemento norteamericano hasta recuperarse, regresar y sellar el boleto hacia la próxima instancia.
Cabe recordar que una situación así ya le había sucedido a Cerúndolo, más precisamente en Roland Garros 2024, cuando cayó en cinco sets ante Novak Djokovic (5º). Luego de la victoria, el serbio no se presentó versus el noruego Casper Ruud en los cuartos de final debido a una lesión en la rodilla derecha. ¿Acaso vencer a Francisco Cerúndolo trae sus consecuencias?
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