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Los Raiders en Las Vegas: la aceptación definitiva de las apuestas en el deporte profesional

La relación apuestas-deporte ha dejado de ser mal vista, y ha sido presentada oficialmente en sociedad

La llegada de los Raiders a Las Vegas va más allá de ser una más de las mudanzas de un equipo de la NFL de una ciudad a otra. Significa la aprobación y asentimiento explícito y definitivo de las apuestas en el deporte profesional de los Estados Unidos.

Durante muchos años, existió esta doble moral en el deporte estadounidense sobre avalar abiertamente las apuestas que involucran a equipos de sus ligas. Los fantasmas de juegos arreglados y rasurado de puntos les incomodaba, pero más allá de eso, lo que más les importaba es que en una industria tan redituable como los Sportsbooks, ellos no recibieran una tajada del pastel, siendo que utilizan como materia prima sus juegos.

Las ligas adoptaron una postura mucho más amigable a las apuestas cuando en el 2018 la Suprema Corte desechó el Acta Protectora del Deporte Profesional y Amateur. Actualmente 22 estados de la Unión Americana permiten legalmente las apuestas deportivas. La NFL permitió la publicidad de casinos en enero de 2019, y a los equipos asociar sus marcas con Sportsbooks (los Raiders se asociaon con MGM), además lee que ya se vende estadísticas a la industria de los casinos para el uso de los apostadores.

Distintos reportes señalan que el 20 por ciento de los fans de la NFL son apostadores activos y los números crecen cada temporada. La relación apuestas-deporte ha dejado de ser mal vista, y ha sido presentada oficialmente en sociedad. Se legalizó su matrimonio y la relación solo apunta a hacerse cada vez más estrecha.

Por supuesto que los Raiders no son el primer equipo profesional en esa ciudad, pero ningún equipo de hockey, soccer o basketball femenil se puede comparar a lo que representan los plata y negro. La NFL es la liga en la que más dinero se apuesta.

El estadio de los Raiders es todo lo que significa Las Vegas: lujos, opulencia, suntuosidad, magnificencia, excesos. Y lo que ha pasado en Las Vegas, ya no se quedará en Las Vegas.