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NFL: cuando las lesiones abren la puerta a la siguiente estrella

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Cowboys y Saints, apuestas del Gurú para la Semana 5 (9:32)

Un par de juegos interesantes para esta semana, explica Sebastián Martínez-Christensen. (9:32)

Muchas veces la baja de un jugador representa la oportunidad de brillar para jugadores que están esperando en la banca


La NFL está pasando por una temporada que ha estado marcada por las lesiones de jugadores de alto perfil.

Tyreek Hill, el receptor más explosivo de la liga, quedó fuera por el resto del año tras dislocarse la rodilla en la victoria de los Miami Dolphins sobre los New York Jets, apenas un día antes los New York Giants habían perdido por todo el año a Malik Nabers, su receptor estelar.

Y a estas alturas la lista parece interminable: Joe Burrow, Nick Bosa, Khalil Mack, James Conner, George Kittle, Mike Evans, Austin Ekeler, Najee Harris… hasta quarterbacks jóvenes como Brock Purdy, Jayden Daniels y JJ McCarthy.

En los Baltimore Ravens el panorama roza lo dramático: Lamar Jackson arrastra molestias musculares, y junto a él cayeron Roquan Smith, Marlon Humphrey, Ronnie Stanley, Patrick Ricard y la baja sensible de Nnamdi Madubuike.

En casi cualquier otro deporte una oleada de lesiones representaría el final de las aspiraciones para un equipo. En la NFL, sin embargo, existe un mantra que se ha convertido en código de supervivencia: "Next Man Up", el siguiente hombre debe estar listo. No hay tiempo para lamentarse, ni margen para el miedo. Y la historia ha demostrado que muchas veces, en medio del caos, nacen las leyendas.

Kurt Warner pasó de embolsar víveres en un supermercado a liderar a los Rams al título del Super Bowl. Earl Morrall rescató a los Dolphins en 1972 y los llevó a la única temporada perfecta de la historia. Jim Plunkett revivió su carrera viniendo desde la banca para darle dos anillos a los Raiders. Y Tom Brady, quizá el ejemplo más puro de la frase, tomó el lugar de Drew Bledsoe en 2001 con los New England Patriots en el inicio de una dinastía que ganó múltiples anillos de Super Bowl.

El "Next Man Up" se ha convertido en una guía de supervivencia en la NFL.

En Miami, la ausencia de Hill obliga a Tua Tagovailoa a reconfigurar su ofensiva. Jaylen Waddle pasa a ser el WR1 indiscutible, acompañado por Dee Eskridge, Malik y Tahj Washington, Nick Westbrook-Ikhine y Cedrick Wilson Jr. Incluso Darren Waller, más conocido como ala cerrada, ha emergido como un objetivo confiable tras su explosión ante los Jets. La ofensiva de Mike McDaniel seguirá siendo una máquina de velocidad, aunque sin su engranaje más explosivo.

En el otro extremo, los Giants perdieron a su joya, pero tienen piezas que podrían tomar la estafeta: Beaux Collins, Jalin Hyatt, Wan'Dale Robinson y el veterano Darius Slayton. No es Hill, pero la NFL nos ha enseñado que las estrellas muchas veces nacen cuando menos se espera, así que la ausencia de Nabers podría inspirar a la siguiente gran estrella en el MetLife Stadium.

El drama más complejo está en Baltimore. Con Lamar Jackson fuera, el entrenador en jefe John Harbaugh tiene que voltear a un hombre que ya sabe sostener el timón como Cooper Rush.

En los Dallas Cowboys demostró que la etiqueta de suplente no lo define y en el 2022 y 2023 mantuvo al equipo competitivo tras las lesiones de Dak Prescott.

Su temple y discreción lo hacen el prototipo del "Next Man Up", el jugador que no buscando reflectores, pero que responde y los recibe cuando le dan una oportunidad.

En los San Francisco 49ers, mientras Brock Purdy lidia con una lesión en el pie, Mac Jones encarnó la esencia del mantra. Con una rodilla izquierda visiblemente lastimada, lanzó para 342 yardas y dos touchdowns en la victoria del jueves sobre Los Angeles Rams en tiempo extra. Incluso con calambres en el antebrazo, se mantuvo en el campo. "Si puedo protegerme, entonces es mi trabajo estar ahí afuera", dijo tras el partido.

Una frase sencilla, pero que explica por qué los 49ers siguen soñando con el Super Bowl.

Marcus Mariota ha mantenido a flote a los Washington Commanders mientras Jayden Daniels se recupera. Carson Wentz hizo lo propio con los Minnesota Vikings sin JJ McCarthy. Ambos brillaron en su debut, aunque la realidad de la liga los alcanzó en su segundo juego. La línea entre héroe y reemplazo es delgada en la NFL, todo se mide en semanas, en jugadas, en oportunidades.

La historia del fútbol americano está llena de esos capítulos: Warner, Morrall, Plunkett, Frank Reich, Doug Flutie y, por supuesto, Brady. Ninguno estaba en los planes. Todos transformaron una lesión ajena en una página imborrable.

La pregunta no es si alguien tomará el relevo, sino quién lo hará.

¿Podrá Malik Washington en Miami convertirse en la revelación del año?

¿Será Beaux Collins en New York el receptor que nadie vio venir?

¿Veremos a Cooper Rush repetir su papel de salvavidas esta vez vestido de Raven?

¿O será Mac Jones quien mantenga con vida a los 49ers mientras Purdy sana?

En la NFL, el siguiente hombre nunca está tan lejos, en ocasiones está en la banca, esperando una llamada.

Porque en la NFL, el siguiente hombre no solo está listo, a veces está destinado a convertirse en estrella.