Contra muchos pronósticos, Novak Djokovic es el campeón. No muchos podían esperar máxima implicancia del serbio en el ATP 250 de Eastbourne, a tan pocos días del arranque de Wimbledon y con las lluvias que alteraron la semana. Sin embargo, el hoy Nº4 del mundo entregó todo y se consagró.
Fue 6-3 y 6-4 ante Gael Monfils (16º del ranking mundial) para quedarse con el título, su número 68 en el circuito ATP.
Después de seis años, cabe recordar, Djokovic decició jugar un torneo entre la cita en la arcilla de Roland Garros y el pasto de Wimbledon. Su flojo 2017, con apenas un título en dos finales, llevó al serbio a decidir disputar este certamen británico, a semanas de haber incorporado al estadounidense Andre Agassi como nuevo entrenador, quien lo acompañará a full en Londres.
El serbio se consagró, entonces, sin ceder sets en sus cuatropartidos jugados. Era la segunda final entre Djokovic y Monfils, ya que en el Masters 1000 de París de 2009 la victoria le correspondió al primero en tres sets. El serbio conquistó tres veces Wimbledon y partía como claro favorito, a la vez que el francés jugaba su primera definición en pasto.