El ex entrenador en jefe de los Green Bay Packers, Mike McCarthy, comenzó la temporada 2018 en el entendido de que un segundo año sin ir a Playoffs impactaría su futuro.
Sin embargo, nunca pensó que todo terminaría antes de tener oportunidad de concluir su trabajo.
En su primera entrevista desde su despido a cuatro juegos de concluir su temporada número 13 bajo el mando de los Packers, McCarthy dijo a Rob Demovsky de ESPN que no anticipó que el presidente del equipo, Mike Murphy, lo llamara a su oficina tras la derrota del 2 de diciembre ante los Arizona Cardinals.
“Francamente, no lo anticipé. Como entrenador en jefe, siempre intenté mantenerme inmune a todo el ruido exterior”, dijo McCarthy. “Ese siempre fue mi enfoque con mis jugadores, protegerlos lo más posible de todo el drama. Creo que eso es importante y me apegue a ello hasta mi último día.
“Si no llegábamos a Playoffs, esperaba que hubiera algunos cambios, pero el momento me sorprendió. En realidad me dejó perplejo, pero el tiempo te da la oportunidad de reflexionar y de tener claridad y estoy en esa etapa ahora y es claro para mí que ambos lados necesitábamos un cambio”, agregó.
Fue la primera ocasión que los Packers hicieron un cambio de coach durante una temporada en más de 60 años y lo hicieron con un entrenador en jefe que se clasifica en el lugar 25 en la lista de victorias en la historia de la NFL con 135 (incluidos Playoffs) y que guió a los Packers a nueve apariciones en Postemporada y a un título de Super Bowl.
Todo lo anterior motivó a algunos a señalar que McCarthy merecía un mejor final.
“Obviamente”, respondió McCarthy cuando se le preguntó si estaba de acuerdo.
“No pudo manejarse de peor manera. Cuando pierdes un juego cerrado, es un momento emocionalmente difícil, pero, cuando pierdes un juego en casa en Lambeau Field en diciembre, es realmente complicado y eso no ha sucedido muy seguido”, indicó McCarthy.
“Salí de la conferencia de prensa pensando en el juego (ante Cardinals), en cómo nuestra oportunidad de ir a Playoffs era mínima. En eso estaba mi mente y cuando me dijeron que Mark Murphy quería verme –el mensajero fue frío en actitud y la energía era mala. Mark dijo que fue una derrota fea y que era tiempo de hacer un cambio. Dijo algo sobre la ofensiva y los equipos especiales y no creyó que mejoraría. No había emoción en sus palabras. Fue algo complicado.
“Cada vez que yo dejaba ir a un jugador, escogía las palabras correctas. Hay un componente personal en la situación. Sabes que ese jugador tiene familia, que él es familia. No hubo nada de eso (con Murphy), así que eso estuvo fuera de lugar. La forma en que la gente dejaba a esa franquicia era importante para mí. Es parte del negocio. Para tipos como Clay Matthews, Randall Cobb, Nick Perry, Jordy Nelson y T.J. Lang es importante irse de la forma correcta. Esa forma representa el estándar de los Green Bay Packers que intenté de honrar cada día”, explicó el ahora ex estratega.
McCarthy dijo que la forma en que salió de los Packers “realmente fue algo que no pude superar un rato”.
“Fue difícil de aceptar. El reto emocional de pasar de la humillación a la reflexión fue un paso muy importante al buscar claridad para que, personalmente, pudiera aprender de la experiencia de mi carrera entera como Green Bay Packer, es a eso a lo que quería llegar”, relató.
“Pero, hey, nunca olvidaré la respuesta luego de todo, porque me alejé del teléfono (esa noche) y al despertar, no podía creer lo que veía. Cuando ganamos el Super Bowl, recibí más de 200 mensajes de texto. Esa semana tuve más de 500, más del doble de mensajes por mi despido que porque gané el Super Bowl. Es increíble. Fueron mensajes de jugadores actuales y ex jugadores, dueños de otros equipos, políticos, miembros de los medios, personas contra las que competí y que nunca había hablado con ellos.
“Fue algo que me impresionó. Y aún lo estoy”, sentenció McCarthy.