Alejado hace prácticamente una temporada de su rol como entrenador, el argentino Juan Ignacio Chela paró la pelota y recordó uno de los episodios más angustiantes de su carrera tenística, sucedido en 2000, cuando recibió una dura sanción por doping y recibió la desinteresada ayuda de la leyenda Guillermo Vilas.
Nacido en Ciudad Evita, el espigado diestro, de 21 años en ese entonces, justamente se había presentado en sociedad unos meses antes al proclamarse campeón en el Abierto de México e inaugurar su palmarés en el circuito masculino, superando la etapa clasificatoria para eliminar a rivales de peso como el zimbabuense Byron Black (56°), el brasileño Gustavo Kuerten (6°), el austriaco Stefan Koubek (38°) y su compatriota Mariano Puerta (128°).
No obstante, aquel que alcanzaría el 15° puesto del ranking mundial sufriría un revés duro de asimilar en agosto siguiente, en el Masters 1000 de Cincinnati, después de estrenarse absolutamente en Copa Davis, en la serie frente a Canadá, al hallar en su cuerpo restos de metiltestosterona, un esteroide que figuraba en la lista de las sustancias prohibidas y que habría sido inducido en forma de píldora como vitaminas y aminoácidos.
Afortunadamente, el dueño de seis títulos encontraría un refugio soñado en el zurdo marplatense, según reveló en una entrevista con Sebastián Torok para La Nación: "A mí me ayudó mucho. Compartí mucho con él en su club, entrenando. También yo tuve un problema de doping, en el año 2000, apenas me metí dentro de los 100. Yo estaba totalmente desamparado, tenía un equipo de trabajo pero no entendía qué pasaba. Hablé con él, dije 'a ver qué me aconseja el más grande de todos'. Me ayudó mucho, me recomendó unos abogados. Se involucró en mi caso, declaró en el juicio. Si ya era grande, después de eso se convirtió en gigante".
"Fue lo más duro, sin duda. Fue tremendo para mí. Yo a los 20 años gané el torneo de México, recién me metía en el top 100, que es cuando a jugar los torneos más grandes, los Grand Slam, a ganar dinero, a ser reconocido. Como que empieza la carrera", extendería el tres veces cuartofinalista en Majors, acerca de aquella situación que lo obligó a frenar su irrupción en el Tour.
Posteriormente, el participante en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 y Atenas 2004 confesaría: "Me llaman un día, que había dado positivo. Yo iba a un médico, eran pastillas elaboradas. Me encontré con una situación que jamás me hubiera imaginado y fue durísimo. Encima la sanción eran dos años y creo que 100.000 dólares, que yo tampoco tenía plata en ese momento. Estaba empezando a jugar. Después del juicio me lo terminan bajando a tres meses y solo el prize money de Cincinnati. Me quitaron todos los puntos".
"Vuelvo a jugar estando 800 del mundo. Mi vuelta fue algo impresionante, ya tenía el nivel de un top 50. Yo vuelvo a jugar la tercera semana de julio y esos puntos se me iban en breve. Terminé el año 73, gané dos millones de partidos entre Challenger y ATP. En marzo estaba 20", prolongó el excoach de su coterráneo Diego Schwartzman y del chileno Nicolás Jarry, el cual levantaría seis trofeos Challenger durante 2001 para creer nuevamente en sus condiciones.
Por último, Chela, retirado en 2012 con 326 triunfos y 277 derrotas en su planilla, confesó el principal movilizante en su retorno: "Yo sentía una bronca, una furia y un desafío interno para demostrarme a mí y a todos que no necesitaba nada extra para jugar al tenis. Por eso tuve tanta fuerza en la vuelta".
