SANTIAGO -- La carnada es apetitosa. Especialmente si ambos están en este momento en el limbo. Sus equipos los han colocado en la sección de saldos. Incluso los venden a créditos y con facilidades de abonero de venta por vecindad.
El Villarreal decide que Giovani dos Santos está negociable. Su salario y sus discrepancias con directiva y cuerpo técnico lo cotizan en una venta desesperada para resarcirse financieramente.
Javier Hernández comparte la inercia desquiciante de sentirse indeseado en el Real Madrid y su patrón el Manchester United. Cada día, en las páginas de colocaciones de las secciones deportivas, le sacan boleto a un nuevo equipo. La realidad es que hoy convalece de la fractura de su clavícula derecha. Y su teléfono parece estar en modo avión: nadie le marca desde Europa.
¿Será karma por el desliz o dislate de su representante Eduardo Hernández sobre que "podía jugar Copa América y Copa Oro", exhibiendo a Miguel Herrera y González Iñárritu, para quedarse como chícharo sin ensalada?
Al final, los dos están en la zozobra. Tienen quién les pague un contrato, pero no tienen con quién desquitar ese salario, si Villarreal y MUFC deciden mantenerlos en el tendedero de las gangas de fin de temporada. Lo peor: su disfrute por el futbol está en el congelador a nivel de clubes.
La MLS sabe que es el momento oportuno. Y busca nombres, relumbrón, estruendo, más que salud deportiva del jugador o de su propio futbol. Si viviera Marilyn Monroe, la MLS ya la habría firmado.
La Liga de EEUU ("donde dar un caballazo es más importante que la pelota", dixit Paco Palencia), les ofrece a Gio y a Chicharito el mejor de los escenarios laborales, aunque les confine al peor de los escenarios futbolísticos y profesionales posibles.
Cuando Dos Santos dice que sigue pensando en Europa, el Galaxy fomenta la ventisca de rumores. Y los enriquece. "Hablaremos de Giovani cuando lo contratemos", dijo Bruce Arena.
El Galaxy tiene por ahí siete milloncitos de dólares que le están estorbando. Y que sabe que a Gio no le estorbarían en su cuenta bancaria.
Gio recibe 3.1 mdd del Villarreal. Un lastre que inquieta al monedero desesperado del club que ya se deshizo en definitiva de Uche, a Tigres, y Vietto, al Atlético. Los angelinos pagarían 12 millones de dólares por la carta de un futbolista de tanta calidad como altibajos y lesiones en su carrera.
Para Chicharito el futuro se ensombrece con la lesión sufrida ante Honduras. Su contrato con el Manchester United tiene vigencia con un salario de 120 mil libras semanales, unos 700 mil dólares por mes. Una fortuna.
Real Madrid lo secó y lo sacó. MUFC le busca acomodo. El problema es el salario. Los Merengues pactaron un pago compartido con los ingleses. Eso facilitó el préstamo.
Hablan, en rumores que se suelta como papalotes en Central Park, que hay tres clubes en la MLS interesados, uno de ellos Orlando y otro NY.
Si Giovani hace creer al Galaxy que podría recuperar la inversión atrayendo de nuevo a la afición mexicana, evidentemente el carisma de Chicharito es aún más jugoso. Baste recordar cómo en el juego en Houston, la más sonora ovación de los 60 mil mexicanos copando la tribuna, fue para él. Tiene más el rico cuando empobrece, que el pobre cuando enriquece.
¿Conviene a los mexicanos? La MLS ha extendido su calendario lo más que puede, eludiendo los riesgos del invierno. Ocho meses que se alargan esforzadamente a nueve hasta la definición del campeón, permiten una actividad ya más respetable para el jugador, cuando antes se dedicaba a pelotear sólo seis meses por año prácticamente.
El mismo técnico del Tri, Miguel Herrera, sabe que contar con estos jugadores en la MLS le facilitaría disponer de ellos en cada juego de preparación, útil o molero, que se le fuera presentando, además de que les evitaría el trasiego de los viajes si se mantuvieran en Europa.
Es curioso que el mismo entrenador que al final ha querido alentar a los peregrinos del Tri por campiñas europeas, hoy prefiera verlos en la MLS.
Ambos, Gio y Chicharito, son muy libres de elegir entre su futuro futbolístico y su futuro financiero. Son sus piernas y de ellos depende la cotización de sus años reales de vida deportiva.
Tal vez Europa puede haber perdido el encanto y ellos la testosterona para luchar contra la adversidad y, entonces, si eligen indemnizar sus propios sueños, con los salarios de la MLS, es el momento.
En esa decisión, entre rozarse con la seda europea o rozarse con el poliéster estadounidense cada semana, será una elección estrictamente de ellos. Hay quien viste sus anhelos de frac y quien le pide un par de jeans al mismo sastre.