Soñado. Así, sin vueltas, terminó siendo 2016 para el tenis argentino. No había empezado bien, ni hubo indicios de que podía finalizar siendo histórico hasta la mitad del calendario. Pero brilló Juan Martín del Potro en los Juegos Olímpicos con su medalla de plata y se dio un gran giro, hasta que llegaron hazañas en la Copa Davis que hicieron pensar que este podía ser, finalmente, el año de terminar con la casi centenaria maldición en la gran cita por equipos. Y sí, liderado por el tandilense, el equipo albiceleste selló en Croacia un triunfo inolvidable para conquistar por primera vez la famosa ensaladera de plata.
Por eso, pese a otros números que no marcan a este año como muy positivo, haber ganado la Copa Davis dejó una huella imborrable en 2016. Sin dudas, la proeza llegó de la mano del regreso estupendo de Del Potro al circuito -tras sendas operaciones de muñeca- allá por febrero. La primera señal favorable fue que en su primer torneo, en Delray Beach, trepó a semifinales. De a poco fue soltando el revés, tras las dudas por sus pasos por el quirófano, y con la intimidación de su derecha fue abriéndose paso.
El ex-Top 4 del mundo volvió a la competencia siendo Nº1.042 y cerró esta campaña como líder de Argentina y el 38º del ranking ATP. Del Potro se coronó campeón de la Copa Davis, fue finalista olímpico en Río de Janeiro, sumó seis triunfos sobre rivales Top 10 y logró otro título de ATP, en Estocolmo. Por eso, ratificó que, si está bien físicamente, debiera volver a la elite porque es de la raza de los elegidos.
Sólo él puede volver tras 11 meses y con apenas dos torneos jugados en dos años para terminar venciendo a Novak Djokovic, Andy Murray, Stan Wawrinka, Rafael Nadal, Marin CIlic y Dominic Thiem. Sí, así alcanzó ya 40 victorias sobre los Top 10. Y su aporte en la Davis fue también de menor a mayor, ya que regresó, tras cuatro años, para jugar en dobles ante Italia. Ya después hizo historia grande: le ganó a Murray, por entonces Nº2 y hoy líder, en semifinales y luego a Cilic (6º) en la final, para llenar de confianza y soltura a sus compañeros.
Del Potro fue uno de los dos jugadores, sumado Cilic, que pudo derrotar este año a Murray y a Djokovic. El gran golpe frente al serbio en el debut en Río le dio mucha fe, lo que dejó en claro que no había sido aislado su bombazo contra Wawrinka en Wimbledon. Ya después, la segunda mitad de 2016 fue casi toda sensacional, llegando a cuartos en el US Open y cediendo ante el suizo, luego campeón. Luego pudo con el escocés en la Davis y conquistó, en Estocolmo, su 19º título profesional.
Daniel Orsanic cumplió un gran rol como capitán, armando un equipo muy unido, sabiendo todos que Del Potro era el líder, pero sus compañeros también tuvieron un aporte de peso en cada serie. Todos fueron aportando puntos claves, entre Federico Delbonis, Leonardo Mayer y Guido Pella. Ese cuarteto fue el que consumó la soñada conquista copera, siendo Delbonis el que ganó el último punto en Croacia, luego de que Del Potro superara a Cilic para nivelar la final.
Por eso, ganar la Copa Davis le dio el rótulo de año soñado e histórico para Argentina. Además, por primera vez desde 2009 terminaron nueve hombres de ese país en el Top 100 de la ATP. Hace siete temporadas, el mejor fue Del Potro, que finalizó en el 5º puesto, el mismo que ahora es el número uno albiceleste. Es cierto que falta un Top 30, pero La Torre de Tandil es potencialmente un grande, al que sólo le falta tiempo de rodaje para continuar recuperando terreno en el ranking.
En contrapartida, aparecen las mujeres. Con escasa participación en los WTA, la mejor es Catalina Pella, hermana menor de Guido, quien marcha 189ª, seguida por Nadia Podoroska (192ª). Luego aparece Paula Ormaechea, ex-Nº1 argentina, recién en el 422º lugar. Por eso, el contraste entre unos y otras es tan grande.
A la hora de contar los títulos, Juan Mónaco obtuvo el ATP de Houston y el mismo día Delbonis triunfó en Marrakech. Luego Diego Schwartzman festejó en Estambul (su bautismo en el circuito mayor) y la cuarta copa individual la consiguió Del Potro en Estocolmo, en el único caso sobre superficie dura y bajo techo. Por eso, el retorno del campeón del US Open 2009 fue determinante a la hora del recuento, con esa Davis que ahora sí recala finalmente en suelo argentino.