<
>

Los Houston Texans tienen que cambiar ya a Deshaun Watson

Los Houston Texans eligieron ya su nuevo entrenador en jefe, casi cuatro meses después de que despidieron a Bill O’Brien, en octubre pasado.

Ahora el problema para el equipo y el nuevo head coach, David Culley, será saber quién será su quarterback cuando comience la próxima temporada.

Deshaun Watson solicitó ya de manera formal su canje de equipo, menos de 24 horas después de que Culley fue nombrado entrenador y unas cuantas semanas después de que amagó con hacerlo porque, de acuerdo con diversas versiones, el club incumplió con su promesa de involucrarlo en el proceso de selección del gerente general.

El nuevo coach con seguridad sabía la responsabilidad que se echaba a hombros al aceptar el empleo. Es probable que aceptó sin tener mucho que perder, pero sí mucho que ganar, si la situación y reconstrucción del equipo puede arreglarse con o sin Watson.

A sus 65 años, Culley se convertirá en el de mayor edad en debutar como entrenador en jefe en la NFL, después de pasar las últimas 26 temporadas como asistente en la liga, incluidas las últimas dos encargado de los receptores y coordinador del juego por pase de los Baltimore Ravens.

Si Watson ya estaba sorprendido de que los Texans nombraron gerente general a Nick Caserio, la situación seguro fue aún más desconcertante cuando supo que el coordinador de una ofensiva que fue la cuarta peor de la NFL por pase, la de los Ravens, será su nuevo entrenador en jefe.

El éxito de Baltimore a la ofensiva las últimas dos temporadas fueron por carrera... Watson es un quarterback pasador, que puede correr pero sólo como una herramienta más en su juego, no como arma principal.

Vivió su mejor temporada estadística individual en el 2020, a pesar de que su equipo fue un fracaso con marca de 4-12, que terminó con el reinado de O’Brien, quien era entrenador y gerente general, y como resultado de una serie de muy malas decisiones de los años anteriores.

Watson pasó para 4,823 yardas, 33 touchdowns, 8.9 yardas promedio por envío y solo siete intercepciones en un equipo que nada más ganó cuatro partidos la temporada pasada y que canjeó a su mejor receptor, uno de los mejores de la liga, DeAndre Hopkins, para dejarlo sólo receptores de promedio para abajo.

“Lo siento“, le dijo su compañero J.J. Watt cuando salían del campo juntos después del último partido de la temporada. “Desperdiciamos uno de tus años. Quiero decir, debimos tener 11 triunfos“.

Los Texans necesitan jugadores de ambos lados del balón, después del desastre que les dejó O’Brien como gerente general.

La relación con Watson parece estar tan rota, que pide de manera oficial su cambio de equipo unas horas después de que fue nombrado el nuevo entrenador y sigue sin dirigir palabra con el gerente general o el dueño, Cal McNair.

Para Culley, tampoco será nada cómodo trabajar en un equipo, cuyo líder ha mostrado su molestia completa por el proceso de su contratación y que era conocido por todos que prefería al coordinador ofensivo de los Kansas City Chiefs, Eric Bieneimy, como entrenador.

Los Texans tienen aprovechar el gran momento de Watson, lanzar su “Ave María“ para canjearlo por múltiples selecciones colegiales de altas rondas y jugadores con experiencia NFL.

Tienen que hacerlo ya, porque todo indica que será otro receso de temporada virtual.

Los Texans tienen hasta el momento ocho opciones en el próximo Draft, pero ninguna en la primera o segunda ronda por las negociaciones de O’Brien para conseguir al tackle izquierdo Laremy Tunsil y al receptor Kenny Stills, quien ya ni siquiera está en el equipo.