Los Dallas Cowboys por fin ganaron y rompieron una racha de cuatro derrotas al vencer 31-28 a los Minnesota Vikings, a pesar de su propia defensiva y del quarterback Andy Dalton.
“Necesitamos hacer algo con este triunfo”, dijo el coach Mike McCarthy. “Necesitamos construir a partir de esta victoria”.
Cierto. Dalton lanzó tres pases de touchdown y sufrió sólo una intercepción, pero se salvó de al menos otras dos y envío varios pases erráticos que al final casi cuestan el triunfo a los Cowboys, incluso en su última serie ofensiva.
Se notó la falta de ritmo de Dalton después de tres semanas fuera de acción por conmoción y por la COVID-19, sin embargo, tuvo mucha ayuda de sus receptores, en particular de CeeDee Lamb, quien hizo una recepción de touchdown de muy alto nivel, de Amari Cooper en las trayectorias cortas y del ala cerrada Dalton Schultz, quien es una de las mejores sorpresas en Dallas en esta temporada.
Dalton no tuvo un juego perfecto, pero cualquier aficionado de los Cowboys agradederá ver a su quarterback suplente trabajando con una línea ofensiva mejorada, en especial con el movimiento del guardia derecho Zack Martin a la posición de tackle de ese mismo lado. Eso permeó todas las fases del juego.
Para nada fue casualidad que Ezekiel Elliott tuviera su primer partido de al menos 100 yardas por tierra en la temporada al sumar 103 de las 180 que generó la ofensiva de los Cowboys por tierra, incluidas 60 de Tony Pollard, quien tuvo una escapada de 42 yardas para touchdown.
Esa línea ofensiva ayudó también a mantener afuera del campo a la ofensiva de los Vikings, que en el tercer cuarto se apropió del partido y dejó sólo con una posesión en ese periodo a Dallas.
La inconsistencia a la defensiva sigue como el gran problema de los Cowboys. La secundaria no cubre a nadie si no hay mínima presión de sus frontales sobre el quarterback rival.
La defensiva de los Cowboys sufre para ajustar. Empezaron bien ante los Vikings, pero pero conforme avanzó el duelo, tenía más dificultad para detener el juego terrestre de Minensota encabezado por Dalvin Cook y aún más contra el juego aéreo.
Cook terminó con 115 yardas y un touchdown y un promedio de 4.2 yardas por carrera. Kirk Cousins sumó 310 yardas al completar 22 de los 30 pases con tres touchdowns sin intercepción.
Los receptores Adam Thielen y Justin Jefferson se dieron un festín, el primero con 123 yardas y dos touchdowns y el segundo con 86 yardas y otra anotación.
El esquinero de Dallas, Chidobe Awuzie, evidenció también su falta de ritmo luego de tres semanas lastimado. Anthony Brown nunca supo ni quién le pasó por encima; estuvo tan perdido que fue reemplazado por por Rashard Robinson.
Dallas sufrió la ausencia por fractura en el pie izquierdo del novato Trevon Diggs, quien dista de haber jugado una temporada consistente, pero es mejor que Brown.
Jaylon Smith anduvo con muchas ganas, aunque demasiado lento como siempre. Sean Lee puede anticipar y es el que llega mejor preparado que todos al campo, pero el físico ya no le alcanza. DeMarcus Lawrence mejora cada semana desde hace un mes como ala de una defensiva frontal que juega mejor que en los primeros siete partidos de la temporada.
Los Cowboys, aunque suene increíble, están de regreso en la competencia por el título de la NFC Este, donde nadie ha ganado más de tres partidos.
“Obviamente, es un excelente triunfo para nosotros. Estoy contento por nuestros jugadores. Se lo ganaron”, reiteró McCarthy. “Me siento muy bien por lo que logramos. Definitivamente es un gran paso en la dirección correcta”.
Dallas (3-7) recibe este jueves, en el tradicional juego del Día de Acción de Gracias, a Washington (3-7) en el primero de la segunda vuelta contra rivales divisionales.
Este es un duelo del que los Cowboys podrían sacar provecho, pero con estos Cowboys nunca se sabe.
“Ganar hoy y ponernos en posición de todavía ser capaces de hacer la carrera por esto (el título divisional) es grande. Todo está frente a nosotros y lo entendemos”, concluyó Dalton.