En La Plata se viven días intensos. Se viene un nuevo clásico, pero hay mucho más que eso en juego este lunes en el Bosque. El boleto a la gran final del Torneo Clausura 2025 se pone en disputa, y para Gimnasia y Esgrima La Plata representa una chance histórica de romper con varios maleficios. En ese marco hay un personaje que no pasa para nada desapercibido: Nicolás Barros Schelotto.
Nacido en la ciudad de las diagonales hace 19 años, el hijo de Guillermo, y sobrino de Gustavo, mamó la pasión tripera desde muy chico, y aunque no pudo ver en vivo la época en la que su padre y tío eran figuras del Lobo, tiene muy en claro que está muy cerca de cumplir el sueño que ellos dos no lograron coronar.
Decisiones pasionales
El joven Barros Schelotto se formó en los Estados Unidos, lugar donde Guillermo supo ser jugador y entrenador. Allí hizo inferiores en Los Ángeles Galaxy y disputó 28 partidos en la filial llamada Ventura Country. Sus actuaciones lo llevaron a ser convocado a la Sub 17 del país, pero su cabeza estaba en volver a la Argentina y sumarse al equipo de sus amores. Apenas tuvo la oportunidad, no dudó, y empezó de abajo, con la Reserva.
Poco a poco fue sumando minutos, ganándose la confianza de Fernando Zaniratto, el entrenador, que realizó una gran campaña con chicos del equipo platense. Ante el alejamiento de Alejandro Orfila por los malos resultados, que lo dejaban al borde del descenso, el técnico de la cantera se hizo cargo de la Primera, y con él subieron varios juveniles, entre ellos, Barros Schelotto.
Confianza plena en su juego
Ya en con el plantel profesional, Zaniratto armó una revolución. Con una base de jugadores experimentados, y la confianza brindada a varios juveniles, armó un grupo que no paró de crecer en la adversidad y obtuvo enormes resultados, con victorias consecutivas ante River, Vélez, Platense, Unión (Octavos) y Barracas Central (Cuartos). En ese esquema, brilla Barros Schelotto, que conforma una dupla muy rendidora y complementaria con Augusto Max en el mediocampo.
Su familia no pudo
Los mellizos Barros Schelotto son historia pura en el Lobo. Con su talento, formaron parte de una época destacada del club, en la que pelear por todos los campeonatos era moneda corriente. Increíblemente, nunca pudieron coronar en un campeonato local a pesar de haber estado muy cerca, especialmente en dos ocasiones.
En el Clausura 1995 llegaban a la última fecha como líderes del torneo, y dependían de sí mismos para ser campeones. El rival era un Independiente irregular, pero a pesar de la localía y todo el público a favor, Gimnasia cayó 1 a 0, mientras en Rosario, San Lorenzo le ganaba a Central y daba la vuelta olímpica.
Un año más tarde, Otra vez la fecha final, traía un desenlace para el infarto. Vélez era el líder, pero no pasó del 0 a 0 ante el Rojo de Avellaneda, y eso le habría la puerta a los mellizos para dar la vuelta, quienes enfrentaban a Estudiantes en simultáneo. En la cancha del Pincha, fue 1 a 1 (Claudio París y Roberto Sosa), y el Fortín se coronó.
Sin embargo, no fueron todos sinsabores. Por la Copa Centenario 1993, Gimnasia realizó una gran campaña, eliminado al clásico en primera ronda, y dominando a River Plate en la final para ganarle 3 a 1 y levantar el trofeo. En ese encuentro, Guillermo fue determinante al liquidar la historia cerca del final.
La posibilidad de hacer historia
El próximo lunes, con el apellido Barros Schelotto nuevamente en cancha, Gimnasia recibirá a Estudiantes en el Bosque buscando una final que lo acerque al primer título de liga de su historia ¿Podrá romper el maleficio?
