PARÍS -- Ambición vs. Relajación. De eso se trataba esta final para Andy Murray, flamante número uno del mundo. El británico logró absorber de la mejor forma su nueva condición y alcanzó su decimocuarto título en un torneo de categoría Masters 1000.
En Paris-Bercy, el escocés venció al estadounidense John Isner por 6-3, 6-7 (4) y 6-4 en dos horas y 17 minutos de juego para consagrarse por primera vez en este torneo.
Murray, de esta manera, estiró su invicto a 19 partidos (con títulos consecutivos en Beijing, Shanghai, Viena y París). Esta, además, fue su duodécima final del año y quinta de Masters 1000, para sumar su octavo título en la temporada.
Cabe recordar que Andy accedió a la final ante la baja del canadiense Milos Raonic con un problema muscular en su pierna derecha. Producto de esto, claro, se aseugró el Nº1. El estadounidense, mientras tanto, llegaba tras sorprender al croata Marin Cilic en un choque de hora y 11 minutos que terminó en 6-4 y 6-3.
Esta era la tercera final de un Masters 1000 para el norteamericano, que por primera vez fuera de su tierra alcanzó una final de la categoría dorada del circuito. Tras Indian Wells 2012 y Cincinnati 2013, llegó París 2016. Y siempre perdió.
A los 29 años, ya con tres títulos de Grand Slam y campeón de Copa Davis, Murray tocó la cima del ranking mundial por primera vez en su carrera. Es el 26° número uno de la Era Abierta y el primer británico en lograrlo. Impensado meses atrás (Murray había comenzado la temporada a casi 8000 puntos de Djokovic), el escocés tuvo una brillante segunda mitad de temporada, catalizada con su segunda corona en Wimbledon.
Y llega a la cumbre de la mejor manera: como campeón.