ORLANDO, Florida -- "Un buen líder no es un buscador de consensos, sino un moldeador de consensos": Martin Luther King.
En medio de uno de los mayores escándalos en la historia de las Grandes Ligas del béisbol estadounidense, su liderazgo ha fracasado olímpicamente en el rol de controlar y minimizar los daños, permitiendo que la situación se saliera de control y el caos tomara el mando de una industria que genera once mil millones de dólares al año.
Robert D. Manfred Jr., el décimo comisionado de Major League Baseball (MLB), y Tony Clark, el primer jugador que ocupa el cargo de director ejecutivo de la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas (MLBPA), son los mayores responsables del funcionamiento de una de las instituciones más antigua e importante de la unión americana.
Ni Manfred ni Clark cometieron delito alguno o violaron normas éticas de sus respectivas funciones, pero sí son culpables de haber subestimado el escándalo del robo de señales por el cual fueron castigados (a medias) los Houston Astros y actualmente están bajo investigación los Boston Red Sox, los campeones de Grandes Ligas en las temporadas 2017 y 2018, respectivamente.
Mientras Manfred fue excesivamente suave a la hora de castigar y repartir responsabilidades, Clark falló en explicar bien al resto de los peloteros de las ligas mayores el rol que tuvo el sindicato en el asunto. El resultado: Un verdadero desorden en las primeras dos semanas de los entrenamientos del 2020, que se han convertido en una sangrienta batalla verbal entre los jugadores de los otros 29 equipos y los jugadores de Houston.
En enero, Manfred anunció que los Astros fueron castigados tras comprobarse su culpabilidad al haber desarrollado un sistema ilegal para robar las señas de sus rivales y sacar ventaja competitiva durante las temporadas del 2017 y 2018.
Los Astros fueron multados con $5 millones de dólares, el máximo permitido bajo la regla de la MLB, y perdieron sus selecciones de primera y segunda ronda en los dos próximos sorteos colegiales, mientras que el gerente general Jeff Luhnow y el mánager AJ Hinch fueron expulsados del béisbol por una temporada.
Manfred, quien liberó de responsabilidad al propietario Jim Crane y prácticamente estableció que Luhnow y Hinch fueran suspendidos, no por ser parte de la trama, sino por una supuesta falta de supervisión desde sus respectivos cargos (¡Gulp!), no castigó a ninguno de los jugadores de los Astros, que recibieron inmunidad a cambio de testificar abiertamente de lo que pasó dentro del club durante las dos temporadas bajo investigación. El alegato del comisionado es qué al dar un pase libre a los jugadores, evitaba a la MLB una larga batalla legal con la MLBPA antes de poder cerrar apropiadamente el expediente.
"Jim Crane no tenía conocimiento de ninguna de las violaciones de las reglas de MLB por su club. De hecho, Crane le dijo a Luhnow después que los Red Sox fueran disciplinados en 2017 que Luhnow debería asegurarse de que los Astros no se involucraran en conducta similar. Algunos empleados de nivel inferior de los Astros estaban al tanto de las violaciones de las reglas o participaron en las violaciones por orden de otros. Dejaré en manos de los Astros decidir si la conducta de estos empleados más jóvenes merece disciplina u otra acción correctiva", escribió Manfred en su comunicado del 13 de enero.
Manfred y Clark jamás imaginaron el tipo de reacción que traería dentro de la industria el blando régimen de consecuencia a las acciones de los Astros. Muchas personas están irritadas por lo que consideran es un "borrón y cuenta nueva" para los tramposos, sin importar que los jugadores de Houston pidieron excusas y aceptaron su culpabilidad por lo que pasó, el pasado jueves.
"Es triste para el béisbol", dijo el lunes Mike Trout, el jardinero tres veces Jugador Más Valioso de la Liga Americana de los Los Angeles Angels y el mejor pelotero del planeta, según el consenso general.
"Es duro. Hicieron trampa. No estoy de acuerdo con los castigos, los jugadores no obtuvieron nada. Fue algo impulsado por los jugadores. También apesta, porque las carreras de muchos se han visto afectadas, mucha gente perdió el trabajo. Fue difícil. Para mí, ir al plato sabiendo lo que vendría, sería muy divertido", dijo Trout.
"Esos tipos estuvieron engañando durante tres años", dijo el jardinero e inicialista Cody Bellinger, de los Los Angeles Dodgers, que perdieron la Serie Mundial del 2017 ante los Astros en un séptimo y decisivo encuentro.
"Creo que lo que la gente no se da cuenta es que [José] Altuve le robó un MVP a [Aaron] Judge en 2017. Todos saben que nos robaron el anillo. Pero se acabó", agregó Bellinger.
Trout y Bellinger, quienes ganaron el premio Jugador Más Valioso de sus respectivas ligas el año pasado, no han sido exactamente los más duros contra los Astros desde que los campamentos de entrenamientos abrieron el pasado 10 de febrero. Los lanzadores Ross Stripling, de los Dodgers, y Mike Clevinger, de los Cleveland Indians, entre otros, sugirieron que los bateadores de Houston podrían ser castigados con pelotazos intencionales durante la temporada.
"Dependo de la liga para tratar de detener esa represalia aparentemente premeditada de la que ando escuchando. Y en la mayoría de los casos de la vida, te reprenden cuando haces algo con premeditación. Solo espero que la liga ponga fin a esto antes de que alguien salga lastimado", dijo Dusty Baker, quien sustituyó a Hinch como mánager de los Astros.
El domingo, Manfred trató de aligerar el ambiente, primero en una entrevista con ESPN y luego en una conferencia con los medios en el nuevo complejo de entrenamientos primaverales de los Atlanta Braves en North Port, Florida.
"Sí, entiendo. Entiendo el deseo de la gente de que los jugadores paguen un precio por lo que sucedió aquí", dijo Manfred.
"Creo que, si observan a los jugadores, observan sus caras cuando tienen que lidiar con este problema públicamente, han pagado un precio. Pensar que están saltando felices en el camino hacia los entrenamientos de primavera, es solo una mala descripción de dónde estamos. Dicho esto, el deseo de que se les imponga una disciplina real, lo entiendo y en un mundo perfecto habría sucedido. Terminamos donde terminamos, pienso, en la búsqueda del objetivo más importante, que era sacar los hechos y que la gente lo sepa", agregó.
El comisionado también se refirió al clamor público de que los Astros deberían ser despojados del título del 2017, algo que nunca ha ocurrido, ni aún con el campeonato que los Cincinnati Reds "ganaron" a los Chicago White Sox en la Serie Mundial de 1919.
Una investigación del primer comisionado de Grandes Ligas, Kenesaw Mountain Landis, encontró culpable a ocho miembros de los Medias Blancas de haber conspirado con apostadores para vender el clásico de otoño y el castigo fue la expulsión de por vida del béisbol profesional. Cincinnati, sin embargo, retuvo la corona.
"La idea de un asterisco o pedir de regreso una pieza de metal parece un acto inútil. La gente siempre sabrá que algo fue diferente en la temporada 2017, y si tomamos esa decisión correcta o incorrectamente, llevamos a cabo una investigación exhaustiva, y tuvimos la fortaleza intestinal para compartir los resultados de esa investigación, incluso cuando esos resultados no fueron muy bonitos ", subrayó Manfred.
Clark planea enfrentar a la prensa durante una gira de la MLBPA por los campos de entrenamientos, que comenzará el sábado 22 en West Palm Beach, donde entrenan los Astros y los Washington Nationals.
"Todo esto ha tomado un giro inesperado y está claro que necesitamos hablar con los jugadores. Sabíamos que algunos jugadores tendrían algo que decir, pero la verdad es que no esperábamos algo de esta magnitud", dijo una fuente relacionada al sindicato de los peloteros.
Es evidente que, como sus principales líderes, Manfred y Clark, fallaron a las ligas mayores en el manejo del escándalo de los Astros.