La década que termina esta semana (dejando para otra ocasión la disputa sobre cuándo arrancan y terminan las décadas) marcó el inicio de una nueva era para las Grandes Ligas de Estados Unidos, y, de paso, para todo el deporte del béisbol.
En la segunda década del siglo XXI (que para nuestros fines corre entre enero del 2010 hasta diciembre del 2019), el béisbol elevó el uso de la tecnología (como repetición de TV y la integración de sistemas que registran con exactitud los movimientos de la bola y los jugadores en el campo) y estadísticas de última generación para medir más eficientemente el desempeño de los jugadores, cambió la filosofía de los bateadores e implementó una serie de medidas para agilizar el juego.
Con la incorporación de PITCHf/x y Statcast finalmente dejamos de calcular al ojo por ciento algunos aspectos del juego. La repetición de televisión vino a corregir cientos de errores a lo largo de la serie regular y la postemporada.
Apoyados en una técnica que favorece batear más jonrones y sacrifica la capacidad de hacer contacto, los bateadores saltaron de pegar 4,613 jonrones en el 2010 a superar los seis mil por primera vez en la historia en 2017 (6,105) y 2019 (6,676), mientras que los ponches aumentaron de 34,306 en 2010 a 42,823 en 2019.
El robo de base, cada vez menos frecuente, cayó de 3,279 en la temporada del 2011 a 2,280 la temporada pasada.
El pitcheo, que desmejoró el promedio de carreras limpias de 3.74 en 2014 a 4.49 en 2019, incorporó exitosamente el uso del "opener" (un relevista para arrancar el partido) en la parte final de la década.
El nuevo decenio en las Grandes Ligas comenzará con una revolución que fue aprobada mucho antes de que los clubes anunciaran los calendarios de convocatoria para sus entrenamientos primaverales del 2020. Para la próxima temporada entrarán en vigencia varias nuevas reglas, incluyendo una que podría cambiar el béisbol como lo conocemos hasta ahora, especialmente en juegos de vida o muerte.
Por un acuerdo entre la oficina del comisionado (MLB) y la Asociación de Peloteros de las ligas mayores (MLBPA), los lanzadores tendrán que enfrentar al menos tres bateadores o terminar una entrada, salvo una lesión. Eso significa una reducción dramática de esos pitchers especialistas que solamente entraban a enfrentar un determinado bateador en los encuentros.
La próxima temporada también registrará un cambio en el tamaño del roster diario (que pasará de 25 a 26 jugadores, dando a los clubes la oportunidad de cargar con un lanzador o un utility extra) y las ampliaciones de septiembre se reducirán de 40 a 28 peloteros.
También en lo adelante, los equipos tendrán que señalar en sus nóminas quienes son jugadores de posición, pitchers o jugadores de dos vías y los jugadores de posición solamente podrán aparecer como lanzadores en partidos que estén en entradas extras o con una diferencia de seis carreras en la pizarra.
También se eliminará la lista de lesionados de 10 días para lanzadores, aunque se mantendrá para los jugadores de posición.
Ahora los lanzadores tendrán que ser incapacitados por 15 días (como era antes) cuando sean declarados como lesionados.
Pero el cambio más importante que podría tener la próxima década es la incorporación de la tecnología robótica para hacer más eficiente el conteo de bolas y strikes del árbitro del plato. Los árbitros de las ligas mayores acordaron cooperar con MLB en el desarrollo y prueba de un sistema automatizado de bolas-strikes como parte de un contrato laboral de cinco años anunciado la semana pasada, reportó The Associated Press.
Lo que eso significa es que como parte del nuevo pacto colectivo entre MLB y el sindicato de árbitros, la liga no tendrá oposición para instalar una tecnología que ayude al juez del plato a llamar bolas y strikes en algún momento de los próximos cinco años. En el 2019, un experimento de un nuevo sistema se probó en la liga independiente del Atlántico y también en la Liga Otoñal de Arizona.
Incluso con todos los cambios que ha experimentado el juego a lo largo de los 150 años del béisbol profesional, ningún movimiento podría compararse con quitarle al árbitro la potestad de decidir si la pelota pasó o no por la imaginaria zona de strike del bateador.
¡Bienvenidos a la tercera década del tercer milenio!