Los Grand Slams son torneos aparte: más de una decena de partidos jugándose al mismo tiempo, fanáticos en modo multipantalla y encuentros atractivos en cada ronda. Y si bien la lógica suele imponerse -con victorias de las principales cabezas de serie-, las sorpresas nunca faltan. En ese sentido, el inicio del lunes en Roland Garros dejó un golpe inesperado: Emma Navarro (9ª), una de las candidatas a llegar lejos en el polvo de ladrillo parisino, cayó sin atenuantes contra Jessica Bouzas Maneiro (68ª) por 6-0 y 6-1.
Luego de unos primeros games eternos, con varias ventajas para cada jugadora, el partido se volcó por completo a favor de la española. Firme desde el fondo de la cancha, leyó cada tiro de su rival y supo anticipar las jugadas para imponerse en los peloteos largos. La diferencia se notó de principio a fin: mientras Bouzas manejaba los tiempos con precisión y sumaba winners (15 en total), Navarro acumulaba errores no forzados (24).
Además, Navarro nunca intentó un Plan B. Desde el primer minuto apostó al golpe por golpe y se fue con las manos vacías. Ni siquiera las indicaciones desde su banco le permitieron encontrar un camino alternativo. En los juegos finales quedó claro que cada punto era o un tiro ganador o un fallo. No había término medio ni voluntad de resistir mucho más. De hecho, recién salió del cero cuando la española sacó para partido por primera vez (6-0, 5-0).
Navarro se convirtió en la primera top 10 del cuadro femenino en despedirse del torneo y cerró, de paso, una gira de polvo de ladrillo para el olvido (récord de 6-6). Por su parte, Bouzas celebró su primer triunfo en Bois de Boulogne y en la segunda ronda enfrentará a la ganadora del duelo entre Diane Parry (105ª) y Robin Montgomery (116ª).
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