‘The Businessman’ envió tres veces a la lona al argentino Gustavo Lemos para noquearlo en el segundo asalto.
Una noche perfecta para Keyshawn Davis (12-0, 8KOs) en su tierra Norfolk. Salió con valentía, ambición e hizo vivir al público una fiesta, mandando tres veces a la lona al argentino Gustavo Lemos (29-2, 19KOs) para noquearlo en el segundo asalto y colocarse en primera fila para enfrentar en 2025 a Denys Berinchyk (19-0, 9KOs), campeón mundial de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
A Davis no le importó que Lemos había marcado una categoría por encima de la pactada (141.5 libras), quería demostrarle a su público que estaba listo para la grandeza, y su exhibición fue una sincronía perfecta como si fuera un clavadista en el ring. Después del primer round en donde estudió y mantuvo la distancia adecuada ante un ‘corajudo’ peleador sudamericano, en el segundo asalto apretó el acelerador e inició la demolición, ‘The Businessman’ empezaba a hacer negocios.
La primera caída surgió con un recto de derecha a la mandíbula de Lemus, que una vez en la lona trató de levantarse y volvió a caer, había perdido por completo la coordinación entre cerebro y piernas. Tras el conteo logró reincorporarse para recibir un cruzado de izquierda y otra vez al piso. Lemos se resignaba a morir, pero este cuento ya tenía su final. Una vez en pie, el upper cut de derecha electrizó al “Eléctrico” y acabó con sus ilusiones de una sorpresa, provocando el estallido del público en el Scope Arena en Norfolk, la tierra de Davis, arropado como un príncipe listo para convertirse en rey.
Después de la pelea Davis le agradecía a Dios por la victoria. “Toda la gloria es para Dios. Dios estuvo conmigo en el ring. No tuve dudas en aceptar la pelea. Hicimos un combate espectacular”, indicaba el pugilista mientras interactuaba con el público. “El próximo año Norfolk tendrá nuevo campeón”, vaticinaba el muchacho de 25 años, dueño de un futuro prometedor en las 135 libras.