Un golpe de efecto. Cuando la película parecía tener un guion lineal y sin cambios de secuencias ni de movimientos, los efectos especiales llegaron de la manera más inesperada. Todo hacía indicar un final seguro: así como en las películas de amor, en las que los protagonistas terminan en pareja, en el tenis actual parece que hay un único resultado para Jannik Sinner (2º) —salvo que enfrente a Carlos Alcaraz—: el triunfo. Y en el Masters 1000 de Shanghai estaba en camino a avanzar a los octavos de final. Sin embargo, sufrió una caída, se golpeó la rodilla derecha, bajó su intensidad y terminó retirándose casi sin poder mantenerse de pie: fue derrota ante Tallon Griekspoor (32º) por 6-7 (3), 7-5, 3-2 y retiro por lesión.
Durante un set y medio, el italiano se mantuvo firme desde el fondo y se lució con el servicio: apenas le había entregado a su rival una chance de quiebre, había clavado nueve aces y jugado con el 75% de primeros (ganando el 79%), su gran déficit en la temporada. Además, solo había perdido un punto con el segundo saque. Así, se le hacía todo cuesta arriba al neerlandés, quien también estaba firmando buenos números en esa estadística, pero no le alcanzaba para torcer un destino que parecía inevitable.
Sin embargo, llegó el momento en el que se dio una vuelta de 180º: Sinner empezó a dar señales de sufrimiento. Mucho intercambio verbal con su equipo de trabajo, una comunicación paralingüística muy activa (algo poco común en él) y gestos elocuentes de dolor, tomándose la rodilla derecha. En ese segundo set vio cómo se le escapaban las chances: no aprovechó tres break points en el 4-4 y luego cedió su servicio. Cometió muchos errores, le costó sacar y no pudo bancarse más de cuatro pelotas en un intercambio. Ni los casi diez minutos de descanso le alcanzaron para volver a meterse en partido.
Desde entonces, intentó continuar pero sin resultado. Probó, se esforzó para terminar el partido, pero no pudo. De hecho, cojeó constantemente y hasta debió retirarse de la cancha con ayuda del cuerpo médico, dado que no podía ni siquiera apoyar la pierna.
Así, Sinner dejará China con dolor, preocupación por el futuro y la certeza de que el Nº 1 está cada vez más lejos, ya que no podrá defender con éxito el título ganado el año pasado. Griekspoor, por su parte, cortó la racha adversa con el nacido en San Cándido (estaba 0-6) y jugará en la siguiente ronda frente al sorprendente monegasco Valentin Vacherot (202º, Q).
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