MINNEAPOLIS -- El guardia de los Philadelphia Eagles, Brandon Brooks, volvió todo lo que tenía en el estómago justo antes del juego de Campeonato de la NFC contra los Minnesota Vikings, un buen indicador de que, en su mente, todo estaba bien.
"Tan extraño y tan mal como suena, me sentí a gusto, me sentí bien", dijo. "Era lo que necesitaba, para ser honesto, porque cuando volví el estómago, dije, 'ok, es día de juego, es como cualquier otro día de juego. Nada diferente'".
En la mayor parte de su carrera como profesional, Brooks inicia las mañanas de domingo volviendo el estómago. Pero el día de juego contra los Vikings, ese sentimiento familiar no llegó de inmediato. Ahora tiene una firme entendimiento de las cosas, pero un cambio en la rutina normal antes del gran juego de su vida fue un tanto desconcertante para Brooks, quien se perdió dos juegos la temporada pasada y cuatro en su carrera, como resultado de los efectos debilitantes de una condición de ansiedad que pasó mucho tiempo sin ser diagnosticada. En esos días, podía levantarse violentamente enfermo entre 04:00 y 05:00 de la mañana y permanecer en ese estado por 24 horas. Después, tan repentinamente como había llegado, la enfermedad se detenía y volvía a ser el mismo.
El primer juego que se perdió como parte de los Eagles fue un Monday Night Football contra los Green Bay Packers, en noviembre pasado. Su madre, Dorothy Brooks, había volado desde Milwaukee para ver a su hijo y se encontraba en medio de una ciudad grande y poco familiar en la que recibió un mensaje que alteró sus nervios.
"Nunca olvidaré esto: Estaba en el centro de Philly, no estaba muy al tanto de lo que me rodeaba, y recibí un mensaje de texto diciendo que él estaba en el hospital. Dios mío, ¿era ése un buen sentimiento", dijo. "No sabía a dónde ir, no tenía idea, cuando lo encuentras finalmente y está enfermo de esa manera y nadie puede hacer nada, estaba conectado al IV para que no se deshidratara. Ése es un sentimiento horrible para una madre".
Brooks se recuperó y regresó al próximo partido, sólo para perderse el siguiente contra los Washington Redskins, al caer enfermo otra vez.
"Fue incapaz de jugar en dos partidos, también con los Houston Texans, por alguna razón. Se le hicieron exámenes, pero no había respuestas claras. Llegó a conclusión de que tenía ulceras y trató de lidiar con el tema por sí mismo. Eso fue después del juego contra Green Bay en el que Brooks --con ayuda de los doctores de Eagles-- le dio seriedad al hecho de descubrir la raíz del problema. Varios días después del juego contra los Redskins, Brooks le reveló a los medios, después de una práctica, lo que encontró.
"Lo que quiero decir con la condición de ansiedad, no es nerviosismo o miedo por el juego", explicó. "Tengo una especie de obsesión por el juego. Es una obsesión poco sana en este momento y estoy trabajando con los doctores del equipo y con la situación para fortalecer todo y obtener la ayuda que necesito".
Comenzó a tomar medidas proactivas, incluida el visitar a un psicólogo una vez por semana. Brooks no ha sufrido un episodio similar desde los juegos que se perdió el año pasado.
La temporada 2017 ha sido la mejor de sus seis años de carrera. El jugador de 28 años, egresado de Miami (Ohio), no ha sufrido una sola captura y ha cedido a 17 presiones en 16 juegos de temporada regular, de acuerdo con Pro Football Focus, en el camino a su primera participación en un Super Bowl.
"Sabía de la habilidad que tiene, pienso que él sabe de la habilidad que tiene, era sólo cuestión de que creyera en sí mismo y pueden ver lo que ha hecho", dijo el tackle derecho Lane Johnson, uno de los amigos más cercanos de Brooks en el equipo. "Un chico con el don natural, el tamaño y la velocidad, no debería haber alguien mejor que él. Y pienso que lo está empezando a creer ahora, y por eso está en este lugar ahora".
Una recepción variada entre sus compañeros de equipo
Cuando su condición se hizo pública, Brooks fue testigo de una reacción dividida. Por un lado, hubo un buen grupo entre sus compañeros que le dio apoyo, como Johnson, Jason Peters, Chris Maragos, Kenjon Barner y Zach Ertz. Con el tema expuesto de manera abierta, otros se sintieron con la confianza de dar un paso adelante y revelar que ellos también han batallado con la ansiedad.
"Bueno, tuve un problema grande de ansiedad al salir de la universidad", dijo el ala cerrada Trey Burton. "Algo similar (a lo de Brooks), antes de los juegos, sentía, físicamente, como si ya hubiera jugado. Las cosas pasaban, soy ansioso, estaba acalambrado antes de que los juegos empezaran siquiera, cosas como ésas que mi mente estaba corriendo y siendo extremadamente ansiosa sobre muchas cosas".
Johnson lidió con su ansiedad en Oklahoma así como en su año de novaro con los Eagles, sintiendo la presión de actuar de la manera correcta como cuarta selección global.
"Todos somos humanos. No somos monstruos", dijo Johnson. "Creo que lo escuché en el Combine: el 50 por ciento de los muchachos han lidiado con la ansiedad y depresión. No es extraño. Es simplemente algo de lo que no se ha hablado. Es un estigma que se ve como debilidad. Cuando lo traes a la luz, ves que mucha gente en este mundo lo tiene".
Cuestionado sobre qué hara la NFL para ayudar con este problema, el vocero de la liga, Brian McCarthy, señaló hacia la presencia de Dwight Hollier, un ex jugador y consejero con licencia quien, como vicepresidente de salud y servicios clínicos de la NFL, trabaja directamente con los equipos y jugadores en activo y en el retiro en temas psico-sociales.
"Tomamos un enfoque holístico sobre la salud y seguridad de nuestros jugadores", dijo McCarthy. "Mientras se presta mucha atención a que los jugadores estén bien físicamente, tenemos programas en la liga y en el club para el total bienestar de esos hombres. Ofrecemos los recursos disponibles para brindar asistencia en una variedad de temas. El cuidado se extiende más allá del terreno de juego".
En el otro lado del espectro, Brooks se encontró con compañeros que, dice, fueron los menos comprensivos.
"Te tiras el tendón de la corva y tratas de ponerlo en el sitio correcto, ¿cierto?, lo mismo pasa con las enfermedades mentales", dijo Brooks. "Pero, algunas personas no lo ven de la misma manera como a una lesión física. Alguna gente me apoyó y otra, no. No hay malos sentimientos. Definitivamente, perdonas, nunca perdonas, es difícil".
Barner agregó: "Brooks no es un muchachito. Entiende cómo es este juego. Pero, cuando piensas que hay gente que está en tu esquina y en realidad te das cuenta de que no se preocupan por ti como persona, eso puede hacerle daño a algunos muchachos. Si no tienes a alguien en el otro lado de las cosas para ayudarte, realmente puede dañarte. Puedes sentir que estás solo y ése es un lugar terrible para estar".
Afortunadamente para Brooks, tiene un gran sistema de apoyo, desde su familia y compañeros de equipo hasta completos extraños. Se la ha acercado gente en la calle y ha recibido incontables cartas, tarjetas y mensajes en redes sociales de gente que se identifica con lo que está lidiando y que le agradece su apertura sobre el tema.
La interacción más significativa que tuvo fue con un estudiante durante la visita a una escuela en Delaware. "Tenía ansiedad severa, sentado en la parte de atrás de auditorio. Súper tímido y yo sé lo que es eso", dijo Brooks. "Fui ahí atrás y hablé con él para hacerle saber que estaba bien, que yo había pasado por lo mismo y que no hay necesidad de sentirse abrumado. Yo me sentí así algunas veces, pero hay cosas y gente en el lugar correcto para ayudarte".
Listo para el Super Bowl
Brook ha sobresalido siempre por su tamaño. Su mamá, Dorothy, recuerda la primera visita de Brandon al doctor. Estaba sentado, el doctor veía su ficha médica, vio a Brandon hacia abajo y dijo, "Otra vez, ¿cuántos años tiene?".
Comenzó a jugar en la primaria y pronto encontró la pasión por el deporte.
"Él siempre me dijo, 'Papá, quiero estar en la NFL, quiero tener dinero, confianza'", dijo el papá de Brandon, Robert Parker. "Dije, 'bueno, nadie te va a detener si puedes mantener tus sueños, hijo'. Estoy muy feliz por él".
Sus padres priorizaron la educación sobre cualquier otra cosa, sin embargo, y continuan haciéndolo, llaman a la NFL la cubierta del pastel. Brooks se graduó en psicología en Miami, y tiene un grado menor en negocios. Ya comenzó con la idea de hacer un master en finanzas y ha encontrado el tiempo para hacer interinatos durante el receso de temporada, incluido el Departamento de Finanzas y Ganancias de Morgan Stanley en la ciudad de Philadelphia.
Brooks fue drafteado en tercera ronda, por los Texans, en 2012. Sus problemas de ansiedad no surgieron hasta que alcanzó el nivel profesional y se intensificaron cuando firmó un contrato por cinco años y $40 millones con los Eagles, en la agencia libre, en 2016. Sus tendencias perfeccionastas tuvieron peso en la búsqueda y justificación del gran contrato que firmó.
"Dijo que si no hace una jugada hacia la perfección, se sentiría decepcionado y eso estaría dentro de él", dijo su padre. "Estudia como un quarterback. Estudia todo el tiempo porque quiere hacerlo bien y quiere que el equipo gane".
Brooks ha aprendido a aceptar que habrá veces en las que falle. Ese cambio de mentalidad lo ha empoderado. Ha aprendido a soltar, seguir adelante y divertirse otra vez.
Eso no quiere decir que no sienta nerviosismo, es que está mejor preparado para manejarlo.
"Mi mentalidad ha ido mucho más lejos de lo que lo hizo la temporada pasada mientras lidiaba con esto", dijo. "Obviamente, vas a tener, no recaídas, pero sí algunas situaciones, y cómo manejar eso en esa fracción de segundo te dirá, realmente, si lo tienes o si estás presionando. Ha habido situaciones en las que siento que la ansiedad viene, pero sé qué hacer, sé lo que es, así que no dejo que me afecte de la manera en que lo hizo el año pasado".
Los padres de Brooks llegarán pronto a Minneapolis para el Super Bowl, ansiosos por celebrar el mayor momento profesional de su hijo. No hay una emoción notable en ellos, o en su hijo, sobre la ansiedad que lo apodera en el escenario más grande del juego. Ese sentimiento familiar seguramente lo golpeará, como lo ha hecho en la mayoría de los juegos de su carrera profesional, pero parece que ha tenido éxito en la lucha por librarse de él.
"Ahora está en paz", dijo su padre. "Está bien".