CIUDAD DE PANAMÁ -- El futbol mexicano se divorcia de la Copa Libertadores de América. La mentira, como argumento falaz, es la incompatibilidad de los calendarios de la excelsa Liga MX con el torneo sudamericano.
Cierto, la Libertadores ya no conserva la fascinación de excelencia de la que alguna vez gozó. Sin embargo, Tigres, con la mejor nómina de América, fracasó ostentosa y ostensiblemente ante un River Plate desmantelado.
Además, es innegable que confrontar a los equipos campeones de las ligas sudamericanas siempre será más enriquecedor que encarar a los equipos pelagatos de la Liga de Ascenso en la Copa MX, e incluso, por dignos que sean, a los misioneros de la Concachampions.
El mensaje es tan torpe, que incluso equivale a decirle al jugador mexicano que no se preocupe por mejorar su nivel en Europa, que le baste descollar en la Liga Mexicana.
Y cómo olvidar los bochornos del futbol mexicano en la Copa Mundial de Clubes, donde reiteradamente se perpetran ridículos un año sí y otro también.
Es decir, bajo el criterio del futbol mexicano, sus clubes se sienten tan poderosos que no necesitan a los equipos sudamericanos, pero no pueden vencer a los asiáticos, oceánicos y africanos.
Esta decisión equivaldría, por ejemplo, a que un egresado de medicina se recluyera en un consultorio de barrio y esperar, más allá de la labor social, que ahí, solito, de la nada, va a aprender a hacer angioplastías a ciegas, y con una corcholata en lugar de un bisturí alemán.
O equivaldría, por ejemplo, a que un egresado de La Scala de Milán se aislara en la banda dominguera de su pueblo, pensando que ahí, en las rusticidad de instrumentos y de compañeros, alcance el virtuosismo para ejecutar el Opus Clavicembalistica de Shapurji Sorabji, la obra más compleja de interpretar en piano.
Pero, el futbol mexicano se conforma con un kiosco del Libro Vaquero, sin atreverse a ingresar a una biblioteca.
Y, por ejemplo, es curioso que el Pachuca diga, a través de sus heraldos de la farsa, que en pocas palabras no la necesitan. Es decir que el futbol mexicano vivirá mejor sin ella.
Si ven con ese desprecio y deprecio al futbol de Sudamérica, entonces, los Tuzos, los Martínez y los Fassi, deberían dejar de ostentar, de enaltecer, de enorgullecerse de haber conquistado la Copa Sudamericana, que al final, es la hermana bastarda, malquerida de la Copa Libertadores.
Escribió Joseph Heller que "en esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima".
El futbol mexicano es tan surrealista que decidió nacer mediocre, se esfuerza por alcanzar la mediocridad y además, hace todo lo posible para que la mediocridad le caiga encima.