El paso de Novak Djokovic a los cuartos de final del US Open, uno de los torneos más prestigiosos del calendario tenístico, ha traído consigo un efecto colateral en el plano personal. El serbio, actual número uno del mundo, se perderá el cumpleaños de su hija, un evento familiar que coincide con sus compromisos deportivos en Nueva York.
Djokovic, reconocido por su disciplina y entrega en la cancha, ha declarado en más de una ocasión que la familia es su motor principal. Sin embargo, la exigencia del circuito profesional suele ponerlo ante sacrificios inevitables. Esta vez, el calendario del Grand Slam estadounidense se interpuso en un día señalado para su entorno más cercano.
"Sabíamos que esto podía pasar desde el principio, así que no estará muy contenta. Al final, me perderé su fiesta de cumpleaños. Por favor, no me recuerden estas cosas (risas). Intentaré ganar, ya que estoy aquí. Intentaré ganar y que sea su regalo. También le enviaré otros regalos, por supuesto, algunas sorpresas de cumpleaños", comentó tras vencer a Jan-Lenard Stuff.
Y siguió: "Esperemos que esté contenta con la victoria, aunque hay una gran diferencia entre un padre presente y uno lejano. Lo sé, pero de eso se trata este año"
La ausencia en el cumpleaños de su hija refleja las tensiones entre la vida profesional y la personal que enfrentan los deportistas de élite. Aunque Djokovic cuenta con el apoyo de su familia, no deja de ser un momento sensible: la distancia en fechas especiales puede generar nostalgia e incluso un costo emocional que rara vez se observa.
De hecho, también lo mencionó en la previa del último Grand Slam del año: "Quiero equilibrar las cosas con otras prioridades en la vida. La familia es lo principal y estar presente en las fechas importantes. Hablando de las cuales me voy a perder, tal vez me pierda el cumpleaños de mi hija. Es el 2 de septiembre, así que si todo va bien, todavía estaré acá".
El serbio ha sabido manejar este tipo de situaciones a lo largo de su carrera, pero cada temporada añade nuevos retos. Con los cuartos de final en el horizonte, Djokovic encara un doble desafío: mantener la concentración necesaria para aspirar al título y sobrellevar la distancia emocional de no estar presente en el cumpleaños de su hija.
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