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Lamar Jackson, los Ravens, y el futuro contractual de la NFL

El quarterback de 26 años de edad podría marcar un parteaguas en el modo de estructurar contratos en la National Football League

Aparentemente, la odisea entre los Baltimore Ravens y Lamar Jackson está lejos del desenlace.

Este martes, los Ravens etiquetaron a Lamar Jackson como jugador franquicia no exclusivo, justo antes de cumplirse el plazo de la NFL para tales designaciones. La movida era ampliamente inesperada. Con ella, Baltimore compra tiempo para tratar de alcanzar un contrato a largo plazo con su quarterback estelar --después de 25 meses en el intento--, pero deja abierta la puerta para una recompensa en caso de que Jackson termine jugando con otra franquicia en la temporada que viene.

La perspectiva simplista no puede ser más obvia. "Si Jackson no ha querido firmar después de tanto tiempo, es porque no quiere jugar más con los Ravens y el equipo debería traspasarlo", podrían suponer algunos.

Considerar de ese modo una de las negociaciones más importantes en la historia moderna de la NFL sería un error monumental. En cambio, hay que entender a profundidad los motivos por los cuáles ninguna de las partes ha querido ceder, y por qué es tan crucial para el futuro de la liga lo que suceda entre Baltimore y Jackson.

Antes que nada, comencemos con lo que se sabe con certeza.

Lamar Jackson es un quarterback de élite en una liga que --nos repiten hasta el cansancio-- depende antes que de otra cosa, de los quarterbacks. Está en su mejor nivel, tiene apenas 26 años de edad, y es uno de dos jugadores en la historia de la liga que ha sido designado Jugador Más Valioso de una temporada regular de manera unánime, junto a otro pasador del que quizás hayan escuchado hablar antes... Tom Brady.

Jackson tiene una marca de por vida de 45-16 en temporada regular, y ya una vez lideró a la liga en pases de anotación y Total QBR. Eso, sin mencionar que dos veces ha liderado a la liga en yardas por acarreo, y tiene dos temporadas de al menos 1,000 yardas por tierra. En cinco temporadas de NFL, ha liderado a Baltimore a playoffs tres veces, y en ningún año ha terminado con registro que no sea ganador.

Los Ravens vislumbran a Jackson como su quarterback para el largo plazo, y lo han dejado saber en múltiples ocasiones públicamente, Durante su reciente búsqueda por un nuevo coordinador ofensivo, las proyecciones del ataque giraron en torno a Jackson como líder de la unidad.

Jackson, por su parte, también ha hablado públicamente de cuánto ama a los Ravens, aunque en fechas recientes, esas muestras efusivas de cariño a la organización han disminuido drásticamente.

Entonces, ¿por qué no ha habido acuerdo? Bueno, los Ravens lo han intentado desde hace tiempo, pero Jackson no ha aceptado porque busca, según reportó ESPN desde el año pasado, está en busca de un contrato a largo plazo totalmente garantizado similar al que recibió Deshaun Watson de los Cleveland Browns.

La siguiente pregunta lógica sería: si tanto quieren los Ravens a Jackson como su quarterback, ¿por qué no darle un contrato similar al del Watson? Bueno, no es tan sencillo, y va más allá de la franquicia de Baltimore.

La espina de contrato multianual totalmente garantizado

A diferencia de lo que sucede en otras ligas deportivas, los contratos de la NFL no están, en su apabullante mayoría, totalmente garantizados.

Este mismo martes, Adam Schefter de ESPN reportó la intención de los Miami Dolphins de cortar al esquinero Byron Jones tres años después de firmar acordar un contrato por cinco temporadas y la entonces cantidad récord para la posición de 82.5 millones de dólares con el back defensivo.

Después de 30 partidos jugados con los Dolphins a lo largo de dos temporadas, porque se perdió la totalidad de la campaña pasada lesionado, Miami corta lazos con Jones. El club absorbe un impacto contra su tope salarial --serán 10 millones de dólares contra el tope salarial del 2024-- pero se lava las manos de una contratación que no resultó, mientras que Jones, quien hace poco publicó vía Twitter que no puede "correr ni saltar" a causa de las lesiones que ha sufrido a lo largo de su carrera, se queda sin equipo.

Aquí es donde el resto de los jugadores de la NFL debe poner toda su atención, y respaldo, a Jackson. Particularmente, los jóvenes pasadores titulares de los Cincinnati Bengals (Joe Burrow), Los Angeles Chargers (Justin Herbert) y Philadelphia Eagles (Jalen Hurts), para empezar.

Seguro, el contrato que otorgaron los Browns a Watson no es la norma, pero hubo ciertas circunstancias que condujeron a Cleveland hasta ese pacto. Para empezar, el equipo venía de su primera aparición en playoffs en casi dos décadas bajo el mando del entonces head coach novato Kevin Stefanski, respaldados por un ataque terrestre poderoso, una línea ofensiva sólida, y una defensiva respetable.

A pesar de haber invertido recientemente el primer turno global del Draft 2018 en el quarterback Baker Mayfield, quien condujo a Cleveland a su primer triunfo de postemporada desde la campaña del '89, los Browns se convencieron a sí mismos de que estaban a un quarterback de trascender realmente en la AFC.

Al mismo tiempo, Watson había firmado su salida de los Houston Texans, con quienes apenas había firmado una extensión de contrato por cuatro años y 156 millones de dólares año y medio antes. El quarterback tuvo desacuerdos con la directiva de Houston, y luego enfrentó más de dos docenas de demandas por agresión sexual --según lo define la NFL-- contra terapeutas masajistas, quedándose la campaña completa del 2021 sin jugar.

Los Texans ofrecieron a su quarterback franquicia en canje, y varios equipos levantaron la mano. Un día después de que trascendiera que Watson había descartado a Cleveland de entre sus opciones, los Browns elevaron la oferta hasta incluir tres selecciones de primera ronda, una de tercera ronda, y dos de cuarta, por el pasador, a quien firmaron por 230 millones de dólares totalmente garantizados, a pesar de que todavía venía una suspensión para él, por violar la política de conducta personal de la liga.

Lo que hace la desesperación.

Antes de Watson, el antecedente más inmediato de un contrato completamente garantizado llegó también para quarterback que también había sido etiquetado como jugador franquicia. Kirk Cousins jugó dos años bajo la designación para Washington antes de emigrar a la agencia libre y encontrarse con un convenio, cortesía de los Minnesota Vikings, de tres temporadas y 84 millones de dólares. En ese momento, Cousins --un pasador todavía mucho más abajo de Jackson que Watson, en términos de talento y habilidad-- se convertía así en el jugador mejor pagado en la historia de la NFL.

Como sucedió con los Browns, los Vikings también dieron ese paso adicional para asegurarse al pasador que codiciaban, convencidos de que estaban a un quarterback de ganarlo todo, semanas después de quedarse en la antesala del Super Bowl con Case Keenum al timón. Además, los San Francisco 49ers habían, también, puesto la mira en Cousins, se reportó en aquel momento.

Lo que pide Jackson no es algo sin precedentes en la NFL, entonces. Pero, y esta es la postura de los Ravens, no es la norma. Lo que menos quieren los Ravens, y los otros 31 equipos de la NFL, es que se convierta en la norma. Garantizar totalmente los contratos multianuales de los jugadores trastocaría de fondo el modo en que se acuerdan los contratos en la NFL, y los propietarios no están listos para ello. El modo en que se estiran y doblan las reglas concernientes al tope salarial cambiaría drásticamente. Los casos como el de Jones --que sí son la norma en la NFL-- serían ahora excepcionales.

Una negociación que trasciende Baltimore

Los Ravens están en una posición extremadamente complicada. Como se estableció arriba, están convencidos de que Jackson es su futuro, y lo quieren retener. Pero, no a toda costa. No a costa de arriesgar el equilibrio que han encontrado las directivas para pagar por sus plantillas y, en particular, por los inflados precios de los quarterbacks. Porque, nos siguen repitiendo hasta el cansancio, estamos ante una liga de quarterbacks.

Se reportó ampliamente en su momento que el resto de los dueños de la NFL estaban molestos con Jimmy y Dee Haslam, propietarios de los Browns, por el contrato que le otorgaron a Watson. El propietario de los Ravens, Steve Bisciotti, ciertamente no quiere saber lo que se siente estar en esos zapatos.

Oportunidades desperdiciadas, para los jugadores

Jackson se halla en una posición única para negociar con los Ravens. El hecho de que no utiliza los servicios de un agente solo le pone un sabor especial al asunto, pero no hay que perder de vista que estamos ante un quarterback de élite, de 26 años de edad, con una gran posición en la mesa de negociaciones. Jugadores como él no caen de los árboles, ni en el draft y mucho menos en la agencia libre.

Sin embargo, Jackson no es el único pasador que ha estado en esta posición, en años recientes. Patrick Mahomes firmó un contrato récord por 10 años y 450 millones de dólares en julio del 2020. En él, había unos 142 millones de dólares garantizados. Si había un quarterback con una posición inmejorable en la mesa de negociaciones para exigir un contrato completamente garantizado --que, claramente, no iba a ser por 10 años-- es Mahomes. En cambio, prefirió aceptar un contrato muy flexible en cuanto a los números que, de hecho, pronto será reestructurado para liberar espacio bajo el tope salarial en Kansas City, probablemente sumando años rescindibles al final del acuerdo.

Más al norte, Josh Allen también pudo haber hecho lo propio con los Buffalo Bills, en lugar de aceptar el convenio por seis años y 258 millones de dólares en el 2021 que incluye, 150 millones de dólares garantizados.

Más recientemente, los Denver Broncos pagaron dos selecciones de primera ronda, dos selecciones de segunda ronda, una selección de quinta ronda, y dos jugadores, incluyendo a un recluta de primera vuelta, por Russell Wilson, antes de otorgarle un convenio por cinco años y 242.5 millones de dólares, de los cuales 161 millones están garantizados.

Y, en el desierto, los Arizona Cardinals recompensaron a su primer recluta global del Draft 2019, Kyler Murray, con un convenio por cinco años y 230.5 millones de dólares que incluye 189.5 millones garantizados.

Si Jackson quisiera un contrato a lo largo de esas líneas, ya lo tendría. Para Jackson, lo más importante es el dinero garantizado. Francamente, tendría que serlo para todos los jugadores, aunque no todos ostentan una posición de poder sobre la mesa de negociaciones, como él, un quarterback JMV de 26 años de edad.

La noción romántica de que el jugador debe aceptar condiciones por debajo del mercado para acomodar al equipo suena bien en la teoría, pero no en la práctica. No existe motivo alguno para que Jackson no maximice su potencial financiero cuando está en el mejor momento de su carrera para ello. El mejor ejemplo es Derek Carr.

Apenas en junio del 2021, Carr proclamaba valientemente que prefería retirarse antes de jugar para un equipo que no fueran Las Vegas Raiders. hace apenas cuestión de horas, Carr firmó por cuatro temporadas y hasta 150 millones de dólares, con 100 millones de dólares garantizados, con los New Orleans Saints, semanas después de haber sido cortado por los Raiders como parte de un divorcio que lo vio alejado del equipo durante las jornadas finales de la campaña regular.

El "para siempre" en la NFL rara vez existe, y no está mal que los jugadores se concienticen de eso.

Un potencial parteaguas

Burrow y Hurts han liderado a sus respectivos equipos al Super Bowl, y ambos tienen una invitación al Pro Bowl en su respectivo currículo. Burrow es de la misma edad que Jackson, y Hurts dos años menor. Herbert todavía no alcanza los niveles de éxito en la liga de los otros tres, pero la expectativa generalizada es que llegará allí. Como Hurts, tiene 24 años de edad.

Burrow, Herbert y Hurts son los siguientes quarterbacks jóvenes formados en la fila de los grandes contratos récord de la NFL. Ninguno de los tres debe tener prisa por firmar la línea punteada, sin antes saber qué sucederá con Jackson.

Por el contrario, Bengals, Chargers e Eagles querrían aprovechar, ya, el momento para cerrar cualquier convenio. El mercado para quarterbacks no va a desinflarse pronto, y hay mejores probabilidades de acordar algo similar a lo de Allen y Murray ahora, que jugársela a esperar, y cruzar los dedos para que Jackson no consiga un contrato multianual totalmente garantizado --ya sea en Baltimore o en otra ciudad--, donde tengan que enfrentar una negociación similar a la que tiene ahora trabados a los Ravens.

Los dados están cargados

Si bien, ya hemos mencionados por qué Jackson está en una posición de poder --relativa al resto de los jugadores-- en la mesa de negociaciones, no hay que perder de vista el poder colectivo que tienen los propietarios de la NFL. Colectivamente, son un rival formidable.

Todos los dueños comprenden las implicaciones que tiene la negociación de Jackson con los Ravens y, a primera vista, parecen estar cerrando filas. No es coincidencia que tantos equipos hayan filtrado de una manera tan pública este mismo día, que no perseguirían los servicios de Jackson.

Entre las organizaciones en cuestión están, según fuentes, los Washington Commanders, Atlanta Falcons, Carolina Panthers, Dolphins y Raiders, de acuerdo a Field Yates de ESPN. Curiosamente, todos equipos muy necesitados en la posición de quarterback. Y, curiosamente, incluyendo a unos Falcons y Panthers que, hace un año, estaban entre los finalistas para llevarse a Watson.

La pregunta aquí, es obvia: ¿por qué Watson comandaría mayor interés en el mercado abierto a sus 26 --con más de dos docenas de demandas civiles y una investigación criminal encima-- hace un año, que un pasador de los mismos 26, sin problemas legales y con una mayor productividad ofensiva, y con un premio de Jugador Más Valioso?

Es sencillo. Los demás dueños de la liga no esperaban que los Haslam dieran el contrato que dieron a Watson, y hoy todos están conscientes de las consecuencias que puede desencadenar.

Otros que también están conscientes de las potenciales consecuencias son jugadores y ex jugadores alrededor de la liga, que ya huelen algo muy extraño en los reportes filtrados de falta de interés por Jackson.

Si Jackson consigue el contrato que busca --algo de lo cual no hay ninguna garantía--, puede pavimentar el camino para que Burrow, Herbert y Hurts sigan su ejemplo, creando una nueva era contractual en la NFL. Y, para los que vienen detrás. Por eso, la negociación entre Jackson y los Ravens trasciende la franquicia de Baltimore, y por eso, todos los demás clubes de la NFL están tan pendientes de ello, incluso los que están muy necesitados de quarterbacks.

Más que codicia, se trata de una cuestión de cambio a la estructura fundamental de los contratos de la liga, y como todo sistema, éste también se rehúsa a la revolución.