A lo largo de la historia del tenis, el césped a perdido preponderancia en el calendario. Tal es así que la superficie solo ocupa cinco semanas en el año, con cuatro torneos ATP 250, dos ATP 500 y un Grand Slam. Sin embargo, los mejores tenistas de la historia han sabido aprovechar el poco tiempo que tienen en el terreno y han logrado el estatus de "especialistas" en esta materia. Roger Federer, Pete Sampras, John McEnroe, Andy Murray o Novak Djokovic son algunos de los nombres que podemos mencionar. Pero recientemente hubo un apellido que irrumpió con fuerza y se metió en este selecto grupo a base de triunfos: Carlos Alcaraz.
Pese a tener solamente 22 años, el ex N°1 del mundo y actual número dos registra 32 partidos disputados en la hierba. Desde aquel debut a cinco sets contra el japonés Yasutaka Uchiyama en Wimbledon 2021, ganó ¡29! y solamente perdió en tres oportunidades. Es decir, tiene un porcentaje de victorias en esta superficie del 90,6%. Además de registrar 12 triunfos al hilo y cuatro trofeos en sus vitrinas: dos ATP 500 de Queen's y dos Wimbledon, donde ya se perfila como candidato después de haber ganado en el HSBC Championship.
Con estos números a la vista, se hace muy difícil no poner a Carlos Alcaraz como uno de los mejores jugadores de los últimos tiempos en pasto. Para comparar con otros especialistas, por ejemplo, Roger Federer tuvo peor registro que el español en sus primeros 32 partidos sobre este terreno. Después de haber debutado en Queen's 1999 ante Byron Black, alcanzó un 65,5% de eficacia (21V y 11D).
Y estamos hablando de quien, posiblemente, fue el mejor tenista de toda la historia en césped. En más de 20 años de carrera, el suizo se alzó con 19 torneos, de los cuales diez fueron en Halle, ocho en Wimbledon y uno en el ATP 250 de Stuttgart. Además, finalizó su trayectoria como profesional con un récord de 192 victorias y 29 derrotas. Números de leyenda.
Quitando a Su Majestad en la comparación, Alcaraz tuvo un inicio mucho más demoledor que Andy Murray o Novak Djokovic. Ambos tuvieron una marca de 24-8 (75% de eficacia) en sus primeros 32 encuentros sobre césped, con solamente un título para el británico (Queen's 2009) y ninguno para el serbio. De hecho, el español ganó dos títulos en Wimbledon mucho antes de lo que lo hicieron ellos dos.
Si buceamos mucho más atrás en la historia, otros expertos no tuvieron números muy diferentes en sus primeras incursiones en la hierba. Pete Sampras, siete veces ganador de Wimbledon y con diez trofeos, comenzó con un 22-10. Bjorn Borg, otra leyenda de este deporte, estuvo en 21-11 durante sus inicios en los 70' y culminó su carrera con cuatro copas en el All England Club.
Quien más se acercó al furioso comienzo de Carlitos fue John McEnroe. El estadounidense, que debutó en Wimbledon 1977 frente al egipcio Ismail El Shafei, estuvo 27-5 hasta la edición 1980 del torneo de Grand Slam más añejo del mundo. Su carrera terminó con ocho trofeos en la superficie, de los cuales tres corresponden a Wimbledon.
Por supuesto no hay que dejar de mencionar a otros tenistas que dejaron su huella en el verde césped: Rod Laver, Jimmy Connors, John Newcombe, Ken Rosewall o Lleyton Hewitt tienen un lugar asegurado en la historia grande. Todos ellos han ganado torneos de Grand Slam en pasto, con una mención: el US Open alojó esta superficie desde su creación hasta 1974 y el Australian Open hizo lo mismo hasta 1987.
Siendo apenas un Sub-23, Alcaraz va camino a seguir sumando muchos trofeos en los courts de hierba. En cuatro años desde su debut, acumula un total de cuatro y está a solo cinco títulos más de meterse en el Top 3 histórico de máximos ganadores de toda la historia, contando solamente la Era Abierta. El ranking, liderado por Federer con 19, sigue con Sampras (10), Connors (9) y un cuarto puesto igualado entre Ken Rosewall, Stan Smith, Alex Metreveli, Lleyton Hewitt, John McEnroe, Andy Murray y Novak Djokovic (8).
Carlitos no solo está ganando títulos, sino que parece estar reescribiendo la historia grande del tenis sobre césped. Su techo es aún inimaginable y sus logros son cada vez más impactantes. Y con un Wimbledon a la vista, con chances concretas de un tricampeonato, todos estos logros y números lo ponen como el abanderado de la superficie. Solamente el tiempo dirá si podrá convertirse en el tenista más grande de la historia en pasto. Pero en su Olimpo de figuras, su nombre seguirá resonando con fuerza.