Manny Pacquiao negocia para disputar el título welter del CMB y el presidente del organismo está dispuesto a permitir el combate.
Si Manny Pacquiao regresa al boxeo sería como ver caer a una estatua. El filipino, una leyenda viviente del pugilismo, tiene la intención de volver al cuadrilátero a sus 45 años. Pero no le basta subirse a una pelea de exhibición, tomarse algunas fotos con empresarios y dejar que expriman su nombre a cambio de millones de dólares. Pacquiao quiere volver al boxeo real para disputar un título mundial de las 147 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) contra Mario Barrios, actual monarca interino.
No hubo cuestionamiento a esa negociación por parte del presidente de ese organismo de boxeo, Mauricio Sulaimán. “Me gusta mucho la idea… sería sensacional”, dijo, abriéndole totalmente las puertas para que el combate se realice y sin darle peso a que, si bien es cierto que el filipino ha sido uno de los mejores boxeadores de la historia, también ha sido duramente golpeado en la última década, incluyendo el brutal nocaut de Juan Manuel Márquez en la cuarta pelea, y que tiene tres años retirado como profesional.
Hace nueve años se cuestionó la edad de Pacquiao y Mayweather para el “Combate del Siglo”, el cual fue decepcionante y Pacquiao tenía 36. Sin embargo, el filipino demostró que aún le quedaba mucho para dar con triunfos sobre Timothy Bradley Jr., Jessi Vargas, Lucas Mattysse, Adrien Broner y Keith Thurman. No obstante, su regreso ante el cubano Yordenis Ugas en 2021 desnudó cómo la edad carcomía su destreza. Aunque brindó espectáculo por su estilo de ir hacia el frente, ya su movilidad de cintura y piernas no era suficiente para evadir el golpeo del rival, tampoco su pegada martillaba el ritmo del combate. Fue tan evidente la drástica caída de nivel que prefirió decantarse más por la política y colgar los guantes.
¿Y contra Mario Barrios? No es que el tejano sea un pugilista invencible, pero se encargó de destrozar a Yordenis Ugas, el último verdugo de Pacquiao. No solo lo envió dos veces a la lona y lo dejó con el rostro hinchado, sino que el cubano tiraba el protector bucal para lograr sobrevivir de pie al final de los 12 asaltos.
Si Pacquiao busca retar a Bernard Hopkins, que tiene el récord de convertirse en campeón mundial a los 46 años, hay demasiada diferencia entre ambos, porque el estadounidense se mantuvo peleando constantemente, jamás realizó una pausa de tres años como el filipino y nunca fue duramente castigado, retirándose a los 51 años.
Si se concreta el regreso de Pacquiao no le hará ni mal ni bien al boxeo. Mal le hacen peleadores en su “prime” que duermen a las multitudes y otros que les huyen a oponentes élites. Tampoco se cuestionará la grandeza de Pacquiao, pero sí se expone a que el último recuerdo de los fanáticos sobre él sea la de una sombra de su pasado. Verlo noqueado por cualquier oponente y él, impotente a responder, sería como presenciar caer a una estatua, un amargo e innecesario recuerdo sin sentido. Ya consiguió gloria, tiene a una esposa e hijos que lo adoran, es ídolo de millones y si de dinero se habla, fue parte del top 10 de los deportistas con más fortuna de la década pasada.
Si lo tiene todo: ¿por qué se arriesgaría a volver?