BARCELONA -- La Champions League bajó el telón estrenando campeón. El Manchester City, en su 13ª participación y convirtiéndose en el 11º equipo que cerró el torneo invicto, alcanzó su primer trofeo tras una final más igualada de lo que se aventuraba, alejado durante muchos minutos del glamour futbolístico que se le supone (y conoce) y agarrado en los últimos instantes, también, a esa dosis de fortuna que a menudo marca las diferencias entre el ganador y el derrotado.
Tuvo suerte el City de que a la desaparición de un Haaland que pasó de puntillas por Estambul respondiera el infortunio de Lukaku, taponando primero un remate de Dimarco y regalando después a la rodilla de Ederson un cabezazo con sabor a gol que habría conducido la final a la prórroga. Respondió al partido con gallardía y solvencia el Inter, sacudiéndose la consideración de víctima propiciatoria y, lo reconoció el propio Pep Guardiola en la sala de prensa, convirtiéndose en un rival mayúsculo.
Le faltó al equipo italiano la suerte que le acompañó antes, durante el torneo, cuando en la fase de grupos apoyó su clasificación en un error grosero del árbitro esloveno Slavko Vincic durante su partido en el Meazza frente al Barcelona o de su supervivencia en Do Dragao, en la vuelta de los octavos de final contra el Porto.
La fortuna, o el infortunio, acaba a menudo equilibrándose al término de una competición en la que el Manchester City demostró sobradamente ser el mejor equipo del torneo, resolviendo sin oposición su clasificación en la fase de grupos y goleando en las eliminatorias sin despeinarse, y con excelencia, a Leipzig (7-0), Bayern (3-0) y Real Madrid (4-0).
HISTORIA
Convertido en el quinto club inglés que conquista la Champions, después de Liverpool, Manchester United, Nottingham Forest y Chelsea, el City redondeó la temporada perfecta con la conquista de un triplete que, siendo el segundo de Pep Guardiola (el único entrenador que lo ha logrado), sucede en Inglaterra al que consiguiera en 1999 el United de Alex Ferguson.
Aquellos Diablos Rojos que hoy miran con envidia los éxitos del conjunto Sky Blue fueron durante muchos años referencia en Europa, y el mundo, de la misma manera que este papel está reservado hoy al club que a lo largo de su historia fue el hermano pobre de la ciudad de Manchester... y que hoy ha logrado sumarse a Milán como única con dos equipos ganadores en la máxima competición continental.
Guardiola, 35 títulos en 14 temporadas dirigiendo al máximo nivel (solo por detrás de los 49 trofeos que celebró Ferguson... en 39 años), cerró el círculo en Estambul, convertido en el entrenador de referencia y entendiéndose que más temprano que tarde alcanzará,y hasta superará, las cuatro Champions que ganó Carlo Ancelotti dirigiendo al Milan primero y al Real Madrid después.
Alumno aventajado de Johan Cruyff, al entrenador catalán le queda por delante el último reto de conseguir con el City el sextete que logró con el Barça en 2009. La Supercopa de Europa frente al Sevilla, la Community Shield que le enfrentará al Arsenal, y el Mundial de clubs que se disputará en Arabia Saudita en diciembre representan esa cita definitiva en una carrera inigualable y que en Estambul acabó con diez temporadas de persecución tan insaciable como desafortunada.
Supo Guardiola hacerse a la idea de que la final no seguiría el argumento futbolístico deseado y consiguió cambiar el plan hasta ganar a través del sufrimiento. Y quedó marcado el nombre del Manchester City entre los campeones, el 23º de la historia de una competición... Cuya ronda preliminar dará inicio ya el 27 de junio.
Se acabó una. Y ya calienta motores la siguiente...