"Quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial". Eso le pedía la gente al argentino Lionel Messi, que soñaba más que nadie con una Copa del Mundo. Y aunque los serbios no tenían un cántico idéntico, por la mente de Novak Djokovic recorría un pensamiento muy similar, luego de varios intentos frustados en los Juegos Olímpicos.
Tanto el zurdo rosarino como el diestro de Belgrado, considerados por muchos como los GOATs del fútbol y del tenis, respectivamente, nacieron en 1987, hace 37 años. Solamente un mes y dos días más tarde nació el actual jugador del Inter Miami, que este viernes aprovechó la oportunidad para disfrutar por primera vez la categoría del balcánico en una cancha. Esa coincidencia marca el camino de dos carreras que lo tienen todo, pero nunca tanto como en su etapa final. El camino arrancó así:
Messi marcó su primer gol con el Barcelona de España a la edad de 17, en el año 2005. Tan solo una temporada después, en 2006, Djokovic levantará el primer título ATP. El primero de 99, aunque quizás el domingo sean 100 para continuar agrandando su leyenda en el deporte blanco.
Varios goles más tarde llegaba la gran oportunidad en el combinado albiceleste. En el medio, Alemania, verduga en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. Finalmente, el Mundial de Brasil 2014 dejó una imagen que aplastaba de solo verla: el mejor futbolista del mundo, multicampeón en su equipo, pasaba por delante de la Copa que tanto anhelaba. Si ya había dejado su nombre en la historia del fútbol mundial, ¿por qué no llegaban los goles con la camiseta de su país cuando más importaba?
Dos años más tarde, Djokovic llegaba a los Juegos Olímpicos de Río 2016 como el mejor tenista del mundo. Iba por esa piedra en el zapato, después de alzar 11 trofeos, tres Grand Slam, en una temporada 2015 soñada. Eso sería lo que gana un tenista, con suerte, en toda su carrera. Pero delante estuvo otro argentino como el tandilense Juan Martin Del Potro, que se convertiría en un gran amigo y curiosamente esta semana estuvo en su box. Solo 'Nole' sabe qué le pasaba por su mente cuando abandonó el estadio en un llanto desconsolado, en otra imagen que también recorrió el mundo porque nadie espera que las leyendas pierdan.
Ese mismo 2016 sería el año en que 'La Pulga' intentó renunciar a la Selección Argentina, después de caer consecutivamente en la final de la Copa América, ambas frente a Chile por penales, Afortunadamente, esa fatídica noche, en Nueva Jersey, Estados Unidos, no fue el último capítulo de esta historia, cuyo final soñado llegaría en el Mundial de Qatar 2022, ya con un equipo renovado bajo la estelar conducción de Lionel Scaloni.
Cuando el árbitro dio por finalizada la agónica definición desde los 12 pasos versus Francia en el estadio Lusail, lo primero que hizo Messi fue a buscar a su familia. Lo siguiente fue decirles desde el campo 'ya está'. Esas dos palabras las entendió todo el mundo. Ya no iba a mirar la Copa al pasar, la iba a levantar, cerrando el ciclo que tanto se le había negado.
En Paris 2024 y a sus 37 años, Djokovic terminó de ganar los dos tiebreaks de la final ante Carlos Alcaraz y se desbordó de la emoción. El festejo fue llorar frente a su familia. También sabía que, aunque su carrera siga rompiendo los pocos records disponibles, esa medalla dorada también le permitiría decir 'ya está'.
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