Este sábado Dmitry Bivol buscará la revancha y arrebatarle los cuatro títulos semipesados a Artur Beterbiev en Riyadh. Aquí te presentamos los errores que no debe cometer.
Pasó por el fuego y no se quemó, caminó a la orilla del precipicio y no cayó al abismo, tenía los recursos y el antídoto, pero el resultado no le favoreció. Hace cuatro meses el mundo del boxeo se dividió sobre el resultado dictado por los jueces entre Dmitry Bivol y Artur Beterbiev (116-112, 115-113 y 114-114), dejando muchas lecciones sobre qué debe hacer Bivol y a la misma vez evitar para no vivir un deja vú.
Cuando el anunciador declaró ganador a Beterbiev en la primera pelea, Bivol no frunció el ceño, tampoco maldijo a nadie, no utilizó la palabra robo, sino más bien en una oración reflejó su carácter: “Soy consciente de que tengo que hacerlo todo perfecto”.
Con eso no aceptaba su derrota, ni pataleaba, sino que pensaba en el futuro, dejaba que su promotor Eddie Hearn se encargara del trabajo sucio: “No puedo creer que le hayan dado a Bivol solo cuatro rounds... Es absolutamente repugnante”, vociferaba sin parar el inglés, mostrando su claro descontento y exigiendo la revancha, la cual este sábado se dará en la Kingdom Arena de Riyadh.
¿Cómo fue posible que, a pesar de ser un mejor boxeador, más joven, más técnico, más rápido y más preciso, Bivol no pudo convencer a los tres jueces y tuvo que cargar con la primera derrota de su carrera? Estos son los tres errores que Bivol no debe cometer.
El jab no es suficiente
En los primeros seis asaltos Bivol marcó la pauta con el jab en repetidas ocasiones. Lo utilizó no solo como arma de apertura en sus combinaciones y mantener a su rival a la distancia adecuada, sino como elemento de sumar los puntos necesarios para que los jueces se decantaran hacia él. Aunque ese golpe fue muy efectivo y entraba con mucha precisión, no causaba el efecto esperado en los que toman las decisiones. En la revancha no debe renunciar a esa herramienta, sino que deberá agregar más combinaciones para multiplicar la cantidad de golpes. Para ello la condición física será la clave, no solo para tener el combustible de lanzar constantemente, sino de mantener el ritmo a medida que también reciba las embestidas del campeón indiscutido.
Caer en el intercambio
Es muy común que cuando un peleador pierde en la primera pelea, trate de tomar más riesgos en la revancha. Y si bien es cierto que Bivol demostró tener la capacidad de soportar durante los 12 asaltos la pegada de Beterbiev, quien había noqueado a todos sus rivales (20KOs), mutar su estilo sería entrar a una hoguera salvaje y tentar al destino. Bivol deberá aprovechar su velocidad de piernas, precisión de golpeo y rapidez de sus ejecuciones para desesperar a Beterbiev, en otras palabras, empujarlo a su juego y evitar ser la presa del campeón.
Perder el empuje al final
La frase, “el pegador tiene el tiempo a su favor” puede sonar repetitiva, pero es una realidad. A un tipo con mazos de puños como Beterbiev le basta con un momento de desconcentración para liquidar una pelea. Y es muy consciente que su oportunidad será el nocaut porque repetir una victoria por decisión sabe que es complicada. Así que Bivol no debe bajar el ritmo en los asaltos finales, no es suficiente con tener los recursos y el antídoto evitando ser un blanco fijo, sino que deberá extraer un pulmón extra de su alma si es necesario para seguir moviéndose hasta la campanada final. Si su velocidad y movimiento bajan vivirá una pesadilla.
Si Bivol es “consciente que debe hacer todo perfecto”, aprovechando esos seis años menos (34 por 40) sobre Beterbiev y exprime cada herramienta de su boxeo, entonces habrá trilogía.
