El décimo título de Francia en la Copa Davis tuvo un desahogo especial en jugadores, entrenadores, dirigentes y simpatizantes. Es que se trató del primero en 16 años, para permitirle igualar a Gran Bretaña en el tercer puesto de la tabla histórica. Y marcó un hecho especial, ya que se cortó una racha de cuatro temporadas consecutivas en las que había ganado el visitante en la final.
Los dirigidos por el excéntrico Yannick Noah vencieron 3-2 a Bélgica, en Lille, en una serie dura, que empezó con derrota de Lucas Pouille ante David Goffin. La primera paridad la marcó Jo-Wilfried Tsonga al vencer a Steve Darcis, luego el dobles local, con Richard Gasquet y Pierre Hugues Herbert, puso el 2-1 ante Ruben Bemelmans y Joris De Loore. El domingo lo empezó Goffin con otra gran actuación superando a Tsonga y finalmente se recuperó Pouille para ponerle el moño, ante Darcis, a una finalísima muy dura y pareja.
De esta manera, Francia terminó con los cuatro años al hilo con victorias de las visitas. De hecho, en 2016, Argentina, tras cuatro finales perdidas, pudo quitarse el peso de gritar campeón de la Copa Davis al derrotar 3-2 a Croacia, en Zagreb. Así y todo, sufrió muchísimo, ya que estuvo 0-1 y 1-2 en la final e inclusive Juan Martín del Potro perdía 2-0 en sets en el cuarto punto ante Marin Cilic. Pero el ex-Top 10 le ganó al actual en cinco parciales y después Federico Delbonis logró el triunfo de su vida para el título soñado, gracias a que venció a Ivo Karlovic.
El año anterior, el que festejó fuera de casa fue la Gran Bretaña liderada por Andy Murray. En Ghent, el conjunto del escocés derrotó 3-1 a Bélgica, que tuvo en cancha a David Goffin, Steve Darcis y Ruben Bemelmans, como esta vez en Francia. Primero Goffin abrió el choque con una victoria y luego Murray se impuso en el segundo single, logró el dobles con su hermano Jamie y finalmente cerró superando al mejor local.
En 2014, en el mismo estadio Pierre Mauroy, de Lille, pero ambientado con una cancha de arcilla, Francia sufrió a la Suiza de Roger Federer y Stan Wawrinka. Ese fue el único título conseguido por el país helvético. Primero Wawrinka le ganó a Tsonga, después Federer sufrió un duro traspié ante Gael Monfils, los ídolos suizos se unieron para llevarse el dobles y lo definió el ahora Nº2 del mundo sobre Richard Gasquet.
Un año antes comenzó esta racha favorable a las visitantes en finales coperas. Es que en 2013, en Belgrado, República Checa venció 3-2 a la Serbia de Novak Djokovic. El exlíder de la ATP se impuso a Radek Stepanek, después Tomas Berdych empató la serie, se juntaron los checos para formar un gran dobles y quedar en ventaja, pero otra vez Djokovic mantuvo con chances al local al vencer a Berdych. Y Stepanek superó a Dusan Lajovic para concretar el triunfo y desatar la alegría.
En cambio, ya en 2012, los checos celebraron de locales, en Praga, frente a España, sin Rafael Nadal, que era el campeón defensor. Por eso, la misión de los franceses era poder repetir lo hecho por República Checa hace ya cinco temporadas. Y vaya si lo consiguió, para vivir un desahogo doble, muy particular, nada menos que frente a su gente.