Nick Kyrgios (21°) abrió la temporada de la mejor manera: venció 6-4 6-2 a Ryan Harrison (47°) y se coronó campeón del ATP 250 de Brisbane.
El australiano tuvo que salvar cinco chances de quiebre en sus primeros tres games de saque. Pero desde allí solo perdió dos puntos al servicio.
Sólida consagración del talento de Canberra, que en ruedas previas ya había sumado valiosos triunfos ante Grigor Dimitrov y Alexandr Dolgopolov.
En el global, cuarto título ATP y primero desde 2016, año en que había ganado los tres anteriores (todos en canchas duras).
Su próxima escala será nada menos que el Abierto de Australia, donde una baja de los de arriba le permitiría entrar entre los 16 primeros preclasificados.
En Melbourne Kyrgios hizo cuartos de final en 2015, su techo en un Grand Slam. ¿Será esta temporada la que lo vea dar un salto de nivel?