SAN LUIS - Cada vez que Salvador Pérez se para en el plato cuando Yadier Molina está detrás de él, ellos tienen la misma conversación.
"Yo siempre le digo que él es como mi superhéroe", dijo Pérez.
Mientras Pérez sigue creciendo en camino a convertirse en uno de los mejores jugadores en el deporte, el hombre que sostuvo la distinción de ser el mejor receptor defensivo de su generación se pregunta cada día más si el aprendiz podría estar cerca de superar al maestro. De todos los receptores jóvenes que son candidatos a heredar las credenciales doradas de Molina con el guante, parece que Pérez es quién se encuentra en el tope de la lista.
"Yo no creo que él vaya a ser el siguiente. Yo pienso que él ya llegó", dijo Molina.
Ambos receptores están nuevamente en camino a ser Todos Estrellas. Con los Reales de Kansas City de Pérez a mitad de camino de una serie de vuelta y vuelta contra los Cardenales de San Luis de Molina, los fanáticos observadores en el béisbol tienen la oportunidad de ver como los mejores receptores en el béisbol pueden controlar la habilidad de un equipo de limitar las carreras del contrario.
Pérez, de 26 años, y quién ha logrado tres Guantes de Oro consecutivos en la Liga Americana, dijo que algunas de sus acciones en los inicios de su carrera fueron modeladas luego de observar videos de Molina, quien tiene 33 años. Él puede recitar de memoria las credenciales de Molina.
"Ocho Guantes de Oro, tres Guantes de Platino", dijo. "Él no debería decir que yo soy tan bueno como él. Nosotros queremos ser como él".
Molina y Pérez han sido buenos amigos desde la temporada de novato de Pérez en 2011, que precisamente fue la última temporada en la que los Cardenales ganaron la Serie Mundial. Molina dijo que observar a Pérez ganar la Serie Mundial - y lograr el premio de JMV de la serie - en el otoño pasado fue algo particularmente gratificante porque él sabía lo que Pérez tuvo que pasar para llegar ahí, con 16 juegos en postemporada encima de los que tuvo que jugar en el maratón que es la temporada regular.
"La gente no entiende lo duro que es ser un receptor, el ponerse el equipo luego de correr las bases, entonces que te golpeen la cara con la pelota, para entonces quitarte el equipo e ir a batear, hacer eso por 130 partidos al año", dijo Molina. "Quiero decir, es bien duro. Por lo que respeto a cada receptor en la liga, a cada receptor en las menores, a cada receptor en las Pequeñas Ligas, porque no es un trabajo fácil.
"Uno se cansa, y verlo actuar de esa forma en la Serie Mundial fue algo divertido de ver".
Al llegar al partido del martes en la noche, Molina lideraba a todos los receptores en Grandes Ligas en entradas trabajadas con 580, y Pérez lideraba a los receptores de la Liga Americana con 527. Su habilidad para llevar cargas de trabajo tan pesadas son testimonio de su durabilidad y la importancia que sus managers colocan sobre ellos al tenerlos en el terreno para manejar sus cuerpos de lanzadores en los partidos.
El sustituto de Molina en esta temporada, Brayan Peña, fue el sustituto de Pérez en sus primeras dos temporadas en Kansas City, cuando Pérez tenía 21 y 22 años. Peña escuchó por primera vez sobre Pérez cuando él estuvo en las ligas menores del entonces coach de la banca de los Reales Chino Cadahia, quien había dirigido a Iván Rodríguez en liga menor y fue quien le puso el apodo de "Pudge."
"Él me dijo que él sería uno de los mejores receptores que jamás haya visto", dijo Peña. "Este es un tipo que trabajó con Iván Rodríguez por tantos años, y que tiene ojos de halcón. Entonces, cuando yo vi a Pérez subiendo a nivel de Grandes Ligas y lo ví sacando corredores desde sus rodillas y bateando con mucho poder y recibiendo, yo me quedé como que, 'Wow, este tipo es bueno de verdad'".
Ha habido muchos brillantes receptores defensivos que nunca batearon demasiado para recibir reconocimiento. Cuando Molina comenzó a batear para promedio en su tercera temporada completa, pronto comenzó a recibir consideración como posible JMV. Mucha gente comenzó a verlo como un futuro miembro del Salón de la Fama principalmente basados en su reputación de explotar las debilidades de los bateadores y controlar el juego de la carrera de sus rivales. Pero el impacto ofensivo de Pérez llegó mucho más rápido. Batea de por vida .281 y con promedio de 20 jonrones por temporada.
Pérez bateó .364 para ganar el trofeo de JMV de la pasada Serie Mundial. Molina bateó .333 con un par de dobles en la Serie Mundial 2011, cuando David Freese fue seleccionado como JMV.
Si las cosas siguen como hasta ahora, el receptor más dominante defensivamente hablando seguirá siendo del estadio de Misuri en el futuro cercano. Es solo cuestión de opinión si labora en el lado este o u oeste del estado.
"Hay pocos jugadores jóvenes en la liga por los que yo pagaría para verlos jugar, y Pérez es uno de ellos", dijo el manager de los Cardenales Mike Matheny. "Él ha hablado en el pasado sobre Yadi y el impacto que tuvo en su carrera, y ese es un buen ejemplo a seguir".