Su presentación rompió récord de audiencia con 118.5 millones de televidentes, un récord Guinness
El Super Bowl XLIX es recordado como uno de los más increíbles en la historia de la NFL por cómo fue el partido entre los New England Patriots y los Seattle Seahawks, pero también por un show de medio tiempo multicolor donde Katy Perry engalanó el escenario en el Estadio de la Universidad de Phoenix.
La artista pop ingresó al estadio montada sobre un gran león mecánico dorado y abrió su set con una interpretación de Roar. Luego procedió a cantar Dark Horse, con representación 3D en el campo creando una imagen de tablero de ajedrez donde el césped se convertía constantemente en diferentes formas y tamaños, mientras los acróbatas rodeaban a la cantante.
Después de esto, Perry se unió a Lenny Kravitz para una versión a dúo de I Kissed a Girl, que incluía un baile junto con el intérprete a la par que las llamas se encendieron detrás de ellos. Durante estas tres canciones, Perry portó un vestido adornado con llamas.
Entonces el escenario pasó a un entorno de playa, donde salieron los icónicos tiburones que bailaron al lado de Perry, mientras había palmeras y pelotas de playa sonrientes bailando alrededor de la estadounidense. Entonces interpretó una mezcla y se sometió a un cambio de vestuario y progresó a una mezcla Teenage Dream y California Gurls.
Posteriormente apareció la rapera Missy Elliott e interpretó sus canciones Get Ur Freak On y Work It, esto mientras Perry tocaba hype-woman a su lado.
Después de que Perry desapareció brevemente, Elliott interpretó Lose Control y Perry regresó para cerrar el show con la canción Firework, esto mientras se daba un espectáculo de luces y pirotecnia en el recinto.
Su presentación rompió récord de audiencia con 118.5 millones de televidentes, situación que estableció un récord Guinness. Incluso, el show tuvo un mayor alcance que el juego, mismo que tuvo 114.4 millones de aficionados en sintonía.