ST. PETERSBURG, Florida -- La salida de Joe Maddon como mánager de los Rays de Tampa Bay, aunque ha tomado a muchos por sorpresa, en realidad es la continuación de un proceso de reconstrucción de un equipo que decepcionó en el campaña 2014 y que enfrenta un futuro incierto ante la realidad fiscal que se avecina.
Maddon, quien como dirigente cambió la cultura de los Rays de ser eternos sotaneros a un equipo en contención en la poderosa División Este de la Liga Americana, había sido particularmente crítico esta temporada de algunas decisiones de la alta gerencia y los cielos se nublaron más cuando uno de sus más cercanos colaboradores, Andrew Friedman, renunció como gerente general y empacó sus maletas para convertirse en el Presidente de Operaciones de los Dodgers de Los Ángeles.
El aura de intocable de Maddon comenzó a dar señales de vulnerabilidad esta temporada cuando los Rays tuvieron un periodo en junio en el cual perdieron 15 de 17 partidos para caer de la carrera para la postemporada. Y aunque fue una temporada difícil dada las lesiones a titulares como Matt Moore, Jeremy Hellickson y Wil Myers y la inefectividad del taponero Grant Balfour, el sentir general de los que toman las decisiones era uno de que quizás había llegado el momento, tras nueve temporadas, de hacer un cambio.
A tal punto estaba ese sentir, que Maddon, a quien le quedaba un año en el contrato que firmó en el 2012, ni siquiera fue invitado a dialogar sobre una extensión hasta después de culminada la temporada regular, y cuando esa invitación vino, la oferta sobre la mesa estaba lejos de los $2 millones de dólares que Maddon ganaría en el 2015.
El malestar de Maddon, de 60 años y quien tuvo marca de 754-705 al mando de los Rays, se hizo sentir cuando reaccionó negativamente a la decisión de no retener a Fernando Rodney en la primavera y cuando no se le consultó al momento de jalar el gatillo en las firmas de Ryan Hannigan, Heath Bell y Balfour. Maddon tampoco no estuvo satisfecho con la decisión de cambiar a David Price en la fecha límite, ya que estaba convencido que, con Price a bordo, los Rays tendrían una oportunidad para competir en agosto.
Indiferente de cuál fuera la gota que colmó la copa, sin embargo, la salida de Maddon deja a los Rays en un entorno difícil y aunque existen candidatos internos para reemplazarlo -- como lo son el coach de banca Dave Martínez y el dirigente de Triple-A, Charlie Montoyo -- la franquicia como tal comenzará este año a navegar aguas tormentosas debido su situación fiscal.
Figuras como Myers y Ben Zobrist no tienen contrato para el 2015 mientras otros como Hellickson, Alex Cobb, Drew Smyly, Desmond Jennings, Jake McGee, Sean Rodríguez y Matt Joyce son elegibles para arbitraje salarial durante la temporada muerta.
Todo esto bajo el mantra de un equipo que enfrenta incertidumbre económica por dos frentes -- por segundo año consecutivo fue el equipo que menos fanáticos trajo al estadio y una creciente ola en contra de que se mantengan jugando en el Tropicana Field que ha incluido comentarios negativos del ahora ex comisionado Bud Selig amenazando de que el futuro de la franquicia en Tampa Bay podría estar en peligro.
Y ante ese escenario, nadie puede culpar a Maddon, cuya popularidad en todas las Grandes Ligas es harta conocida y quien dijo quisiera explorar otras oportunidad "bajo mis propios términos".
"Nunca he tenido la oportunidad de tener el control de mi empleo", dijo Maddon al diario Tampa Bay Times.
Aunque los Dodgers han negado envolvimiento alguno con Maddon, la especulación de al mánager le encantaría trabajar con Friedman y con una nómina competitiva es casi obligatoria. Si a eso le añadimos que es muy probable que los Dodgers salgan al mercado en busca de un tercera base, que muy bien podría ser Evan Longoria -- quien es oriundo de Long Beach, California y está bajo contrato hasta el 2022 -- las teorías de conspiración se multiplican.
Otros rumores vinculan a Maddon con los Cachorros de Chicago, esto a pesar de que hace una semana el presidente de los Cachorros, Theo Epstein, había endosado a Rick Rentería para el 2015.
En resumidas cuentas, Maddon se dio cuenta que la situación en Tampa Bay no iba a mejorar y tomó la mejor salida posible porque a veces, el rompimiento rápido, aunque doloroso, comienza el proceso de sanación aún más rápido.