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Drew Robinson vuelve a jugar al beisbol tras perder el ojo en un intento de suicidio en 2020

Drew Robinson regresó al beisbol profesional la noche del jueves en una actuación en la que no bateó hits en su primer juego desde que sobrevivió el año pasado a un intento de suicidio en el que perdió el ojo derecho.

Al jugar como jardinero derecho y octavo en el orden, Robinson se ponchó en cada uno de sus cuatro turnos al bat para los Sacramento River Cats, la filial de los San Francisco Giants en Triple A, que vencieron 8-1 a Las Vegas Aviators.

En una noche de 31 grados centígrados (88 Farenheit) en Las Vegas, donde Robinson nació y creció, la afición lo reconoció con fuertes porras para honrar el impresionante regreso de casi perder la vida a estar a un paso de ir a las Mayores.

La familia, amigos, doctores y coaches de Robinson estuvieron entre los más ruidosos que demostraron su apoyo al pelotero en Las Vegas Ballpark, donde entrenó en el invierno mientras se preparaba para jugar otra vez luego del incidente del 16 de abril de 2020, en el que Robinson se disparó a sí mismo.

Robinson se ganó su lugar en el roster de los River Cats al mejorar su desempeño al final del campamento de primavera de ligas menores, incluido el poder natural que demostró en sus 100 juegos en Grandes Ligas.

Algo más que hizo mucho en las Mayores: poncharse. El día de 4-0 de Robinson fue frustrante, particularmente en la noche de su regreso, pero hacer swing y fallar era parte de su repertorio como jugador desde antes del duelo del jueves.

Los turnos fueron muy competitivos. Robinson provocó que le hicieran 21 lanzamientos en los cuatro turnos y no fue tras pelotas fuera de la zona de strike. Aún así, la frustración fue evidente en su rostro.

La noche de Robinson a la ofensiva terminó en el círculo de espera en la parte alta de la novena entrada y a la defensiva, viendo los outs desde el jardín derecho.

Admiró dónde estaba, lo que lo rodeaba, el hecho de que estuviera incluso jugando y así como la noche en la caja de bateo fue frustrante para él, fue la clase de noche que hace un año no podía haber siquiera imaginado.