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Buscando el secreto de Louisville Slugger

LOUISVILLE, KENTUCKY -- En la intrincada historia del béisbol cada bateador de las Grandes Ligas ha sido extremadamente cuidadoso con sus instrumentos de trabajo, y por eso hay una obsesión por el control de calidad y la fabricación de sus bates. En este sentido, Hillerich and Bradsby es la compañía que mejor les proporciona este servicio.

Esta relación se remonta a 1884 cuando Bud Hillerich, el hijo de un carpintero de esta ciudad, fabricó un bate para Pete Browning, a quien apodaban el "Slugger de Louisville". Browning era la estrella del equipo Louisville Eclipse, una franquicia considerada de liga mayor que jugó en la Asociación Americana entre 1882 y 1891.

Cuentan las leyendas locales que aquel bate fue casi mágico para Browning, conectando tres hits con su nuevo instrumento. La fama del chico fue creciendo entre los jugadores de este club quienes solicitaban su obra artesanal.

Hillerich convenció a su padre de que su negocio de carpintería debía concentrarse en la fabricación de bates a la medida y gusto de los peloteros profesionales. Aunque renuente al principio por la mala imagen que tenía el béisbol en Louisville como un pasatiempo lleno de apuestas y alcohol, la fabricación de bates pasó a ser poco a poco la prioridad de su empresa ante la demanda.

Para 1905, Honus Wagner, quien había jugado sus primeros años en Louisville, acordó el primer contrato con la marca de Hillerich. Su firma fue estampada en sus bates y en réplicas para la venta al público. Fue uno de los primeros atletas que ligó su nombre a una marca comercial recibiendo regalías por ventas.
Desde aquel episodio más de ocho mil peloteros profesionales han firmado contratos con esta empresa. Louisville Slugger es hoy el bate oficial de Major League Baseball y un 80% de los jugadores lo utilizan a diario.

Y es a orillas del Río Ohio donde se encuentra uno de los secretos mejores guardados del béisbol: la CNC Multibat 3, una máquina computarizada que tornea la madera macerada de la más alta calidad calidad con una inigualable precisión, creando en segundos un bate a la medida y gusto de un pelotero de Grandes Ligas.


El nacimiento de un bate

Anne Jewell, directora ejecutiva del Museo de Louisville Slugger fue mi guía para conocer el proceso de fabricación de un bate oficial. "Aquí tenemos las especificaciones de cada pelotero que juega o ha jugado en las Grandes Ligas. Parte de la historia del béisbol esta en nuestra bóveda, donde tenemos cada bate original de cada jugador con los cuales podemos hacer sus réplicas, hoy en día de manera computarizada" explica.

Hasta 1980, la forma de hacer los bates profesionales era con una máquina tipo torno que presionaba la madera por sus extremos y hacia girar a gran velocidad el "billet", nombre que reciben los cilindros de fresno blanco (white ash) especialmente cortados para moldear un bate. Un artesano de bates con el uso de hojillas manuales esculpía y lijaba la forma del bate de acuerdo a las exigencias del jugador.

Hoy en día con el uso de la CNC (Computer Numerical Control) Multibat 3, cada modelo "a la carta" es moldeado en segundos. Esta máquina puede generar cientos de bates por hora colaborando en este taller a la fabricación de hasta 1.8 millones de bates al año, entre los modelos profesionales y de venta al público.

La madera de los bates viene de bosques del borde entre Pennsylvania y Nueva York, donde existen hectáreas de árboles de fresno blanco y arce o maple especialmente para este fin.

Las especificaciones oficiales de las Grandes Ligas establecen que los bates deben ser de una sola pieza de madera. Por esto, de cada árbol se producen aproximadamente sesenta "billets" que son sometidos a un proceso de secado y maceración que puede durar entre semanas y meses con el fin de para compactar la madera y aumentar su resistencia.

Cuando los "billets" están listos son llevados a la fábrica de Hillerich and Bradsby. De acuerdo a su peso son asignados específicamente para cada jugador. Ahí esperan pacientes por sus solicitudes para ser moldeados, marcados, pintados y empacados hacia los parques de liga mayor.

Cualquier imperfección o anomalía en este proceso trunca el camino de la madera hacia su mayor destino: golpear un lanzamiento de liga mayor.

Atención personalizada

Desde 1984, Chuck Schupp se gana la vida reuniéndose con cada uno de los peloteros de Grandes Ligas buscando acomodar sus necesidades para fabricar los bates que usarán en el terreno. Es el Director de Béisbol Profesional de esta empresa.

"Nosotros le proporcionamos bates a todos los equipos de Grandes Ligas, Ligas Menores y hasta las Ligas Invernales" explica. "El proceso comienza con cada jugador acordando con su encargado de equipamiento los bates que necesita. Tras aprobar la cantidad necesaria de bates, nosotros le damos al pelotero el modelo específico según su gusto, tenga o no contrato con nosotros".

Schupp y su equipo de trabajo llevan con ellos diferentes modelos que cada bateador evalúa. En muchos casos solicitan ciertas modificaciones que posteriormente son hechas a través de la máquina CNC. "Es un proceso difícil para los jugadores jóvenes que por primera vez escogen un bate a su medida, ellos tienen que probar bates y hacer la selección correcta porque este aspecto tiene un impacto en su actuación, nosotros les damos esa asesoría. Los veteranos ya saben lo que quieren y se mantienen con el modelo que saben que les funciona." explica.

"Los peloteros son supersticiosos. Hoy en día buscan que la madera sea más dura, creen que un bate más duro es más rendidor. Eso es una falsa creencia porque todas las piezas vienen de los mismos "billets" confiesa Schupp. "Ahora nos piden más bates negros porque creen que con la pintura negra los bates son más compactos, pero igualmente los bates de color natural son laqueados con un barniz. En estos entrenamientos primaverales un pelotero me dijo que hacía mejor swing con un bate negro que con uno natural…yo le dije "Wow…si eso es lo que tú crees está bien; lo que sea mejor para ti". Pero eso es sólo una percepción mental."

En 2011 más de cien mil bates Louisville Slugger fueron utilizados en las mayores. Un pelotero utiliza entre 24 y 26 bates en los primeros dos meses, luego promedian entre 10 y 15 docenas de bates por año.
En cuanto al tipo de madera, Schupp explica que en la actualidad es balanceada la relación de solicitudes que tienen de bates de fresno y de arce. "Hemos trabajado en mejorar el tratamiento de la madera de arce y los estándares de calidad exigidos ahora son mayores es por eso que ya estos bates no se ven como peligrosos porque se parten menos. Yo diría que para esta temporada la relación de uso entre fresno y arce en las mayores es de 50-50".

Cuando el pelotero tiene contrato con esta empresa su firma es estampada en el bate. Quienes no tiene contrato, o acuerdan con otra compañía obtienen los bates con su nombre en letras de molde, pues de igual forma el equipo paga por ellos. Aquellos bajo contrato, obtienen de parte de Hillerich and Bradsby un bono entre cinco y diez mil dólares por su firma más regalías por ventas al público.

"Estoy muy orgulloso de los peloteros latinoamericanos" dice Schupp. "Casi todos los que firman con nosotros utilizan el dinero que les damos para comprar equipos deportivos a nosotros mismos, y se los damos a precios de costo para donarlos a los niños de sus países. Les damos todo el apoyo posible a estas iniciativas para el beneficio de estas comunidades y al mismo tiempo mantenemos esa estrecha relación con ellos".

Louisville Slugger actualmente es el patrocinador oficial de la Dominican Prospect League, un circuito de los mejores talentos dominicanos que son agrupados y preparados para sus firmas con las diferentes organizaciones de Grandes Ligas. Schupp espera con paciencia el día que estos chicos puedan establecer una relación contractual con la legendaria marca, que para ellos se traduce en un sueño hecho realidad.

Secretos y anécdotas

Para el inicio de esta temporada nuevamente el bate más "raro" que fabrica Hillerich and Bradsby es el modelo MC67 para el receptor de Atlanta Brian McCann, para el cual se usan los "billets" más livianos, moldeando un mango muy finito con un barril muy grueso, generalmente entre las 30 y 32 onzas de peso, depende de como se sienta el receptor estrella de los Bravos.

Por otro lado, el bate más pesado es el del jardinero de Texas Josh Hamilton, modelo H359 de arce, con longitud de 35 pulgadas de largo y 34 onzas de peso. Hamilton además solicitó agregarle al lado de su firma el pasaje de la Biblia "Jeremías 29:11", previa autorización de Major League Baseball.

"A medida que avanza la temporada Hamilton pide bates más livianos porque el cansancio afecta y tenemos que bajarle un poco el peso. Estas pequeñas cosas hacen grandes diferencias en el terreno" dice uno de los torneros de bates profesionales de la fábrica de Louisville Slugger.

Por su parte, Rafael Furcal, un bateador ambidestro, solicitó bates de distintos pesos y modelos para usarlos de acuerdo a la mano como se pare en el plato. Alex Rodríguez pidió que sus bates de fresno modelo C271 no tengan marcado el logo de la MLB como el resto de sus colegas y Derek Jeter paga de su bolsillo los bates de fresno modelo P72 Blacksmith, porque considera que le darán mejor madera y un mejor servicio, además de mantener en su propiedad estos accesorios por su valor histórico.

Hillerich and Bradsby profesa un gran orgullo por la relación que los peloteros tienen con su marca. Muchos bateadores han besado a sus bates demostrando el sentimiento que tienen para con su instrumento de trabajo, pero el dominicano José Constanza lame sus bates por sentir gusto por su sabor. En este museo mantienen en su colección permanente un bate con la marca de su lengua probando una recta del lanzador Dillon Gee. "Hay gente que le gusta el olor de la madera quemada, a mi me gusta su sabor" declaró a los medios Constanza cuando finalmente fue llamado a las mayores, quien no siente pena por su hábito de lamer la parte del bate que pellizca una bola rápida cuando conecta un foul.

También mantienen copias de todos esos contratos con cada protagonista del juego, como el de Ted Williams y Joe DiMaggio, quienes firmaron con esta empresa por la cantidad de $1 dólar.

Williams era uno de los constantes visitantes a la fábrica. Personalmente seleccionaba los "billets" para sus bates y pasaba tiempo con los empleados del taller explicándoles las características exactas que deseaba. En 1993 envió un comunicado a la compañía diciendo: "Hubiese sido un bateador de .290 sin un Louisville Slugger".

En la bóveda están también los contratos originales de Roberto Clemente y Luis Aparicio, a quienes les correspondieron cheques de $100 dólares al momento de convenir con esta empresa, mucho antes de convertirse en súper-estrellas. Dichos pagos fueron enviados a Puerto Rico y Venezuela respectivamente junto con un set de palos de golf como regalo. Aún en la actualidad, la firma que los peloteros hacen en la hoja del contrato, se recorta para utilizarla como el molde de la plancha que se quemará en sus bates, de ahí la razón que todos los contratos tienen un agujero.

Craig Biggio conectó tres mil imparables en su carrera utilizando el modelo H176 originalmente hecho para Earl Hersch, quien jugó poco con los Bravos de Milwaukee en 1956. Muchos jugadores buscan modelos como el de Mickey Mantle, Hank Aaron o Babe Ruth, y les hacen sus modificaciones personales al grosor del mango, barril o longitud. El mismo Ruth, cuyo modelo ha sido ampliamente popular utilizó en su carrera el modelo de Sam Crawford con una pulgada demás.

"El béisbol es un juego de fallas" opina Schupp. "Los bateadores fallan en su trabajo en un 70% de las veces y el bate es el único instrumento que está con ellos. Nosotros tratamos de darles la mayor comodidad posible en esa relación única del bateador con su bate. Esta compañía así lo ha hecho desde 1884 y ese es el verdadero secreto de esta empresa."

Un secreto que le ha dado a Louisville un lugar muy especial en el béisbol manteniendo viva la historia del juego en la creación de bates, considerados como verdaderas obras maestras.