BARCELONA -- Arturo Vidal “es un jugador importantísimo para nosotros. Recupera, juega, contagia. Es vital para el vestuario”.
Las palabras de Lionel Messi, tras la remontada del FC Barcelona frente al Inter de Milán del miércoles en el Camp Nou, descubrieron la consideración que tiene la plantilla azulgrana con el mediocampista chileno, cuyo inicio de curso le ha apartado del plano, convirtiéndole en apenas un recurso al que se ha acostumbrado con calma y dispuesto, visto lo visto, a aprovechar con rabia incontenida cualquier oportunidad que le conceda Valverde.
Vidal fue vital para entender el cambio que se escenificó en el segundo tiempo del duelo frente al equipo italiano y demostró, como admitió en la sala de prensa Ernesto Valverde después del elogio de Messi, que en el dibujo táctico del equipo azulgrana hay lugar para su desorden y revolución mezclando con la brillantez y finura que personalizan jugadores del perfil de Arthur o De Jong.
Y dio un paso al frente después de un comienzo de curso oscurecido en el banquillo. Más aún que el de hace un año, cuando jugando bastante más que ahora provocó un incendio que llegó a hacer dudar de la conveniencia de su fichaje por el Barça. Hoy, estimado por sus compañeros, elogiado por buena parte de la afición y puesto, aún, en duda, por otra buena parte de la crítica, el chileno sigue viviendo una montaña rusa de sensaciones como azulgrana.
Este 3 de octubre se cumple un año del fenomenal triunfo del Barça en Wembley frente al Tottenham. La noche en que Arthur se catapultó (https://espndeportes.espn.com/video/clip/_/id/4834988) con un magnífico partido. Y tras el que Vidal explotó por un rol de suplente al que ni estaba acostumbrado ni parecía estar dispuesto a acostumbrarse. Ha pasado un año y el chileno es otro en el Camp Nou. Aunque, como entonces, su principio de temporada le mantiene en ese incómodo segundo plano en un, todavía más que entonces, difícil arrancar.
Arturo Vidal, que no fue citado por Valverde en el primer partido de la temporada en San Mamés al haberse incorporado más tarde a la pretemporada, apenas suma 110 minutos repartidos en 5 partidos de los 9 que ha disputado el Barça este curso. La eclosión de De Jong, la sobrepoblación de centrocampistas en la plantilla y la sacudida de un Valverde que ha convertido al otrora Rakitic en invisible (167 minutos repartidos en 4 partidos como suplente cuando a estas alturas el pasado curso sumaba 683 minutos con 9 apariciones, 7 de titular), ha arrastrado al chileno, que ha disminuido su presencia en el césped y debe acostumbrarse, de momento, a un papel residual. Al menos hasta este miércoles.
La temporada 2018-19 la terminó Vidal jugando 53 partidos, 29 de ellos como titular y confirmándose en una pieza fundamental, tanto para la conquista del título de Liga como para el desempeño en la Champions. Hasta la debacle de Anfield. Su salida de tono en octubre de 2018 fue atajada por el entrenador de puertas para adentro y el chileno, indiscutible en su carrera con Leverkusen, Juventus o Bayern, entendió el significado de jugar en el Barça. Hasta el punto que hoy su valoración en el vestuario es magnífica aunque sus apariciones sean escasas.
Si de los primeros nueve partidos del pasado curso Arturo solo fue titular en dos y apareció en otros seis desde el banquillo para sumar 176 minutos, esta temporada su situación, de entrada, es aún más delicada: solo ha participado en cinco partidos, siempre como suplente, y ha reducido su tiempo en el campo hasta los 110 minutos, apenas un 13,6% del total de los jugados por el equipo.
Pero el miércoles demostró que la sacudida de Valverde, más intervencionista que nunca y a quien no le tembló el pulso para volver a sentar a Busquets para cambiar el ritmo del partido o sacar del escenario al hasta entonces intocable Griezmann, puede tener en él a una pieza muy a tener en cuenta.
La temporada “es muy larga y habrá tiempo para todos” suele referir el entrenador cuando se le interroga por ausencias determinadas. En esa afirmación, aviso, se esconde el nombre de Arturo Vidal, quien ya conoce de primera mano el significado de ganarse el tiempo con todos los condicionantes en contra. Lo hizo el año pasado. Y frente al Inter demostró estar en disposición, con su desorden, su rabia e insistencia, de hacerlo otra vez.