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Repetición Instantánea: La lección de la Semana 5: Balance es y será el nombre del juego

Twitter: @IvisAburto

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En el beisbol se dice que hay que atacar a un buen pitcher antes de que se sienta cómodo en la loma, en el box, que hay que ir tras el rival y en cuanto comience a trastabillar, no dejar de golpearlo para hacer que el nocaut sea sólo cuestión de tiempo.

En el futbol americano la cosa no es muy distinta. Los hits o jonrones en el beisbol o los ganchos o uppers de derecha o izquierda son lo que el ataque terrestre es para el futbol americano y la Semana 5, particularmente las victorias de los Oakland Raiders y Indianapolis Colts, nos recordó lo importante y vital que es correr y hacerlo bien, aunque el juego aéreo predomine en la actual NFL.

¿Qué tan importante es correr y hacerlo bien? Nueve equipos tuvieron a un corredor con al menos 100 yardas por tierra y ocho ganaron sus encuentros.

En el juego aéreo, nueve quarterbacks lanzaron para 300 o más yardas y cinco perdieron.

Con una sólida defensiva o una de las peores enfrente, la fórmula es prácticamente la misma: atacar a la línea defensiva rival hasta doblegarla, como lo hicieron los Raiders al poner de rodillas a la defensiva de los Chicago Bears o como lo lograron los Colts ante los Kansas City Chiefs.

No se trata sólo de correr y ya. La idea, y lo que ha funcionado desde prácticamente hace cinco décadas, es darle equilibrio a la ofensiva y la pieza que le da estabilidad a un ataque es el juego terrestre.

Balance es el nombre del juego: los Raiders corrieron 39 veces y lanzaron 32 pases; los Carolina Panthers corrieron en 27 ocasiones y lanzaron en 31; los Minneota Vikings corrieron 34 veces y pasaron en 27; los Green Bay Packers sumaron 29 carreras y 34 envíos.

El ataque terrestre, ese que suele marcar el ritmo de un juego y mantener a la ofensiva rival en la banca, suele ser tan eficiente, que inclina la balanza porque, simplemente no es necesario jugar por aire. En su triunfo sobre Los Angeles Rams por un punto, los Seattle Seahawks corrieron 43 ocasiones y lanzaron sólo en 23; los Colts sumaron 45 carreras y 29 pases, cifras similares a las que montaron los San Francisco 49ers el lunes por la noche, al correr 40 veces y lanzar en 29.

Dicen que “Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe”. Atacar por tierra requiere de la armonía de varios factores: una línea ofensiva que abra huecos, que empuje hacia adelante a la frontal defensiva, un corredor con visión para explotar esos huecos, pero, sobre todo, paciencia, para mermar a la defensiva rival y doblarla y correrle a placer.

Así lo hicieron los Raiders, los Colts, los Packers, los Panthers con un Christian McCaffrey, quien en el duelo ante los Jacksonville Jaguars encontró avenidas por las cuales transitar gracias a sus linieros.

Los 49ers no están invictos por casualidad. Correr y de esa forma mantener alejada la presión de Jimmy Garoppolo ha dado resultados en San Francisco, al grado de que los 49ers suman 800 yardas por tierra en sus cuatro partidos, su total más alto desde que corrieron para 826 en los primeros cuatro duelos de la temporada 1959, de acuerdo a ESPN Stats & Information.

El otro lado de la moneda En la actual NFL, desde hace varios años, sin importar la situación, aunque en varias ocasiones se esté sólo a una yarda de anotar (les hablan Seahawks), lanzar el balón es la norma.

Varios equipos inclinan la balanza al juego aéreo y parecen olvidar que existe algo llamado ataque terrestre, como los Chiefs. Patrick Mahomes lanzó para 321 yardas y lanzó en 39 ocasiones. Kansas City sólo corrió en 14 ocasiones y estuvo abajo en el marcador sólo por tres puntos hasta el último periodo. Atacar por tierra era una opción y prácticamente nunca la tomaron.

Los Rams perdieron sólo por un punto y pese a ello, sólo corrieron 18 veces y Jared Goff lanzó el ovoide en 49 ocasiones.

En otras ocasiones, las circunstancias obligan a lanzar, como le sucedió a Dak Prescott. Abajo 24-0 en el tercer cuarto, a los Dallas Cowboys no les quedó de otra más que lanzar para comenzar su regreso. Prescott lanzó 44 pases y Dallas corrió sólo 21 veces.

Los quarterbacks que lanzaron para 300 o más yardas y ganaron sus encuentros dirigieron ataques balanceados. Ninguno tuvo más de siete jugadas de diferencia entre carreras y pases.

No se trata de inventar el hilo negro, pero las evidencias son claras: el juego terrestre está subestimado en la actualidad, pero los buenos corredores no sobran.

Y si no se cuenta con un buen corredor, ¿por qué renunciar rápidamente al intento de dominar la línea de scrimmage?

En un deporte en el que la motivación juega un papel importante, la lucha de voluntades suele determinar al ganador de muchas batallas en la NFL y esa lucha se origina en la trinchera.