En años recientes, se ha vuelto cada vez más complicado para Dallas acordar extensiones para sus jugadores estelares
FRISCO -- Los deseos de los Dallas Cowboys no son ningún secreto para nadie. Desean firmar a Dak Prescott, CeeDee Lamb y Micah Parsons a extensiones contractuales.
Era algo que solían hacer rutinariamente con jugadores que deseaban mantener fuera del mercado de agencia libre. Todavía tan reciente como el 2019, firmaron a DeMarcus Lawrence, Jaylon Smith, La'el Collins y, eventualmente, a Ezekiel Elliott a extensiones de contrato. Previo a eso, estelares como DeMarcus Ware, Jason Witten, Tony Romo y Terence Newman rara vez se aproximaban al mercado abierto, firmando acuerdos la mayor parte del tiempo antes de que concluyeran sus contratos vigentes.
Últimamente, ha sido más complicado.
Firmaron al esquinero de Pro Bowl, Trevon Diggs, a una extensión de contrato por cinco años y 97 millones de dólares en el verano pasado, y tenían intenciones de lograr algo con Lamb, igualmente, pero nada se consiguió.
De hecho, parece que no hay nada inminente con cualquiera de los tres jugadores con los que esperan acordar pronto. En términos de importancia, Prescott parecería lo más urgente, porque no pueden emplear la etiqueta de jugador franquicia sobre él en el 2025. Los Cowboys sí pueden utilizar, en cambio, la designación de jugador franquicia sobre Lamb en el 2025. Tendrán a Parsons bajo la opción al quinto año en el 2025.
¿Por qué importa? Entre más esperen los Cowboys para esos convenios, más probable es que se incrementen los costos. Eso puede impactar su habilidad para retener a otros jugadores, o sumar piezas vía agencia libre, Y, las extensiones permiten continuidad en la plantilla sin la potencial distracción de un boicot. También, disipan cualquier resentimiento de los jugadores, que se preguntan cuánto los desea en verdad la franquicia. Finalmente, brinda a otros jugadores la esperanza de poder firmar contratos a largo plazo con la franquicia, del mismo modo.
En lugar de eso, esas pláticas parecen casi siempre llegar al punto sin retorno, causando drama innecesario.
En el 2019, Lawrence dijo que no era su empleo administrar el tope salarial de los Cowboys cuando se encontraba en discusiones con la organización, tras jugar la campaña del 2018 bajo la etiqueta de jugador franquicia. Eventualmente, firmaría un convenio por cinco años y 105 millones de dólares, con 65 millones garantizados.
Los Cowboys han usado desde hace tiempo a un pie como metáfora por el tope salarial. Solo hay un número limitado de rebanadas, y como resultado, entre más se lleva un jugador, menos hay para el resto, lo que dificulta mantener intacto a un buen plantel.
Los Cowboys no están equivocados con esta visión, pero su mensaje no convence.
A diferencia de los también linieros ofensivos de primera ronda Tyron Smith y Travis Frederick, quienes firmaron extensiones tan pronto como fueron elegibles al término de sus terceras campañas profesionales, Zack Martin debió esperar hasta su cuarto año para rubricar.
Elliott no deseaba esperar. Boicoteó el campamento de entrenamiento del 2019 antes de aceptar un convenio por seis años y 90 millones de dólares antes del arranque de temporada. Aunque pudo no haber existido gran diferencia entre lo que ofrecieron los Cowboys en esa primavera y lo que firmó Elliott una semana antes del arranque de la campaña, estaba dispuesto a poner a prueba al sistema.
La longitud del pacto importa casi tanto para los Cowboys como el dinero. Entre más largo es el convenio, mayor flexibilidad tienen con respecto al tope salarial. los jugadores desean acuerdos más cortos para, potencialmente, volver a cobrar en poco tiempo.
Prescott esperó dos años antes de aceptar su convenio por cuatro temporadas y 160 millones de dólares que incluyó 126 millones garantizados. Incluso, obtuvo ese contrato a pesar de un tobillo fracturado y dislocado que puso fin a su campaña del 2020 después de cinco encuentros. Y, parece estar dispuesto a esperar de nueva cuenta.
Lamb no parece tener mucha prisa, tampoco, Se le preguntó en múltiples ocasiones acerca de una extensión el año pasado, y nunca pareció desesperado. Cobrará 17.99 millones de dólares bajo la opción del quinto año de su contrato de novato para este 2024. Adam Schefter de ESPN reportó que no se espera la presencia de Lamb al arranque del programa voluntario de temporada baja de los Cowboys en The Star este lunes.
Después de liderar a la NFL en recepciones (135) e imponer marcas de equipo en atrapadas y yardas (1,749) la temporada pasada, Lamb puede argumentar que debe ser el receptor abierto mejor pagado de la NFL. En términos de salario promedio anual, esa distinción recae sobre Tyreek Hill de los Miami Dolphins con 30 millones de dólares anuales. Le sigue Davante Adams de Las Vegas Raiders en segundo lugar, con 28 millones de dólares anuales.
Quizás, Lamb y Justin Jefferson de los Minnesota Vikings están envueltos en un concurso de miradas fijas, con ninguno de los deseando dar el paso primero, por temor de poner la vara demasiado baja en su intención de convertirse en el receptor mejor pagado de la liga, aunque sea por un corto tiempo. Quizás, ambos esperan por la incertidumbre en la posición de quarterback en sus respectivas organizaciones.
Entonces, todo mundo espera.
Mientras tanto, los Philadelphia Eagles firmaron a su tackle izquierdo Jordan Mailata, guardia Landon Dickerson y pateador de lugar Jake Elliott a extensiones de contrato lucrativas en semanas recintes, antes de que comenzaran las temporadas finales de sus respectivos acuerdos.
Los Cowboys tienen su filosofía y no se desviarán demasiado de ella.
Pero, ¿a qué costo?
Eventualmente, el convenio de Lamb probablemente alcance los 30 millones de dólares anuales, del mismo modo en que el contrato actual de Prescott les costó 40 millones anuales.
¿Se trata de una falta de disposición del club de observar el mercado? ¿Se trata de ganar en la mesa de negociaciones? ¿Se trata de esperar a que un jugador finalmente lo vea a su manera, con la plusvalía de jugar en Dallas superando casi todo lo demás?
El siguiente receso de temporada, los Cowboys tendrán que alcanzar un pacto con Parsons, quien tiene argumentos para exigir ser el jugador defensivo mejor pagado en el juego, después de finalizar en el Top-3 de las votaciones por Jugador Defensivo del Año en cada una de sus tres campañas profesionales.
En el 2026, podrían estar lidiando con el mismo tema respecto al liniero ofensivo Tyler Smith, quien disfrutó una campaña de Pro Bowl en el 2023 como guardia, y que podría convertirse en el siguiente tackle izquierdo franquicia de los Cowboys si deciden cambiarlo de posición este año.
El vicepresidente ejecutivo de los Cowboys, Stephen Jones, ha manifestado que se trata de problemas buenos, porque Dallas ha reclutado tan bien.
Pero, siguen siendo problemas, en caso de no alcanzar esos acuerdos.